El exilio sudamericano en el México revolucionario: claves de autoctonía e identidad política en 1927
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Categoría de nivel principal o raíz: Ediciones
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Creado: Sábado, 01 Septiembre 2012 06:00
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Publicado: Sábado, 01 Septiembre 2012 06:00
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Escrito por Ricardo Melgar Bao
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México fue políticamente significado como un país refugio por esa diaspora de perseguidos y desterrados latinoamericanos, norteamericanos y europeos gracias al influjo cultural de la Revolución mexicana. Otra cosa era la realidad. El gobierno mexicano de vez en vez, recurrió a la deportación de aquellos exiliados que consideraba perniciosos, en otros casos, se sirvió de ellos en función de su política exterior. El caso que nos ocupa situado en el agitado año de 1927, el quehacer periodístico de los sudamericanos que hemos estudiado, favorecía en cierto sentido la política exterior de Calles al poner su énfasis en la lucha contra la amenaza norteamericana sobre la soberanía de los pueblos del continente. Nuestros protagonistas expresaron sus ideas a través de diversos medios periodísticos mexicanos y latinoamericanos, pero también a través de La Batalla, su vocero, objeto de nuestro interés.
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Norberto González Crespo: voces sobre un arqueólogo
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Categoría de nivel principal o raíz: Ediciones
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Creado: Sábado, 01 Septiembre 2012 06:00
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Publicado: Sábado, 01 Septiembre 2012 06:00
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Escrito por Colectivo En el Volcán
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Una huella de coraje, decisión, entereza y humanismo
Hortensia de Vega Nova
Entre los años 1979 y 1980, cuando varias personas luchábamos porque en el INAH se creara el Departamento de Arqueología Subacuática y eras todavía Director del Centro Regional Yucatán, Campeche y Quintana Roo, recuerdo claramente que recibiste con gusto la noticia de que zarparíamos de las costas de Campeche en un dragaminas que nos había facilitado la Armada de México a realizar una expedición para excavar un pecio que se encontraba bajo las aguas del Golfo de México. No solo hiciste todo lo posible por ayudarnos, sino que tuviste el coraje de acompañarnos por más de un mes entre las tormentosas aguas que sufrimos durante nuestra estadía en aquel aislado arrecife. Esa temporada de trabajo me dio la oportunidad de conocer el amor fraternal y respetuoso que tu corazón acogía, la fuerza y la entereza de tu carácter, demostradas cada día en tu actitud frente a las inclemencias del tiempo y la constante alegría que despedías en todo momento y en todo lugar, no obstante que todo el barco estaba protegido con una espesa y pegajosa grasa que nos obligaba a mantener nuestro cuerpo constantemente cubierto de ropa. Sin lugar a dudas, en esa ocasión decidí que en el futuro me gustaría tener un Jefe como tú y quedé convencida cuando, al llegar de regreso a puerto, estaba parada, esperándote, tu esposa, Silvia y tus hijitos Norberto e Ian que en aquella época eran muy pequeños. Pude observar cómo los abrazabas y con ello el círculo se cerraba…¡también eras un buen padre!.
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