Número 70

54 Hemos de comentar que la curación y el conjuro también son compromisos directos y primordiales de los viejos, aunque también hay mujeres chérame, que curan y enferman, owirúame y sukurúame, respectivamente; sin embargo, sobre ello se ahondará en otro ensayo. A continuación, una selección de narrativas en acción positiva y disminuida reflejan algunas representaciones y características sobre el ser chérame o palochi, en generaciones de alumnas(os) de las Escuelas Primaria y Secundaria (véase la Tabla 5). A partir de lo anterior se hizo énfasis en que ser chérame es bueno y malo a la vez. Sobre lo malo se expresó que las(os) viejas(os) ya no pueden trabajar, y que cuando lo deben o quieren hacer tienen que trabajar más [porque les] cuesta más. Sin embargo, es bueno porque siguen con vida, aún están viviendo; pues porque vive uno, porque de niños nos cuidaron y porque ellos sí saben, dan consejos y pues sí les hacemos caso. Por último, si bien hay actitudes negativas hacia este grupo de edad, las experiencias como maltratos, gritos o golpes por parte de sus hijas(os) no son lo común, incluso es mal visto por la mayoría de las rancherías, aunque ya no es sancionado ni llevado a juicio comunal. Es relevante observar que en la generación de infantes-nietas(os) ninguno de las(os) entrevistadas(os) validó la violencia; más bien se enfatizó una valoración positiva y deseable la de socializar, aprender, cuidar y trabajar por y con ellas(os). Discusión e implicaciones En términos concretos, sobre la perspectiva del envejecimiento rarámuri se dilucida que en la transición del proceso de adultez, muki–rijoy al de envejecimiento, ser viejo(a), chérame ju, exisTabla 5. Representaciones del envejecimiento, algunos testimonios.

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