Número 69

93 cil salvar y conservar lo que desde ahora se dejó al garete y fuera de toda protección legal. Por ejemplo, se habla de declarar reservas naturales o parques a cargo del ejército, pero en ningún momento de declaratorias de zonas de monumentos arqueológicos, toda vez que el propio director del INAH señaló que los trabajos de salvamentos descubrieron más de 20 mil basamentos. No dice ni en dónde y si son distintos a los ya registrados por el INAH en más de ochenta años de trabajo y con ello las medidas conducentes para su protección y salvaguarda. En fin, hoy los funcionarios del INAH presumen las “piezas arqueológicas que irán a dar a los nuevos museos”, que por supuesto construirán con un exultante presupuesto que no se le otorga a la investigación antropológica e histórica de la zona arqueológica de donde las extrajeron. Esas extracciones muestran la riqueza de monumentos existentes, pero que irremediablemente perderán buena parte de su carga informativa, al quedar aislados del resto de monumentos existentes en la zona que a la larga será arrasada por las ondas expansivas que se desprenderán del recorrer del Tren en el tiempo y en el espacioso. Así, los monumentos y las zonas de monumentos quedarán fraccionadas, mutiladas, saqueadas, dejando constancia de un quehacer institucional totalmente desapegado de las Leyes dictadas por el Congreso de la Unión, de llevar a cabo INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA SOBRE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA RELACIONADA PRINCIPALMENTE CON LA POBLACIÓN DEL PAÍS Y CON LA CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL, ARQUEOLÓGICO E HISTÓRICO, ASI COMO EL PALEONTOLÓGICO; LA PROTECCIÓN, CONSERVACIÓN, RESTAURACIÓN Y RECUPERACIÓN DE ESE PATRIMONIO Y LA PROMOCIÓN Y DIFUSIÓN DE LAS MATERIAS Y ACTIVIDADES QUE SON DE LA COMPETENCIA DEL INSTITUTO. Como se puede ver, ni en el expreso mandato de su Ley Orgánica ni en la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos, Históricos y Paleontológicos y su Reglamento, existe el precepto para que el INAH lleve a cabo trabajos de “salvamento arqueológico”. Dicha terminología y las acciones que de ella se derivan han sido impuestas e impulsadas por los funcionarios del INAH, sobre todo en eso que llama Andrés Manuel López Obrador el “periodo neoliberal”, del cual justamente formaba parte Diego Prieto, consistente en sabotear y eludir la investigación antropológica integral sobre áreas que serán intervenidas masiva y extensivamente por obras públicas o privadas, en las cuales se dispone de evidencia fundada sobre la existencia de lo que ahora llamamos monumentos y zonas de monumentos arqueológicos y que deberían ser investigados con tiempo, paciencia y dedicación científica, con el fin de acercarnos a esos pasados enterrados en densas capas de tierra, selva o bosques, antes de que los engulla el proceso de modernización y progreso que se asegura beneficiará a los más pobres. Actos que justamente les reclamamos en la Denuncia de Hechos, pues no han llevado a cabo los trabajos conducentes para la protección y conservación de dichos monumentos y sus zonas de monumentos arqueológicos. ¡No a la entrega del sur sureste a los militares! ¡No a la militarización en la República Mexicana! Macondo “El drama del desencantado” “…el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.” Mini cuento. Texto completo. Gabriel García Márquez.

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