Número 69

45 de la vida, ya que guían, pero no determinan, el comportamiento individual y colectivo en circunstancias cambiantes. Por consiguiente, los mismos principios pueden conducir a expresiones formales distintas, de acuerdo a las exigencias de cada situación empírica.” El trabajo y el bien común Para las comunidades de tradición cultural mesoamericana el trabajo se realiza fundamentalmente para el bien común, es colectivo y abarca muchas actividades de la vida, sean rituales o sociales, siempre necesarias para mantener el grupo cultural, por ejemplo: como dar consejos, cortejar, curar a alguien, danzar, peregrinar, colaborar en fiestas, ofrendar, tocar música, velar. En la realización de este trabajo se recibe y da la energía o fuerza que en él se imprime. Catharine Good define este eje conceptual de la siguiente manera: Trabajo o tequitl: incluye todas las actividades necesarias para la producción material pero no las privilegia… hablar a otros, dar consejos, persuadir o convencer, compartir conocimientos, enseñar algo a otro; curar, hacer ofrendas, rezar; cantar, bailar… las relaciones sexuales, la reproducción biológica, la muerte, al tomar y comer en fiestas, participar en rituales… Para resumir brevemente Tequitl es un concepto amplio que los nahuas usan para referirse a todo uso de la energía humana, física, espiritual, intelectual, emocional, para realizar un propósito específico; va ligado con un concepto de energía vital, fuerza o chicahualiztli…”18 Esta manera de concebir el trabajo entraña asimismo un proceso socialmente experimentado y transmitido. Esta peculiaridad es importante pues en la organización y desarrollo de las fiestas, la transmisión del cómo hacerse, del saber, de la memoria histórica, es trascendente y casi siempre es una labor que llevan a cabo las personas mayores. También este tipo de concepción del trabajo porta otro elemento, la reciprocidad, es decir, aquello que se da será 18 Ibídem pág. 92 devuelto, un concepto circular del dar, es decir, se establecen “deudas” con la comunidad, en las fiestas, en las mayordomías, en los velorios, en las ofrendas y promesas. El dar es un don que circula entre sanos, entre muertos y entre vivos. La reciprocidad es una de las dimensiones de la organización social, entendida como la capacidad de amar y respetar. Es el segundo de los ejes del modelo mesoamericano propuesto por Good, rige las relaciones sociales, permite la reproducción cultural, teje y construye una extensa red social entre personas, comunidades, pueblos, santos y muertos. Existe una idea principal que consiste en ofrendar para recibir, pagar y pedir, es por tanto una relación de reciprocidad circular. La reciprocidad está indisolublemente unida al concepto de trabajo para el bien común, ya que, al llevarse a cabo entre amigos, parientes, vecinos, barrios, pueblos circundantes y regiones, edifica una armónica red de reciprocidades, que se generan y reproducen de manera cíclica y circular. Al respecto afirma Good: De acuerdo a sus construcciones culturales del trabajo y del amor y respeto, los nahuas consideran las relaciones sociales como la fuente original de toda riqueza. La prosperidad tanto individual como colectiva depende de mantener y acelerar el flujo de trabajo. Su circulación es un incesante proceso de intercambio que vincula a los participantes cada vez más estrechamente con el grupo social y define la comunidad. Por eso las fiestas y otras actividades ceremoniales en las cuales todos trabajan juntos son tan importantes para constituir la comunidad y la identidad colectiva. Además, el flujo de bienes y trabajo se extiende a generaciones futuras ya que las obligaciones y créditos recíprocos son hereditarios y transferibles. Así la reciprocidad adquiere una dimensión temporal y conduce a la reproducción del grupo en la historia.19 Otro de los elementos propuestos por Catharine Good es la noción de energía o fuerza 19 Good, Catharine, Ejes conceptuales Ibídem. Pág. 95

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=