Número 69

22 Cierre En la memoria se encuentra un deber, pero de igual forma, se encuentra un derecho: el derecho de reconocer episodios de dolor, más aún cuando se mantienen vivos; este reconocimiento idealmente debería estar acompañado de un sentido de responsabilidad, de hacerse cargo, de atenderlos y no dejarlos en el pasado, sin justicia, como si no hubiesen ocurrido (Jaramillo, 2016). Este no es el caso del periodo de violencia que ha vivido México en estas últimas décadas, pues más que acceder a estas condiciones de justicia, se han ido acumulando las profundas huellas de sufrimiento en las personas que han sido víctimas, lo mismo que los lugares y comunidades que han sido marcadas por dolorosos sucesos que rompen lazos y fracturan su tejido social. Incluso, son evidente constancia del abandono del Estado en sus diversos niveles, tanto en leyes e instancias de procuración de justicia, como en mecanismos de atención y cuidado de víctimas, toda una tarea pendiente que deja en entredicho las garantías de no repetición. Sin embargo, este abandono de alguna manera ha sido contrarrestado con las acciones e iniciativas de comunidades que han participado de diversas acciones para marcar, nombrar y recordar a sus víctimas en espacios de terror; con estos ejercicios no solo se busca tener presente el sufrimiento, sino tratarlo de reconstruir, de repensarlo para convertirlo en otra cosa, como esperanza, resistencia o exigencia de justicia. La campaña de Memoria que Resiste, en sus diversas etapas y geografías donde se organizó, si bien tenía una intención de conocimiento, también fue llevando a cabo una labor social de duelo compartido, de expresión política, de reivindicación, lo mismo que de ejercicios estéticos donde el arte social adquirió un papel fundamental de narración y exploración subjetiva. Como se puede constatar, en estas intervenciones surgieron algunos elementos recurrentes, como los rostros sonrientes, los colores fuertes y cálidos, las flores o las aves, o incluso las frases, que representan una indagación estética y simbólica que cuida la subjetividad de las Imagen 12. Renombramiento del predio “La ley del monte” por “La Ley de la Verdad”, agosto de 2017.

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