Número 69

21 minalizar a las personas ahí encontradas, afirmando que estaban involucradas con el crimen organizado y que el hecho había sido un ajuste de cuentas. Sin embargo, como fruto de la lucha de los padres y madres, dos años después el presidente municipal ofreció una disculpa pública reconociendo que eran jóvenes víctimas de un doloroso suceso. Para Teresa Hernández, madre del Cone, uno de los chicos encontrados en este predio que fue una tienda de abarrotes, este sitio es sagrado: es casi como una tumba, un lugar que sirve para recordar a su hijo ausente a pesar de saber que ahí fueron torturados, asesinados y desintegrados en ácido. En esta lucha por la justicia, los familiares de los jóvenes insistieron en la necesidad de que este predio fuese convertido en un espacio para la memoria y la no repetición, trabajando durante varios años para organizar lo que se llamó la III Jornada Memoria que Resiste, con la finalidad de rehabilitar, marcar e intervenir el predio para construir un lugar de recuerdo y conmemoración de estas víctimas, lo mismo que de otras de la región. En el año 2017 nuevamente nos dimos cita investigadores, familiares, asociaciones, colectivos y miembros de la comunidad de Lagos de Moreno para en conjunto, llevar a cabo una jornada con diferentes actividades que fueron desde una “Siembra por la Paz” donde se limpió el terreno y se sembraron pinos y rosales como símbolo de reconciliación con este espacio, un taller de bordado, el trazado de una ruta de la memoria, hasta la composición de la pieza memorial que respondió a elementos significativos que los padres, las madres y los hermanos decidieron trazar y proyectar (Díaz Tovar y Ovalle, 2018b). En esta jornada de reflexión hubo un intercambio y pensamiento conjunto, del cual se desprendieron una serie de acciones encaminadas a poner en acción la memoria, culminando con el renombramiento de ese predio llamado anteriormente “Ley del Monte”, para colocarle el apelativo que marca el nuevo significado y ruta de reivindicación: “La Ley de la Verdad”. Con este tipo de intervenciones colaborativas que culminan en prácticas de apropiación del espacio público, bordando y señalando lugares que fueron marcados por el dolor, se pueden reconstruir los lazos sociales que la violencia ha resquebrajado, al tiempo que se combate la indolencia y la indiferencia social. A ese espacio que antes fue de muerte, terror y desaparición, ahora los familiares junto con otras organizaciones lo han marcado como uno de vida, donde celebraciones, festejos, cumpleaños han generado una serie de prácticas sociales de carácter reivindicativo que convierten este lugar como uno de memoria y de resistencia. Ahora se ha transformado en un lugar donde pueden conmemorar y reivindicar la identidad de sus hijos, esa identidad que intentaron borrar, desaparecer, criminalizar, negar y olvidar. La última actividad de esta campaña fue en 2019, cuando se llevó a cabo la Jornada Memorias que Resisten, encuentro de reflexión y de conmemoración, donde nuevamente se encontraron dos luchas históricas: la del movimiento estudiantil del 68 y la de los desaparecidos de la “guerra contra el narco”. Ana Ignacia Rodríguez “La Nacha”, Romeo Cartagena y Dolifet Antúnez, pertenecientes al Comité 68, a través de su testimonio y de su danza, dieron cuenta de uno de los recursos históricos más importantes de lucha por los derechos y la justicia, a saber, el de ganar la calle. En este encuentro para la reflexión, convocado desde la red CALAS México, se buscaba conectar demandas, esos planteamientos políticos y exigencias sociales que han estado en el pasado, pero que a través de sus métodos y herramientas de lucha se hacen presentes, para mostrar su experiencia lo mismo que su vigencia. Resultó en una significativa reflexión sobre las formas de hacerse presentes y visibles en un entorno cotidiano que ha normalizado la violencia, de una sociedad que es indolente y sobre todo, de un Estado que no garantiza justicia; precisamente ahí es donde las prácticas de memoria que señalan y resisten a esos ejercicios que construyen silencio, sirven como herramientas útiles para la participación y el cambio colectivo.

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