Número 51

63 pugnar por la igualdad entre sí, en los hechos, al crear mecanismos que fomenten y faciliten esa igualdad, por ejemplo, creando instancias de di- rección no jerárquicas, con la obligación de ren- dir cuentas y revocables. Hacer efectiva la supe- ditación de la mayoría a la minoría, procurando que las instancias superiores de dirección sean colectivas: Asamblea general, Congreso, etc. Este mismo principio estará orientando nues- tras alianzas y en la creación de frentes sindi- cales. Debemos también privilegiar el trabajo de base, las alianzas y frentes deben construirse desde la base y no desde las dirigencias. Clasismo e independencia de política de clase El clasismo es un principio básico que se sin- tetiza en la premisa de que nuestros sindicatos tienen que hacer valer la voluntad y defender los intereses de la clase obrera y de las masas explotadas, de forma prioritaria. Hay interpre- taciones, que como parte de la denostación del movimiento obrero sindical expresan que esto es sectario. Eludiendo el hecho de que defender de forma prioritaria los intereses 54.2 millones de mexicanos que somos trabajadoras y trabajado- res, no es en absoluto sectario, muy por el conta- rio es la posición de mayor humanismo que haya emergido en la historia. La posición clasista en un primer momento se expresa como la voluntad y la defensa y rei- vindicación de mejoras para la clase trabajadora en general, salario, prestaciones, empleo estable, entre otras. Sin embargo, debemos reconocer que pocas veces podemos alcanzar estas reivin- dicaciones, sin avanzar en el plano político, es decir, enfrentando las leyes que la burguesía ha impuesto y que afectan a la totalidad de la cla- se. En ese sentido la política clasista busca abolir toda ley que limite la voluntad y afecte los inte- reses de la clase trabajadora y reivindicar las que nos permiten avanzar libremente, favoreciendo así también el plano político, el avance de la vi- sión civilizatoria de la clase trabajadora: el socia- lismo. Al respecto escribió Marx, sobre la reduc- ción de la jornada laboral en Inglaterra (Marx, en: Marx y Engels, Tomo 2, 1976: 11): Esta lucha por la limitación legal de la jornada de trabajo se hizo aún más furiosa, porque —de- jando a un lado la avaricia alarmada— de lo que se trataba era de decidir la gran disputa entre la dominación ciega ejercida por las leyes de la oferta y la demanda, contenido de la Economía política burguesa, y la producción social contro- lada por la previsión social, contenido de la Eco- nomía política de la clase obrera. Por eso, la ley de la jornada de diez horas no fue tan sólo un gran triunfo práctico, fue también el triunfo de un principio; por primera vez la Economía políti- ca de la burguesía había sido derrotada en pleno día por la Economía política de la clase obrera. Al posicionar una política clasista franca y abierta, los sindicatos estarán en capacidad de mantener también una Independencia política de clase. Esto es muy importante porque en la batalla ideología, la clase trabajadora es fuerte- mente presionada para ceder su independencia política. Diversas organizaciones y partidos po- líticos de tendencia reformista y socialdemócra- ta constantemente “invitan” a las organizaciones de trabajadores a apoyar sus programas políticos –o más certeramente a sus candidatos- a cambio de mejoras y reformas a las leyes; sin embargo, los trabajadores continuamente son traicionados por estas organizaciones. Los trabajadores deben mantener su independencia política y no subor- dinarse e ir a la cola de los intereses de partidos políticos burgueses que no defienden los intere- ses de los trabajadores (aunque lo aparenten). Ciertamente, no podemos evitar que haya elementos conservadores, reformistas, etcétera, en nuestros sindicatos, pues la misma masividad del sindicato hace que al interior de la organiza- ción sindical haya diferentes posiciones ideolo- gías. Pero, como guía de acción programática el sindicato que se orienta por su política de clase tiene la ventaja de identificar claramente la di- ferencia entre la causa de sus malestares y los efectos provocados en detrimento de su cohe- sión y combatividad. Los intereses políticos de la clase trabajado- ra sólo pueden coincidir con una organización

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