Número 51

22 Desde otro ángulo, considerados los flujos del exilio en su tenor más panorámico, aprecia- mos que nos muestran sus diferenciadas y en- contradas adscripciones ideológicas y políticas, quebrando cierto canon de la historiografía po- lítica militante del último cuarto del siglo XX al emparentarlos únicamente con las izquierdas. A veces, los desterrados, solo guardan entre sí los vínculos de paisanaje y los que emanan de su condición axilar, toda vez que sus filias y fobias políticas tienden a ser excluyentes. Los países de Nuestra América nos han reve- lado- en su casi bicentenaria historia- los ciclos intermitentes del destierro/refugio de los intelec- tuales y políticos contrarios al orden establecido o a los proyectos triunfantes de reforma o revolu- ción. Los exilios - dicho en plural- dada su hete- rogeneidad, no siempre desaparecen con el cam- bio de gobierno expulsor y/o excluyente. Sucede que las inercias jurídicas y políticas internas y/o los condicionantes propios de la vida en el exilio, afectaron negativamente los flujos del retorno. Para los exiliados hay una esperanza frente al país receptor, la de recuperar la libertad de vida y de expresión de las ideas, a pesar de las privaciones que se padezcan en tierras ajenas. Víctor Hugo, el padre del socialismo romántico, resumió con claridad meridiana, los claroscuros de dicha exis- tencia, ya mencionados por José Martí: «Vida mo- desta y exilio, pero libertad. Techo pobre, cama pobre, comida pobre. ¡Qué importa que el cuerpo pase estrecheces mientras el espíritu esté a sus anchas!» 1 Desde otro ángulo, algunos intelectua- les exiliados, convirtieron la ironía y el humor en arma de combate contra las dictaduras que los sa- caron de sus patrias. Recordamos a Juan Montal- vo, el autor de El Cosmopolita (1869) quien cruzó su ironía con la acerada burla contra Gabriel Gar- cía Moreno, así como contra Ignacio de Veinte- milla en Las Catilinarias (1880-1882). Otro fue el camino elegido por Luis Felipe Angell (Sofocleto) en su conocida obra satírica El Manual del perfec- to deportado , al criticar a las dictaduras pero tam- bién a tomar con humor las penurias y riesgos de los desterrados, sin dejar de mencionar de vez en vez, al gobierno militar de Juan Velasco Alvarado que lo expatrió del Perú. Exilios y entretiempos Si a la fecha carecemos de historias particulares coyunturales del exilio en países como Haití, Honduras, Paraguay, Bolivia, es más general, la carencia de sus historias nacionales en el conti- nente. Por lo anterior, tampoco resulta casual que todavía se encuentre fuera del alcance de nuestras academias, la posibilidad de construir una histo- ria continental. Jensen fue certera al escribir que: Quizás sólo para México, Francia y España se haya avanzado en la escritura de una Historia ri- gurosa que combina dimensiones subjetivas y es- tructurales del fenómeno. Historias, por un lado, fundadas en una exhaustiva investigación empí- rica resultado del cruce de diversos registros de 1 Citado en: Cˇolic´, Velibor. Manual de exilio . Editorial Periférica, 2017, p.8.

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