En estos días, la televisión Argentina ha dado una muestra inequívoca, si es que todavía hacia falta, de la gran falacia que implica la afirmación habitual de los mass media sobre su pretendida “independencia” respecto al poder político. Fruto de un nueva atmósfera (onda, movida…llámenle como quieran) que se instaló en el país desde la llegada de Macri a la presidencia, y respondiendo a una orden que, en apariencia, nadie dió, las viejas y remanidas expresiones de lo que se ha llamado la “teoría de los dos demonios”, se ha instalado muy oronda en la pantalla. Pero parece que para algunos esto no alcanza. Es necesario darles aire a oscuros personajes que, de manera indirecta, y a veces no tanto, hagan la apología del golpe militar y que siembren confusión sobre las causas y el contexto que rodearon al mayor genocidio de la historia del país.
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Ahí lo tenemos recorriendo los programas periodísticos y de actualidad al ex (?) “service”[1] “Tata[2] Yofre”, exponiendo su particular visión de la historia argentina de los años 70, que hace años viene desarrollando en una serie de libros de esos que leen las señoras de barrio norte y los milicos retirados, cuando veranean en Punta. Pero, ¿quién es este señor que hoy es presentado por el periodismo “independiente” como un sesudo y avezado investigador de la historia reciente de la Argentina?
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Juan Bautista “Tata” Yofre nació en Buenos Aires allá por 1946. Cursó estudios como cadete en el colegio militar, pero luego decidió dedicarse al periodismo. Justamente fue en 1976, luego del golpe militar, que ingresó a trabajar en Radio Municipal, dependiente de la Intendencia de Buenos Aires, a cargo del Brigadier Osvaldo Cacciatore. Como se observa, Don Juan Bautista algo sabe de la dictadura militar, porque formó parte de sus huestes periodísticas. De este periodo, dataria la larga, estrecha y dilatada relación que este buen señor mantendría a lo largo de su vida con el oscuro mundo de los Servicios de Inteligencia. Como es un hecho harto conocido, para desempeñarse como periodista en un medio oficial en esos años, había que contar, por lo menos, con el visto bueno de alguno de los servicios de inteligencia. En este caso, los dependientes de la fuerza área que controlaban como un feudo el gobierno municipal durante el Proceso. En 1979, Yofre se estableció en Washington D.C., donde formó parte de la delegación argentina del Banco Interamericano de Desarrollo y en la Organización de Estados Americanos. Poco después llegaría Reagan a la presidencia de Estados Unidos y el comienzo de la llamada “segunda guerra fría”. De esos años dataría alguna de las fobias “anti zurdas” que luego salpimentarían el estilo literario del señor Yofre. Ejemplo: la hostilidad al gobierno sandinista de Nicaragua, congruente con su apoyo incondicional a la política reaganiana de intervención en el conflicto de El Salvador. Tambien en ese entonces se originaría la estrecha relación que el señor Yofre mantiene, hasta el día de hoy, con los círculos de exiliados anti castristas de Miami. Especialmente con la Fundación cubano-americana liderada por el hiper derechista Jorge Mas Canosa, de dilatados vínculos con la derecha argentina.
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Yofre volvió a nuestro país en 1984 para hacerse cargo de la sesión política del diario de centro derecha Ámbito Financiero. En esas lides periodísticas, Juan Bautista se convertiría en un verdadero Rambo de la pluma, desarrollando una visión maniquea de la política mundial, a tono con el discurso de los Halcones de Washington. Pese a militar, por ese entonces, en la UCR, escribió numerosos artículos calificando a la política exterior del gobierno de Alfonsín de “anti norteamericana” e incluso “filo izquierdista”. Parece que por ese entonces, este señor ya cobraba un sueldo como periodista “freelance” al servicio de la SIDE (Servicios de Inteligencia del Estado). También, por ese entonces, se ganó el apodo del “Tata” como sería conocido en salones de boliches VIP y resort de las zonas del Tigre. Este émulo porteño de James Bond, pronto se convirtió en un abonado de las revistas del jet set. Apareciendo en fotos en fiestas de la “Reco”[3] en compañía de modelitos, actrices “gatunas”,[4] jugadores de polos y ex paramilitares chilenos que se habían instalado en la zona de Olivos y Martínez como niños mimados del conchetaje[5] argento. El “Tata” apareció fotografiado en la revista Caras abrazado y de jolgorio con el represor chileno José María Huidobro (alias “Mc Giver”), ex militante del grupo chileno de ultraderecha Patria y Libertad y, por ese entonces, custodio de la diputada de la UCD María Julia Alsogaray (La que esta presa por chorra[6]). Mc Giver actualmente cumple una larga condena en Chile por el asesinato y tortura de un estudiante durante los últimos días del gobierno de Allende en Chile de 1973. ¡Lo que se dice gente fashion!
Mientras tanto, este émulo ideologizado de Isidoro Cañones[7] comenzó a acercarse a la nueva figura ascendente de la política argentina incorporándose a la campaña presidencial del riojano Carlos Menem. Este recompensó los servicios del Tata designándolo director del SIDE cuando ganó la presidencia. Nada tímido Yofre se jactó, en un reportaje en el programa de televisión de “Bernie” Neustad, que desde su cargo en los servicios de inteligencia iba a tener “bajo vigilancia” a los partidos de izquierda que siempre “siguen conspirando contra la democracia”. No se conoce que Yofre haya tenido una preocupación semejante por vigilar a los golpistas “carapintadas”[8] que un año después volverían a protagonizar un levantamiento militar contra el gobierno constitucional. El Tata fue uno de los principales mosqueteros mediáticos en la defensa del indulto que el “Turco” Menem le regaló a las ex juntas militares y demás represores presos. Pese a tanto celo a su paso por la conducción de los “espías criollos”, no duró mucho. El “Tata” quedó entrampado en las complejas internas de los “service” y tuvo que alejarse de su despacho en la calle 25 de mayo 11 ante la posibilidad que estallaran algunas bombas mediáticas sobre su vida privada. Por ese entonces, Yofre estaba casado con la actriz Adriana Brodsky, quien luego se separaría de él acusándolo de golpeador y de “sexopata obsesivo”. Parece que la ex “Bebota”[9] de Olmedo lo había agarrado al Tata con las manos en la masa…y ¡con masa de distinto pelaje y genero!
Luego de su salida del SIDE, Yofre descubrió que lo suyo era la diplomacia. El gobierno de Menem lo designó embajador en Panamá, que en ese entonces, invasión norteamericana de 1990 mediante, se había convertido en un paraíso fiscal y financiero. Como se recordará, en 1991 las relaciones diplomáticas entre Argentina y Panamá pasaron por una etapa de sombras debido al escándalo de tráfico de armas a Croacia (Guerra de los Balcanes) que el gobierno argentino encubrió como ventas de armas al ejercito de Panamá….país que no cuenta con fuerzas armadas. Años después, el pulcro diplomático tuvo que declarar ante la justicia por este episodio vergonzoso. Al año siguiente, el Tata tuvo que dejar la embajada en el país del Canal. El gobierno panameño le pidió a su par argentino que lo desplazara de manera discreta, antes que salieran a la luz causas entabladas ante la justicia del país centroamericano que acusaban al representante diplomático argentino de “pedófilo” a raíz de algunas fiestitas sexuales que este cruzado de la civilización “occidental y cristiana” organizaba en la legación de nuestro pais. Luego Yofre se desempeño un tiempo como embajador en Portugal y después varios años como asesor con rango de Secretario de Estado del presidente Carlos Menem hasta 1998.
A partir del año 2000, alejado de la función publica, este gran intelectual tomó la pluma y se dedicó a escribir una serie de libros sobre la política argentina desde fines de los años 60, el auge de la guerrilla, el gobierno peronista de 1973 a 1976 y el golpe genocida y su contexto nacional e internacional. El Tata, que desde el punto de vista estrictamente técnico empresarial no es un mal periodista, puso su talento al servicio de una tarea en la cual la derecha argentina nunca brilló mucho: la elaboración de un contra-relato histórico afín a su lectura de la realidad nacional. Desde ese entonces es uno de los principales impulsores de SEPRIN y demás usinas de eso que se ha llamado “Memoria Completa” y que no tiene otro objetivo de consumar la vieja pirueta dialéctica de equiparar victimas con victimarios. Pero, quizás, fruto de una deformación profesional, Yofre no pudo abandonar del todo su vieja pasión por meter la nariz en los asuntos ajenos. El Tata, junto con otros ex agentes del SIDE y algunos oscuros personajes como Carlos Pagni (Sí, el mismo pelado que le canta loas a Macri en TN mientras toma whisky con una rubia tarada), Roberto García (el canoso de Canal 26 y ex cumpa de Yofre en Ámbito Financiero), fueron procesados por la justicia en 2008, por el delito de hackear cuentas de mails de funcionarios nacionales y jueces de la corte suprema. La Cámara Federal de San Martin condenó a Yofre por “asociación ilícita” y lo embargó por 400.000 mil pesos. Pero para El Tata esto no debía ser más que un vuelto. Hace años que recibe regularmente jugosos cheques de procedencia nacional y extranjera para escribir lo que escribe y hacer el trabajo sucio de otros.
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Este es el personaje que los medios de la era macrista presentan como una autoridad a la hora de reflexionar sobre el golpe del 24 de marzo de 1976. Yofre, con sus libros, no ha hecho otra cosa que construir, de manera lateral y oblicua, un cuento de hadas estrambótico sobre el periodo del último gobierno militar. Puede no aparecer particularmente original su afirmación sobre que el país venia siendo agredido por las “guerrilla marxista”, el discurso clásico de los militares y sus alcahuetes desde siempre. Pero el guía le da a la cosa la entidad de una conspiración casi inter galáctica. El dia del aniversario del golpe, dialogando en América 24, afirmó muy cerca de cuerpo “que el golpe fue digitado desde La Habana y desde Moscú”. Les invito a los lectores de este módico artículo que se imaginen la siguiente escena. ¡Videla, Viola, Massera y CIA con sus socios de la Sociedad Rural reunidos con Fidel Castro y el líder soviético Leónidas Breznev para voltear a Isabelita y su pandilla! También, al mejor estilo de una novela de espionaje de los años 50, el Tata afirma que la conducción de la agrupación Montoneros trabaja para la URSS y que recibía instrucciones y fondos de la KGB. Se agarra de datos aislados como que la militante monto, Norma Arrostito, había sido con anterioridad militante del PC. Y que varios otros dirigentes de esa agrupación habían visitado Checoeslovaquia y Alemania Oriental. Sin duda esto último es cierto. Y hasta investigadores de izquierda como Eduardo Anguita y Caparros comenta en su libro La Voluntad, la participación de miembros de las organizaciones armadas en los Festivales de la Juventud que se realizaban en Praga o en Berlín a fines de los años 60. Lo más probable es que los “muchachos” que asistían a estos festivales aparte de debatir sobre el imperialismo y teoría marxista hayan aprovechado para fumarse algún porrito,[10] a escondidas de los censores stalinistas, y armar alguna partusa[11] con curvilíneas hiponas[12] izquierdosas salidas de alguna postal del Mayo del 68. Pero de ahí, a deducir una vinculación orgánica de la guerrilla de izquierda peronista con el “imperio soviético” hay una distancia abismal. Los burócratas soviéticos nunca invirtieron mucho en empresas políticas fuera de su zona de influencia. No está de más recordar que el gobierno de Salvador Allende, integrado por el Partido Comunista chileno, no contó con el apoyo financiero, militar o diplomático de la URSS a la hora de la verdad. Se dice que incluso la diplomacia soviética le comunicó a Washington a principios de 1973 que no pensaba en sostener al gobierno chileno ante un eventual golpe militar. Aparte de lo antedicho, aún a Yofre le quedaría por explicar por qué la diplomacia soviética y cubana que bancaba a la guerrilla a la vez alentaba a Videla y Cia para tomar el poder. ¡¡¡Tata, para con la merca[13] que te pega re mal!!!
Por oposición, Yofre afirmó con igual seguridad que el papel de Estados Unidos en el golpe fue “de mero observador”. En este terreno parece que este informado periodista no está enterado que existió algo que se llamó El Plan Cóndor, digitado por la CIA para ayudar a coordinar los aparatos represivos de los distintos gobiernos militares de América del Sur. En este terreno está en desacuerdo con numerosos investigadores, muchos ellos de origen estadounidense, que han publicado trabajos ilustrando ampliamente el rol del Estados Unidos, el Departamento de Estado y la CIA en el golpe de Argentina y en los demás países del cono sur. Los militares de Argentina, como los de Chile, los de Uruguay, Brasil, Bolivia, etcétera, eran anti comunistas viscerales y aliados de los gobiernos norteamericanos en la lucha por la “defensa continental” contra la agresión soviética. Eso, que en los años 60 y 70 los propios interesados denominaron Doctrina de Seguridad Nacional. En su esfuerzo exculpatorio de los Estados Unidos en el golpismo genocida, Yofre incluso está en desacuerdo con Mr Obama, que en la visita que hizo a la Argentina recientemente, pidió “disculpas” por la responsabilidad del gobierno de su país en los acontecimientos de 1976.
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Don Juan Bautista ha ido más lejos aún y ha esbozado un esquema de interpretación sobre la violencia en la Argentina de los años 70 que, quien esto escribe, se permite denominar “Teoría de los tres demonios”. Esto es, la “Teoría de los dos demonios” fue un intento de explicar la violencia política setentista como la acción de dos minorías ultras, de izquierda y derecha, enfrentándose entre si y provocando la desgracia del grueso de la población políticamente alejada de esos extremos violentos. Esquema en el cual siempre la izquierda era la que quedaba peor parada por que, según decían los defensores de esta teoría, habrían sido los que “tiraron la primera piedra”. Justificando, retrospectivamente, la necesidad de la represión. Esta fue la teoría elaborada en su momento por el gobierno de Raúl Alfonsín y sus comunicadores solícitos y ahora sostenida, en un tono simpático y dialoguista, por mascarones mediáticos como Ceferino Reato (a. “Calculin”[14]). Pero Yofre no se conformó con la historia de los ultras de signos opuestos haciéndole la vida imposible a Doña Rosa y Don José. En el titulo de uno de sus libros plantea con toda crudeza “Fuimos todos”. En este libro promueve una suerte de ejercicio catártico de “culpa colectiva” del pueblo argentino por la violencia que se desató en el país en los años 70. Algo parecido a un cierto fenómeno de pseudo reflexión que en la Alemania de los años 80 planteaba que el conjunto de los alemanes tenían exactamente la misma responsabilidad en el fenómeno del Holocausto. Para Yofre, el laburante o estudiante que coreaba estribillos medio violentos en las marchas tenía el mismo compromiso en la lucha que el cuadro combatiente de una organización armada. De la misma manera el argentino medio (medio pelotudo) que salió a festejar con una banderita en el mundial 78 tendría la misma responsabilidad en la muerte y la tortura que Astiz o el Turco Julián. Ya se sabe cómo es esto. Si todos tenemos la culpa…en el fondo los que la tienen, pasan desapercibidos.
Muchas más cosas sin base afirma Yofre en sus libros. Por ejemplo, absuelve al gobierno peronista previo al golpe de mucha de su responsabilidad en la violencia paramilitar desatada en el país desde 1974. En ese sentido, se contradice porque por un lado insiste en sus libros que Perón se propuso exterminar a la guerrilla, lo que sin duda es cierto. No obstante, en un reportaje que le hizo el diario La Capital, el Tata afirmó que pensaba que Perón no había dado la orden de crear la Triple A. Afirmación muy endeble y a contramano de toda información disponible, ya que la Triple A fue organizada desde el aparato del Estado siendo Perón presidente. Fruto de su obsesión macartista, Yofre ha insistido en distintos libros y artículos que la toma del cuartel de La Tablada por el Movimiento liderado por Enrique Gorriarán Merlo, fue la punta del iceberg de un plan subversivo instrumentados por los gobiernos de Cuba y Nicaragua. Pasa por alto Yofre que el gobierno de Alfonsín había apoyado las posiciones del gobierno sandinista en muchos foros internacionales y que se había negado a votar en la OEA a favor de la propuesta norteamericana para investigar las violaciones de derechos humanos en Cuba. No es este el lugar para analizar las causas y el grado de sinceridad de esta política. En cambio sí de hacerse la siguiente pregunta. ¿Por qué los gobiernos de esos países iban a querer voltear a un presidente que le había brindado tanto apoyo internacional? Pasa también por alto Yofre que el MTP, un movimiento formado por ex miembros del ERP,[15] tenía una orientación política filo alfonsinista muy marcada. Otra cosa que Yofre pasa por alto es que muchos investigadores han sostenido, aportando pruebas, cosa que Yofre no hace, que el MTP estaba infiltrado por los servicios de la fracción liberal del ejército. Se ha sostenido que este aparato de espionaje, con la complicidad de algún funcionario del gobierno de Alfonsín, incitó a los integrantes del MTP a tomar por asalto La Tablada, bastión de la fracción carapintada del ejército, para prevenir un golpe y quedar como héroes. Explicación un poco más creíble que la teoría de la conspiración inter galáctica que en distintos foros sostiene El Tata. Este ha coordinado mesas redondas con los militares que “recuperaron” La Tablada y con supuestos guerrilleros arrepentidos que dieron testimonio abonando sus teorías. De las denuncias de fusilamientos ilegales a los ocupantes del cuartel que se rindieron ni palabra ¡Faltaba más!
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Hay un pequeño chascarrillo que no me puedo sustraer de hacer. En el mismo reportaje que citábamos más arriba, el Tata, justificando la necesidad de imponer el orden frente a la violencia, señala que aún hasta el presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt (¡miren de lo que estamos hablando!) había mandado al General Mc Arthur a reprimir manifestaciones frente a la Casa Blanca en 1932. Infórmate mejor Tatita! En 1932 Roosevelt no era presidente de Estados Unidos. El que mandó a Mc Arthur a reprimir a los veteranos de guerra que no cobraban su pensión fue Herbert Hoover. Volviendo a nuestro sufrido país, hay algo que Yofre no le perdona a la dictadura militar: La guerra de Malvinas. Como buen Soldiers of Liberty against to the comunisty Yofre no puede digerir que el borracho de Galtieri se haya querido hacer el guapo frente a su “Graciosa Majestad” y su amiga “la gran democracia del Norte” Como dice el propio Yofre: “Tomaron el poder para luchar por la civilización occidental y cristiana y terminaron en una guerra con la Otan”. Tatita cuando escribís esto te imagino cantando; ¡God Save de Queen! God Save América!! Tata, ¡que lástima que la dictadura no haya sido todo lo piki cucú[16] que a vos y toda tu caterva le hubiera gustado! Pero la vida es así.
Concluyendo, la versión de la historia de la Argentina del Tata Yofre es una repugnante falsificación histórica y política, funcional a una operación en curso tendiente a la negación del genocidio y descalificación de la lucha por los derechos humanos que viene ensayando el macrismo desde que el Sr Mauricio asentó sus posaderas en el sillón de Rivadavia. Ahí está Darío Loperfido diciendo que el número de los 30.000 desaparecidos en un verso. Si ¡pasa, pasa! Pero no pasó. Ahí esta un mercenario mediático como Alfredo Leuco llamando a crear “nuevos organismos de Derechos Humanos” más acordes a esta época de “diálogo y re inserción en el mundo” por la que estamos atravesando. Es en ese contexto es el cual se invita a Yofre a hablar en TN, en Canal 26 y en América 24 presentándolo como un eminente historiador comprometido por revelarle la verdad oculta a la sociedad argentina. Lo que se busca es difundir una infantil teoría conspirativa pergeñada por un garca[17] de vocación, chantajista mafioso, buchón[18] de alma, amigo de asesinos, y pseudo intelectual chapucero. Amén de ser un mal tipo. Violento, machista y reventado mal…con perdón de los “fiesteros”[19] y toda la fauna swinger que hacen la suya y no joden a nadie. Todo lo antedicho habla a las claras de la autoridad moral que tiene el Tata Yofre para pretender explicarnos a los argentinos respecto a lo que fue el golpe genocida de marzo del 76.
[1] En el vocabulario político argentino se suele denominar a si a los miembros de los servicios de inteligencia y sus informadores.
[2] En lengua quechua padre. Se suele utilizar en la Argentina como un apodo que se le aplica a gente que tiene un cierto ascendiente moral o intelectual sobre un grupo de personas.
[3] Apócope de Recoleta. Barrio tradicional de la ciudad de Buenos Aires caracterizado por ser un vecindario de personas de alto poder adquisitivo y por contar con muchos lugares de esparcimiento VIP.
[4] Deformación de Gato término con el que se denomina a mujeres que ejercen la prostitución de lujo. Especialmente si son provenientes del ambiente artístico.
[5] Ámbito de gente de clase alta y elitista.
[6] Término popular en Argentina: ladrona.
[7] Personaje de historieta creado por el dibujante y guionista Dante Quinterno. Representaba al arquetipo de un porteño de clase alta mujeriego, jugador y amigo de la juerga.
[8] Fracción política de las fuerzas armadas argentinas que protagonizó una serie de intentos golpistas (1987. 1988, 1989 y 1990) levantando la bandera de la amnistía y la reivindicación de lo actuado por los militares genocidas durante la dictadura.
[9] Mujer exuberante y sexy de aspecto aniñado.
[10] Diminutivo de Porro o cigarrillo de marihuana.
[11] Deformación del inglés Party (fiesta) como sinónimo de fiesta sexual.
[12] Joven con aspecto de hippie o de pertenecer a cualquier otra tribu urbana de estilo no conformista.
[13] Apócope de “Mercadería”. Dícese del polvo de cocaína.
[14] Persona de historieta infantil creado por el dibujante y guionista José García Ferrer. Representaba a un niño sabihondo vestido con un guardapolvo de científico, anteojos y el pelo con la forma de un libro con las páginas abiertas.
[15] Sigla del Ejército Revolucionario del Pueblo, brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Corriente marxista leninista de orientación foquista liderada por Roberto Santucho. Se desempeñó en distintos frentes armados de la Argentina en el periodo 1969-1976.
[16] Dícese de lo que sale como a uno le gusta hasta en sus mínimos detalles.
[17] Neologismo derivado de “cagador” como sinónimo de estafador, engañador.
[18] Alcahuete, delator.
[19] Gente aficionada al sexo grupal y bisexual.