Rumbo al “2024”. Un simple juego de fútbol en la política

Para entender nuestro tiempo hay que entender el futbol,
de esa manera podemos entender nuestro tiempo
y sociedad por lo que ahí ocurre…
Juan Villoro, 2020

 

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Es el primer domingo de junio. Los medios tradicionales de comunicación intentan mostrar que no es un día cualquiera, las elecciones gubernamentales en dos estados de la República Mexicana (Coahuila y Estado de México) representan un claro diagnóstico sobre lo que se avecina para el próximo año con la elección presidencial, ya que en términos reales, suponiendo una buena participación ciudadana, el Estado de México implica un universo de 12 millones 693 mil 054 votantes. En ese sentido, la elección del 2024 asemeja un partido de fútbol cuyo estadio por demás cuarteado se prepara desde ya para el gran duelo.

Sin embargo, el espectáculo más acalorado se percibe en los vestidores de los equipos de fútbol; por un lado, se encuentran los de casaca color guinda y sus aliados, entre quienes destacan aquellos que visten de verde, recordados porque en años anteriores alinearon con los equipos (tricolor y azul), poniendo sobre el terreno de juego que su especialidad es emplearse como mercenarios. Mientras por otro lado se ubica “la oposición”, ¿pero oposición de qué?, pues en sus filas se encuentran azules, tricolores y amarillos.

Por las carreteras que conectan las principales ciudades del país el equipo guinda desplegó espectaculares que anuncian a ciertos jugadores como titulares para la carrera presidencial, aunque inevitablemente algunos personajes permanecerán en la banca, la interrogante es: ¿cambiarán de equipo una vez que la titularidad de los guindas no les beneficie? Un caso similar y menos mediático es el que se percibe desde la oposición, en donde diversos actores se autoproclaman como titulares. No obstante, el partido presidencial se encuentra a menos de 365 días de las elecciones, en los que veremos la lucha en todos los equipos por proponer a sus titulares, y la purga interna en los equipos propondrá alianzas y divisiones, mismas que aún no podemos imaginar, pero que de manera evidente incluirá los tentáculos de la clase empresarial y la oligarquía mexicana.

El partido que se aproxima en 2024 incluye, además del campeonato presidencial, la liguilla de nueve estados cuyas gubernaturas estarán en disputa y también significa un periodo de cambios en la cámara de diputados y senadores. Imaginamos pues, que conforme se han dado las luchas internas con el equipo que ocupa Palacio Nacional, se avecina un juego sin precedentes que esperamos pase de las promesas a los hechos, que los de casaca guinda y sus aliados y que los llamados opositores muestren inteligencia para proponer un juego que convenga al espectador.

Todos los estados que tendrán relevo gubernamental cuentan con particularidades en la escena política. Cabe señalar que nuestra ventana para observar el proceso electoral es el estado de Morelos donde, de manera ilustrativa, el actual gobierno estatal (2018-2024) inició con una camiseta que refería a un equipo cristiano, pero conforme transcurrió el tiempo, cual camaleón, cambió de color y se camufló de guinda.

El estadio que está frente a nosotros es un espacio cuarteado, parece que desde el sismo del 2017 quedó sensible. El estadio es grande, pero no sabemos qué tanto más llegue a soportar. Al menos en la llamada “selva cañera” del sur de Morelos, los espectadores se animan si los jugadores son nacidos en la región y sienten identificación con el territorio, conociendo sus pueblos y no solo acordándose de ellos en las ruedas de prensa… pero por las calles de Morelos, de forma lamentable, se menciona que en los últimos 12 años, los jugadores que han venido por el estado… ¡ni morelenses son! (uno oriundo de Tabasco y el otro de Tepito) y eso pesa en el ánimo de quienes perciben sus raíces en esta tierra.

Estamos a menos de 365 días de conocer a los nuevos jugadores que disputarán una serie de duelos para hacerse con la titularidad del campeonato en Morelos; parece que las expectativas no son altas, pero insistimos, nunca se sabe qué nuevas sorpresas se avecinen. Si bien los forasteros en Morelos parece que no serán necesarios en este torneo, se espera que tampoco sean requeridos aquellos que han estado desde siempre en la escena política. Por ejemplo, desde que el congreso local aprobara en 2014 la reelección para cargos públicos en Morelos, durante las elecciones de 2018, 15 de los 33 alcaldes en el estado buscaron su relección, mientras que en el 2021 fueron 16 los presidentes municipales que intentaron conservar el poder, y seis alcaldes más compitieron por una curul en el congreso local.

Al margen de lo anterior, imaginamos lo que se aproxima para los duelos a nivel municipal en el estado: hoy la escena política en Morelos parece un espectáculo que recicla jugadores, donde los personajes casi siempre son los mismos, de modo que el próximo partido a presenciar es inusual para la afición, pues en las gradas de este histórico estadio llamado Morelos, se escucha el tradicional cántico del sufragio efectivo, no reelección… el público se cuestiona por qué siempre son los mismos quienes se declaran titulares en los equipos para entrar en la contienda, de modo que ya parece una forma de cacicazgo que controla camisetas para mantenerse en el poder, pues en Morelos se percibe cómo diversas familias históricamente se van heredando la injerencia política y económica en determinadas regiones de la entidad.

De cara al partido por la gubernatura, han salido a la escena pública diversos jugadores y la clase empresarial se hace presente en lo que insistimos es un caso sin precedentes, y tal como en el duelo por la presidencia de la República, en Morelos se perciben pintas que declaran titulares a determinados o determinadas jugadores o jugadoras. El caso es asombroso porque al interior de los vestidores de un mismo equipo desde ya inician su labor de convencimiento para anunciar que ellos o ellas son las personas indicadas a ocupar apenas la candidatura de un partido político, y en ello no requieren programa alguno ni argumentos, ni futbolístico ni político, es ante todo un torneo publicitario.

El equipo guinda se preocupa por tapizar bardas con la frase “En Morelos es…”, “Morelos necesita una” o de proponer espectaculares con rostros que se presentan en el estado cada seis o tres años según sea el caso de urgencia para hacerse notar como jugadores. En ese sentido, en el plano local cada uno de los diversos y presuntos contendientes a la gubernatura se apoyan en la figura de los jugadores que en el plano nacional buscan la presidencia. Así, la profundidad de anuncios como “Es Claudia…”, “Ahora es Adán Augusto” y “Con Marcelo sí”, se asocia con los actores políticos locales, quienes buscan o pretenden buscar la candidatura gubernamental, pero en el momento de repartir la titularidad para entrar al juego estatal quienes no se beneficien con la candidatura saltarán a las demás posiciones disponibles, pues lo importante radica en continuar en la escena política y hacerse presentes en la alineación del 2024. Los equipos tricolores y azules en el estado también inician su trabajo para proponer a sus jugadores pretendiendo que el público “los conozca”, y diversos nombres se barajean. Sin embargo, cabe señalar que estamos apenas en la antesala, es decir, en el calentamiento para el juego de fútbol en 2024.

Mapa 1. Partidos políticos que actualmente gobiernan las nueve entidades
de la República Mexicana que tendrán elecciones estatales en 2024

Fuente: elaboración propia, 2023.

En las tribunas del estadio la afición se desespera, se enoja y empieza la rechifla; la silbatina es una clara advertencia que los equipos deben tener presente, el público espera o debiera esperar más que simples jugadores vistos cada tres años: espera jugadas vistosas, un juego ofensivo y alternativas y soluciones reales. Pero son espectadores y cuando el partido termine se irán a su casa. Algunos mueven la cabeza de lado a lado en señal de desaprobación, pues se escucha que apenas es el calentamiento, la antesala, y ya se percibe que el partido será intenso… pero ya parece más de lo mismo.

En el estadio se percibe que el juego que se aproxima es un espacio que reproduce la dramatización social y política (Balandier, 1994), en donde unos cuantos buscan tener el control y patear el balón para ejercer el poder sobre él, como hemos podido constatar. El estadio es Morelos, pero en muchas ocasiones los jugadores de este partido de fútbol parece que perciben al balón mismo como si éste fuera Morelos, y lo patean para jugar su juego. Dirían los sabedores que se trata de un tema de percepciones políticas y depende del lugar que ocupes en el estadio, pues no es lo mismo tener un boleto en la tribuna de sol, tenerlo en la tribuna de sombra, acceder a un palco o estar sobre el terreno de juego cerca de los jugadores.

Mientras algunos aficionados comparten puntos de vista, otros abandonan el estadio. Simplemente no les interesa ver el entrenamiento que destapó y barajeó muchos nombres. Mientras caminan por los túneles de salida del estadio discuten si valdrá la pena acercarse el día del partido, pues muchos jugadores que todavía no son designados como titulares al parecer no llenan las expectativas. Así pues, como bien menciona Juan Villoro (2014) lo que sucede en las tribunas refleja que el público hace más esfuerzo que los jugadores, es decir, el fútbol y lo que en la grada ocurre es una representación de la realidad política en nuestro país. De manera que, “para los políticos en apuros (¿hay otros?) un juego que congrega a millones de espectadores es una tentación irresistible” (Villoro, 1995:147).


Fotografía: Facebook/Mario Delgado

El calor de junio se hace presente en el estadio, quienes estaban en la tribuna de sol tienen que marcharse, pero ojo: no es el sol el que los hace huir, es la necesidad de presentarse a laborar. Algunos espectadores de la tribuna de sombra también se disponen a partir, pero quienes no se mueven de sus asientos son aquellos que desde los palcos parecen dar órdenes, y el público que está sobre el terreno de juego se engancha con el entrenamiento, la mayoría integrantes de los mismos equipos.

Las rechiflas del público que abandona el estadio son más fuertes y se escuchan en las calles aledañas. De pronto, fuera del recinto deportivo, entre el bullicio de la clase trabajadora se menciona que esos jugadores deben pararse en las canchas del barrio, es decir, en el fútbol llanero, pero su presencia no debe acotarse cada tres años, sino ser constante para tener un buen trato del balón y así buscar jugadas atractivas para la afición. Desde esta ventana, se percibe que estamos a menos de 365 días para el partido y el entrenamiento ya nos dejó reflexiones. Por lo pronto, habrá que esperar y que el tiempo se encargue de encomendarnos nuevas interrogantes…

 

 

 

Referencias:

Balandier, Georges (1994). El poder en escenas. De la representación del poder al poder la representación, Barcelona: Paidós.

García Contreras, Raúl (2016). Identidades confrontadas en las barras bravas: un acercamiento antropológico a la 51 del Atlas FC y la Irreverente del CD Guadalajara [Tesis de licenciatura]. Universidad Autónoma del Estado de Morelos, México.

Paz Avendaño, Reyna (2020, noviembre 30). El futbol es un espejo de la sociedad, explica Juan Villoro. La Crónica. [En línea] México. [Fecha de consulta: 24 junio 2023] Recuperado a partir de:  

Secretaría de Cultura (2014). El futbol es un sistema de representación de la realidad: Juan Villoro. Boletín de prensa. [En línea] México. [Fecha de consulta: 24 junio 2023] Recuperado a partir de:  

Villoro, Juan (1995). Los once de la tribu. México: Aguilar.

 

 Notas:

 Programa Actores Sociales de la Flora Medicinal en México | Centro INAH Morelos

 

 Entidades gobernadas por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), consideradas bastiones Priístas en el país, porque al menos en los últimos cien años el poder ha cambiado solo de personajes, más no de grupo político. En el caso del Estado de México, el día de la elección después de los primeros minutos en que se cerraron las urnas, las dos candidatas se proclamaron ganadoras, pero la tendencia al voto favoreció a la Mtra. Delfina Gómez, como un evento histórico de alternancia. Por su parte, Coahuila, en el norte del país, continuó como territorio Priísta.

 

 En el 2018 en estos municipios se buscó la reelección, Amacuzac, Atlatlahucan, Coatlán del Río, Emiliano Zapata, Huitzilac, Jantetelco, Jiutepec, Jonacatepec, Ocuituco, Totolapan, Tetecala, Yecapixtla, Tepalcingo, Xochitepec y Yautepec.

 

 En el 2021 en estos municipios se buscó la reelección, Axochiapan, Ayala, Coatlán del Río, Jiutepec, Jojutla, Miacatlán, Ocuituco, Temixco, Tepoztlán, Tetela del Volcán, Tlaltizapán, Tlaquiltenango, Tlayacapan, Totolapan, Yautepec y Zacatepec.