Oxtankah - ¿cuna del mestizaje?
Desde tiempo atrás se ha discutido, entre diversos investigadores nacionales y extranjeros, en relación a lograr descubrir con precisión la ubicación geográfica de la antigua ciudad Maya denominada Chactemal (actualmente: Chetumal).
La relevancia de poder comprobar con datos fehacientes su emplazamiento, deriva de la tesis que postula que fue precisamente en esta ciudad donde se inició el mestizaje de todo el Continente Americano. Varias fuentes del Siglo XVI apuntan con claridad varios hechos, como el que en Chactemal se quedó a vivir los últimos años de su vida el español Gonzalo Guerrero (después de haber naufragado la nave en la que venía como participante de la conquista del Continente Americano). Asimismo, mencionan que el español no sólo se casa con la hija del gobernante de Chactemal –con quien tiene varios hijos- sino que adopta los usos y costumbres de los mayas y les enseña las estrategias de defensa que aplicaron frente a los embates de los conquistadores europeos.
Por varias décadas dieron por cierto algunos investigadores, sin haberlo comprobado con datos veraces, que fue precisamente Oxtankah la antigua ciudad maya de Chactemal que mencionan las fuentes; el primero en postularlo fue el investigador Escalona Ramos en los años 30´s del siglo pasado, apoyado en los restos arquitectónicos de la capilla española del Siglo XVI que se encuentra en Oxtankah. Otros arqueólogos han propuesto que fue la ciudad prehispánica que ahora se conoce con el nombre de Santa Rita Corozal, al norte de Belice.
Con la intención de intentar despejar esta interrogante, a partir de 1995 el INAH decide fortalecer los estudios arqueológicos en Oxtankah y la región circundante, a partir de un Proyecto formal de investigación.
El resultado obtenido de estos trabajos, se irá presentado paulatinamente en varios artículos en esta revista, en espera de que el tema pueda guiar el interés de su lectura.
Introducción.
Desde sus orígenes, la investigación planteada por este proyecto, tuvo como objeto el contribuir al conocimiento de la historia de la región que comprende al sitio prehispánico de Oxtankah, para colaborar en la búsqueda de una explicación sobre el desarrollo de la cultura Maya anterior a la conquista española, de ahí que en el Programa General se plantearan las líneas de investigación a seguir y las tareas concretas a desarrollar:
- Inicialmente, el completar la información con que contaba el INAH en relación con los restos arqueológicos ya detectados en la Bahía de Chetumal y la zona lacustre, inmediatamente al oeste y norte de la bahía, a fin de tener una imagen precisa de la distribución de la población indígena, en los diferentes períodos en que conformó su historia prehispánica. Para satisfacer esta necesidad, se planteó desarrollar un programa de reconocimiento de superficie, apoyado con imágenes de sensores remotos, básicamente de foto aérea.
- A partir de los recorridos de campo, del mapeo de vestigios, de la recolección de materiales arqueológicos de superficie, de la excavación de pozos de sondeo en los sitios con situaciones contextuales relevantes y del análisis preliminar de los materiales, se planteó la producción de mapas de distribución de sitios por épocas y el avance en el estudio de los respectivos patrones de asentamiento. Aceptando en principio la tesis de Andrews, Jones Hamilton y Cobos, de que el antiguo Chetumal podría ser el complejo político-económico-cultural definido por el conjunto de sitios de La Iglesia, San Manuel, Oxtankah, Ichpaatun, Tamalcab y Calderitas, sería necesario hacer énfasis especial en la prospección sobre este conjunto de sitios.
- Con la información recuperada, se plantearía la necesidad de desarrollar
excavaciones extensivas en los sitios que representaran indudablemente situaciones contextuales relevantes por investigar, dando especial interés a aquellos que permitieran establecer patrones de subsistencia.
- Se planteó la necesidad de realizar levantamientos topográficos para el apoyo terrestre de la fotorestitución, así como para el control de la estratigrafía y la posición de los artefactos que se recuperarían durante los futuros trabajos de excavación arqueológica, pues los planos de Alberto Escalona Ramos y de Fernando Cortés de Brasdefer son esquemáticos, no contienen curvas de nivel y, por tanto, no sirven para producir planos de distribución de artefactos, ni para controlar excavaciones.
- Con la información obtenida, se elaboraría el expediente técnico con el que se estructuraría la propuesta de declaratoria de zona de monumentos arqueológicos y así asegurar la defensa y conservación adecuada de los sitios.
El proyecto inició en el año 1995, cuando el Consejo de Arqueología del INAH aprobó su ejecución.[1] Las investigaciones del asentamiento Maya de Oxtankah se enfocaron dentro de un contexto mayor a su emplazamiento, con una perspectiva regional que abarcó un espacio de aproximadamente 200 kilómetros cuadrados, cuyos límites geográficos fueron: al norte, los canales que comunican la “Laguna Guerrero” con la “Bahía de Chetumal”; al este, el litoral oriental de la “Laguna Bacalar”; al sur las márgenes del “Río Hondo” y al este las costas orientales de la “Bahía de Chetumal”, donde se incluye la totalidad de la “Isla Tamalcab”. Las coordenadas UTM van de E359200M a E380000M y de N2045900 a N2053600. La región queda comprendida en la Carta Topográfica levantada en las Líneas de Vuelo 262(05´09) 263(05´07) 264(05´09) de febrero de 1998 por INEGI, identificada como CHETUMAL-E16A66, escala 1:50,000. Figura 1.
Figura 1.- Carta Topográfica de INEGI, CHETUMAL-E16A66, que comprende la región en estudio.
La investigación dio comienzo con la obtención de los datos relativos a los 12 sitios arqueológicos que se tenían registrados por el INAH antes de nuestras intervenciones, específicamente en la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas, cuyas claves de registro, nombres y coordenadas UTM son:
Clave Nombre Coordenadas UTM
E16A6623001 Ichpaatun E370000N2055600
E16A6623002 Oxtancah E369900N2057700
E16A6623003 Calderitas E367700N2051800
E16A6623004 Nohichmul E372100N2063900
E16A6623005 El Cocal E372000N2062500
E16A6623006 San Manuel E370100N2055700
E16A6623007 El Rancho E365500N2047700
E16A6623008 El Bosque E365100N2048800
E16A6623009 Laguna Guerrero E366700N2066300
E16A6623010 La Sabana E364500N2066600
E16A6623011 El Estrecho E372600N2056100
E16A6623012 San Andrés E366100N2064200
Los sitios se distribuyen tanto en tierra adentro como en el litoral de la Bahía de Chetumal. Figura 2.
Figura 2.- Plano con la ubicación de los 12 sitios arqueológicos registrados por el INAH en la región.
Es importante mencionar que el sitio denominado San Andrés, fue descubierto por el doctor Enrique Nalda Hernández (+) durante sus trabajos de fotointerpretación de la región, realizados en la década de los 90.
Consideraciones generales.
Los nombres que tienen los asentamientos prehispánicos en la región que nos ocupa, no les fueron asignados originalmente por los antiguos Mayas, sino por el Investigador Alberto Escalona Ramos, quién los da a la luz pública en 1946 en el libro: Algunas ruinas prehispánicas en Quintana Roo, que escribe en base al registro que obtuvo en 1937 durante la Expedición Científica Mexicana a Quintana Roo, Belice y Guatemala, organizada por Luis Rosado Vega, con el apoyo de las secretarías de Comunicaciones, Educación, Defensa Nacional y el Gobierno del Territorio. A las ruinas aledañas al entonces pueblo de Calderitas las denominó Yaaxcanab por el color verde de las aguas de la Bahía de Chetumal, él dio el nombre a Ichpaatun, a Oxtankah –cuyo topónimo podría traducirse como “tres barrios” o “en medio de tres pueblos” o “lugar rodeado de ramones-; a las ruinas conocidas como el Henequenal las llamó Nohichmul, entre otros.
En esa publicación Escalona Ramos realiza un plano con la ubicación de los sitios que visitó en el área de nuestro interés. Figura 3.
Figura 3.- Plano publicado por Alberto Escalona Ramos en 1946 con la ubicación de los sitios que visitó al sur de Quintana Roo. Redibujado del original por la arquitecta Ontiveros Ortiz.
Los sitios Oxtankah, San Manuel, Tamalcab y La Iglesia, son en realidad uno solo, aún cuando Escalona Ramos los haya registrado separadamente.
En relación a Oxtankah el autor apunta:
“Estas ruinas, como las próximas a las de “La Iglesia” situadas a unos 300 ó 400 metros al norte, están entre bosques de árboles altos, porlo que, como en otros casos, el levantamiento del plano, a pesar de ser esquemático, resultó muy difícil. Se encuentran a unos 800 ó 900 metros de la Bahía de Chetumal, al oeste de las ruinas y rancho o paraje de San Manuel, a 900 metros al norte de las ruinas de Ichpaatun y a 14 kilómetros también al norte (NNE) de Chetumal. Forman un conjunto de 350 metros de largo de este a oeste y 250 metros de ancho de norte a sur, que pueden hacerles considerar como restos de una ciudad de importancia. Son aproximadamente 24 montículos distribuidos alrededor de tres grandes patios de 100 metros por 90 metros, 70 m. x 40 m., y 80 m. x 40 m.
Se destacan por su altura dos de ellos que se encuentran en el centro; su elevación es de unos 10 metros. Por sus grandes proporciones se singulariza el situado al oeste del patio mayor; tiene 60 m. de largo, más o menos.
En los lugares marcados en el plano con números se encontraron perforaciones destructoras”.[2]
En esa ocasión, levanta el plano esquemático del sitio con los vestigios arquitectónicos que detectó y a los que hace referencia en su texto. Figura 4.
Figura 4.- Levantamiento de Oxtankah. Alberto Escalona Ramos, 1946, p. 584. Redibujado del original por la arquitecta Ontiveros Ortíz.
Respecto al sitio “San Manuel” menciona:
“Las ruinas del rancho o paraje de San Manuel, están situadas a 1 kilómetro al norte de las ruinas de Ichpaatun, y 14 kilómetros también al norte (NNE) de C. Chetumal.
Los cinco montículos de que se compone este núcleo en la actualidad presentan un estado de destrucción avanzado, pues sus piedras fueron aprovechadas en parte para construir las casas o chiqueros que están entre o sobre ellos (marcados en el plano con números); además, el mar, al penetrar, se lleva fragmentos de alguno de ellos y quizás se ha llevado ya alguno entero.
No se nota en el conjunto una distribución regular.
Frente a un patio abierto se conserva un largo montículo que aun tiene los cimientos de una antigua construcción.
En la parte alta del montículo mayor, que tiene unos 4 metros de altura, se encuentran también cimientos como los anteriores y además bases de columnas.
En toda la localidad y en la playa, a unos 300 metros al sur, hay restos abundantes de cerámica.
Este núcleo por su situación marítima debió ser el puerto de la ciudad arqueológica cuyo extremo norte se conoce con el nombre de “La Iglesia”, la cual está a un kilómetro al oeste. Debió servir, junto con el de las ruinas de la isla de Tamalcab, que se encuentran enfrente, como punto avanzado de la ciudad amurallada de Ichpaatún.
El nombre de “La Iglesia” procede de las ruinas de una capilla cristiana del siglo XVI, colocada en ese extremo norte, que perteneció a la Villa Real fundada por Alonso de Avila en 1532.[3]
El texto fue acompañado del plano esquemático de las estructuras que en ese momento componían el sitio. Figura 5.
Figura 5.- Plano esquemático del sitio San Manuel, elaborado por Escalona Ramos en 1946, p. 586. Redibujado por la arquitecta Ontiveros Ortíz.
En relación al sitio “Tamalcab” refiere:
“En la isla de Tamalcab, que se halla en la Bahía de Chetumal a menos de 2 kilómetros de distancia de tierra firme, existen unas ruinas situadas casi a la mitad de ella, frente a las ruinas del rancho de San Manuel, las cuales están a su vez en la playa de tierra firme a un kilómetro al norte de las ruinas de Ichpaatún y 14 kilómetros al norte (NNE) de C. Chetumal (Payo Obispo). Dicha isla tiene unos 10 kilómetros de largo, y, en el sitio de las ruinas, sólo 150 ó 160 m. de ancho. En sus playas hay manglares y cocales, y al centro un bosque de árboles grandes, especialmente zapote y habían.
El conjunto se compone de dos grandes patios de 45 m. de lado, rodeados por montículos de 1 a 5 metros de altura. El mayor de ellos conserva en su parte alta restos de muros o cimientos de muros y columnas. La orientación general es de 10° de norte a este.
Además de múltiples fragmentos de cerámica que se encuentran en el suelo de este lugar, deben mencionarse los más abundantes que se ven a la orilla del mar y en el mar mismo, en un sitio distante, a 30 m. al sur. Algunas piedras labradas en escuadra que hay en este mismo lugar, sugieren que debieron pertenecer a algún pequeño edificio que destruyó el mar al penetrar.”[4]
La distribución de los edificios fue recuperada en el levantamiento esquemático que acompañó al texto. Figura 6.
Figura 6.- Plano esquemático del sitio Tamalcab, elaborado por Escalona Ramos en 1946, p. 583. Redibujado por la arquitecta Ontiveros Ortíz.
En el artículo publicado en 1943 por el mismo Escalona Ramos, de nombre “Algunas construcciones de tipo colonial en Quintana Roo”, expresa la correspondencia entre La Iglesia que se encuentra en Oxtankah con la de la Villa Real de Chetumal que menciona Alonso Dávila en sus textos de 1533, siendo ésta la primera vez que un investigador emite este juicio.
En relación a la Iglesia de Oxtankah, Escalona Ramos refiere en dicho artículo:
“Al sur del Territorio de Quintana Roo existen las ruinas de una capilla abierta de mediados del siglo XVI, perteneciente a lo que fué Villa Real, fundada por Alonso de Avila en 1533. Está situada a 800 ó 1,000 metros al oeste de la bahía de Chetumal, y 1,200 metros al este del camino que conduce de Payo Obispo a Santa Cruz Chico. De aquella ciudad dista 14 kilometros al noroeste”.
La capilla mencionada, que mira hacia el oeste, está construida con piedra de montículos prehispánicos. En medio del atrio y frente a la puerta existe uno de ellos.
Las dimensiones de la misma son: 20.10 m X 10.40 m. El espesor de sus muros es por término medio 1.30 m. Se compone de una capilla central abierta con una gran entrada rematada por un arco correspondiente a la bóveda de cañón, de 6.60 m. de diámetro y dos aposentos laterales de 7.80 m X 4.65, y 7.80 m X 3.60 m., que debieron servir, respectivamente, como habitación del capellán y como sacristía, pues en tanto que aquél tiene puerta hacia el atrio, el otro la tiene hacia la capilla.
El techo de los tres compartimientos está derrumbado totalmente. El de la capilla fue bóveda de cañón. Los muros se conservan en pie, en regular estado, excepto los que miran al sur y oriente de la habitación que se han caido. (Por lo que parece, también los dos aposentos laterales tuvieron bóveda de cañón.).
Al centro de la capilla y de la sacristía hay dos grandes oquedades practicadas por un espiritista llamado Antonio Cocom. Este sacó en 1927, por indicación de su maestro, algunas cenizas que encontró en la capilla y las expuso al viento para que se purificaran; en la sacristía no halló nada.
Las dimensiones del atrio son: 51 X 36.50 m. Este tiene tres entradas: una al oeste, casi frente a la habitación, otra al norte, próxima a la sacristía y otra a la mitad de lado sur.
La capilla se encuentra hacia al noreste del mismo atrio, en uno de los lados menores.
Atrás de la capilla y a corta distancia, se encuentra un aljibe cavado en la roca, que debe pertenecer a la época prehispánica.
La vegetación boscosa rodea y cubre estas ruinas.[5]
El texto fue acompañado con el correspondiente levantamiento. Figura 7.
Figura 7.- Levantamiento de la Iglesia de Oxtankah, realizado por Alberto Escalona Ramos, publicado en 1943. Redibujado por la arquitecta Ontiveros Ortíz.
Los primeros contactos de los españoles con Waymil-Chetumal.
No obstante que se desconozca el nombre original que los mayas dieron a Oxtankah, sabemos que a la entrada de los españoles formaba parte del cacicazgo de Chetemal o Uaymil-Chetumal o Waymil-Chetumal, cuya extensión aproximada la incluye Fray Diego de Landa en la “Relación de las cosas de Yucatán”. Figura 8.
Figura 8.- División aproximada de Yucatán en la época de la conquista, donde se muestran los cacicazgos entonces existentes. Fray Diego de Landa, 1959.
Redibujado por la arquitecta Ontiveros Ortíz.
La historia de las primeras incursiones de los españoles en la región, da una idea no sólo de la extensión de las entidades políticas, sino también de la actitud y resistencia maya ante el avance de los españoles, así como de la historia de la capilla de Dávila, pero aun siguiendo detenidamente las descripciones que hacen de las rutas que tomaron para acceder a las poblaciones de la región, resulta imposible identificar con exactitud el nombre maya que originalmente tuvo Oxtankah.
La expedición de Dávila en 1531 cruzó la provincia de Maní o Tutulxiú y pasó por Cochuah y Tulma[6] antes de llegar a la frontera de Uaymil-Chetumal;[7] pasando Chablé, se adentró en territorio del señor de Chetumal, rumbo al poblado de Bacalar, localizado en la margen izquierda de la laguna del mismo nombre, justo en la línea donde principiaba el territorio de Waymil -integrado en ese momento a la provincia de Chetumal- que era un importante centro comercial y famoso por sus canoeros. Después de dejar la mitad de su compañía en Chablé, “… y de andar siete leguas llegaron los españoles a la gran población de Macanahau, lugar de cerca de tres mil casas, cerca de la Laguna de Bacalar.”,[8] más tarde Dávila contactó con los caciques de la igualmente grande e importante población de Yuyumpetén, y avanzó hacia Bacalar; ahí fueron bien recibidos, pero no encontraron siquiera rastro del oro que había motivado, en primer lugar, toda la expedición de Montejo.[9] En Bacalar, Dávila fue informado que no existía camino por tierra que lo llevara a Chetumal; es más probable que los Mayas de Bacalar, expertos en la navegación en el sistema lacustre, no encontraran justificación a un desplazamiento por tierra, o prefirieron elegir las condiciones más adecuadas de seguridad frente a un posible ataque de chetumaleños. Sea cual fuese la razón de la versión de los de Bacalar, Dávila salió hacia Chetumal en canoas “…en las que los españoles salieron entonces para Chetumal, cruzando la Laguna de Bacalar y bajando por un río hasta la Bahía de Chetumal.”,[10] en algunos lugares la caballería marchó a lo largo de las orillas de los lagos, como mejor pudo. “En el punto donde el río entra a la Bahía de Chetumal, los españoles hallaron una pequeña población, donde todos se embarcaron otra vez y pasaron a lo largo de la costa tres leguas hacia la población de Chetumal”.[11] Ante el avance de los españoles, los mayas de Chetumal abandonaron su ciudad y sus 2000 casas, y se asentaron en un poblado al norte, desde el que organizaron la resistencia.
Al respecto, Dávila menciona:
“… después de llegados, hallamos el pueblo desamparado de los indios, sin haber en él nadie, e habiéndole visto e ser el asiento muy bueno y haber en él muchos mayzales y ser pueblo de mucha fruta, e sobre todo, pareciéndome ser pueblo de más seguridad para nosotros, acordé de asentar en él…”[12]
Dávila dio a la nueva fundación el nombre de Villa Real.
Pronto, la resistencia indígena se expresó abiertamente. “Después de cerca de dos meses de su arribo a Chetumal, Dávila supo de ciertos indios que el hostil cacique de Chetumal había reunido a sus guerreros en el pueblo de Chequitaquil, lugar bien escogido, de difícil acceso, en la costa y cerca de cuatro leguas arriba de Villa Real”[13] Los españoles abatieron a sus adversarios y en este pueblo hallaron los tesoros buscados “…máscaras de oro y turquesa, otros ornamentos de oro y piedras semipreciosas.”[14] Después de un intento infructuoso por asegurar la lealtad que los mayas le habían prometido en su camino a Chetumal, Dávila decidió regresar, no sin grandes apuros a Villa Real de Chetumal:
“… Se embarcaron entonces los españoles (en Bacalar), y se abrieron camino con seguridad en su retorno a Villa Real por la randa de canales que cubrían el territorio. Fue ocasión de gozo el regreso de Dávila y su gente a Villa Real. Ellos y los que se quedaron dieron muchas gracias a Dios, teniendo su retorno como ´un milagro muy grande´. Solemnes ceremonias religiosas se celebraron en la iglesia que había sido construida en la población.”[15]
Finalmente, en el otoño de 1532:
“… se prepararon los españoles a abandonar Villa Real de Chetumal. Las cruces cristianas que habían erigido en la población fueron cuidadosamente retiradas y la iglesia fue desmantelada.”[16]
Dávila llegó a Puerto Caballos, Honduras, siete meses después.
Siguiendo el curso de la historia de la región, en 1544, en una nueva ofensiva orientada a arrasar con todo signo de resistencia de uno de los más poderosos y belicosos cacicazgos mayas: Uaymil-Chetumal, Melchor y Alonso Pacheco sometieron finalmente la provincia y fundaron el centro de población de Bacalar, al que dieron el nombre de Salamanca de Bacalar.[17] Gran parte de los Mayas de esta provincia fueron aniquilados en esta ofensiva; otra parte se retiró a posiciones de refugio, desde las cuales organizaron una resistencia que perduró durante siglo y medio. Como lo hicieran los mayas años después, durante la Guerra de Castas, muchos de ellos migraron hacia el actual territorio de Belice, hacia la región de Tipú; otros alcanzaron la región lacustre del Petén guatemalteco.[18]
Uaymil-Chetumal, que había sido una próspera provincia, nunca recobró su importancia.[19] El comercio peninsular quedó desarticulado, la especialización regional, que indudablemente había contribuido al gran desarrollo económico y demográfico de Waymil-Chetumal, fue abandonada o sustituida: la miel (ver Oviedo) el cacao y el algodón prehispánico, dejaron de ser productos privilegiados. Con el colapso del sistema económico, se desfiguró la red de poblaciones que constituían la provincia: Chinante, Chequitaquil, Yumpeten, Macanha, Macanche, Chanlacah, Chable, Uaytibal, Puncuy, Bolonkak y Zacluum.[20]
Filiación de Oxtankah, La Iglesia y la antigua Chetumal.
Como vemos, Escalona Ramos pensó que la capilla que existe en el extremo norte de Oxtankah, es la misma que construyó Alonso Dávila durante su corta estancia en Chetumal -1532- Fue él precisamente quien expuso por primera vez esta idea y lo hizo plenamente convencido de que así era. La propuesta de Escalona Ramos implicaba una equivalencia entre Oxtankah y Chetumal, pues las fuentes del Siglo XVI indican que la capilla fue construida precisamente en el Chetumal que los indígenas abandonaron ante el avance de los españoles. Otros investigadores han impugnado esa hipótesis: piensan que la antigua Chetumal se encontraba en Belice, no lejos de la desembocadura del río Hondo, en el camino a Tipú. La diferencia se debe a la existencia de relatos contradictorios, uno de Alonso de Luján y del propio Dávila y otro de las rutas de los viajes que realizaron los franciscanos Fuensalida y Órbita.
Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, en su descripción de la exploración del Adelantado Montejo de la Costa Oriental de Yucatán en el año 1528, menciona que Chetumal era:
“… un pueblo de dos mil casas, a dos leguas de la costa de la mar, e cuasi cercado de agua, porque la costa esta de la una parte e la laguna de la otra, e tiene una entrada, por tierra, de dos tiros de ballesta.”. [21]
Alonso Dávila, en su relación de 1533, al referirse al repliegue de sus fuerzas a la Villa Real de Chetumal, después de una fracasada expedición punitiva a la provincia de Cochuah, menciona:
“… e porque de allí (seguramente Bacalar) adelante no había camino por tierra a causa de haber grandes lagunas de agua en medio, aunque importuné mucho a los señores por ello, determinamos de embarcarnos en canoas y pasar de la otra banda de la laguna, que será cerca media legua de travesía, y de allí fui a salir a un puerto que está a la costa, do hice a los señores que llevasen las canoas por el agua abajo, y nos embarcamos, y por la mar fuimos tres leguas hasta llegar al dicho pueblo de Chetumal…”[22]
De acuerdo a la interpretación de estas dos descripciones, la correspondencia entre la antigua Chetumal y Oxtankah es incuestionable y la idea de asignarle a Oxtankah-Chetumal el carácter de “cuna del mestizaje de México”, al hacer alusión a la descendencia de Gonzalo Guerrero, en su relación con una de las hijas del señor de Chetumal, estaría justificada.
La descripción de la controversia es relativamente tardía. Según el relato de Fray Diego López de Cogolludo, publicado en 1688, en el viaje de evangelización que en 1618 hicieran al norte del actual Belice y la región de Tipú, Bartolomé de Fuensalida y Juan de Órbita, tomaron la siguiente ruta:
“… salieron de Bakhalál los religiosos y el alcalde (de Salamanca de Bacalar, Andrés Carrillo) en su compañía, a los principios de mayo, por la laguna en cuya ribera está fundada la villa, como se ha dicho en otra parte, y fueron con buen tiempo por el río que los indios llaman Noh Ukum, que quiere decir río grande. Hace también este río de salir a la mar división en muchos pequeños, que forman gran número de isletas y todos ellos se vuelven a juntar a una madre para salir a la mar que dista como nueve leguas de la villa. Salidos a la mar pasaron una travesía de tres leguas para llegar a una estancia de un vecino de la villa, que estaba allí y los recibió con mucho gusto, dándoles buen refresco para pasar adelante. Este sitio de la estancia es donde al tiempo de la conquista de esta tierra estaba fundado el gran pueblo de Chetemal, de que tanto se trató en el libro segundo, y ya no hay más de la memoria de que estuvo allí fundado. De la estancia fueron a un pueblo llamado Uaitibal que estaba cerca de la playa, y ahora totalmente despoblado (como se dirá tratando del tiempo en que sucedió), y de allí a la boca de un río que los indios nombran Zuluinicob, que es lo mismo que de los españoles…” “… Por el Zuluinic llegaron al pueblo de Puncuy que está a orilla de él, y pasaron al de Zonail, al de Hopatin, al de Lamanay o Lamayná. Este tiene una gran laguna a su ribera que se forma de los ríos y otras aguas que se le juntan…” “… Atravesaron la laguna para llegar a tierra, y en su playa quedan las embarcaiones, porque desde allí se camina por tierra como hasta doce leguas para llegar al río de Tepú.”
La lógica del recorrido de esta ruta hace difícil de justificar que el viejo Chetumal se encontrara al norte del río Hondo (Noh Ukum) y ha hecho pensar que investigadores como Thompson, Jones y otros, apoyen su idea de una posible correspondencia entre Chetumal y Santa Rita Corozal, y que la actual capilla ubicada al norte del sitio prehispánico de Oxtankah, podría ser la iglesia del poblado de Tamalcab –que originalmente estaba en tierra firme y no en la isla que hoy lleva ese nombre-. En apoyo a esta tesis está, además, el hecho de que una capilla con el grado de formalización como la de Oxtankah, difícilmente podría haberse levantado en el breve período que Dávila ocupó el sitio, un período, por cierto, de hostigamiento continuo por parte de los mayas que resistieron la conquista española de manera persistente y decidida.[23] Aunado a lo anterior, se debe tener presente que el mismo Dávila menciona, en su texto de 1532, que al abandonar los españoles la Villa Real de Chetumal, “…la iglesia fue desmantelada”.
La iglesia que se encuentra actualmente al norte de Oxtankah, fue edificada siguiendo el mismo patrón arquitectónico de las típicas “capillas abiertas” o “capillas de indios” construidas en Yucatán durante el Siglo XVI (Mc. Andrew, 1969, p.521); en una primera fase constructiva, debió haber habido una “ramada” o cubierta de madera y palma, frente al altar y bajo ella seguramente los mayas habrían escuchado el sermón. Figura 9.
Figura 9.- En la parte superior se aprecia la planta de una típica capilla abierta de Yucatán del Siglo XVI, de acuerdo a Mc. Andrew, 1969, p. 521. Abajo, la planta de la Iglesia de Oxtankah de acuerdo a Fernando Cortés de Brasdefer, Centro INAH Quintana Roo.
Durante la segunda mitad del Siglo XVI (1547-67) de acuerdo a las instrucciones emanadas del Concilio de Trento, en cuanto a la necesidad de “personalizar la iglesia”
y delimitar el espacio de las ceremonias religiosas, al frente de las capillas abiertas comenzaron a construirse naves de mampostería (Mendizábal y Códice Franciscano).
En el próximo número:
“Reseña de los trabajos de campo”.
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1945 The Maya of East Central Quintana Roo.
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[1] De Vega-Nova, 1995.
[2] Escalona-Ramos, Alberto, 1946, pp. 531-532.
[3] Escalona-Ramos, Alberto, 1946, p.533.
[4] Escalona-Ramos, Alberto, 1946, p.531.
[5] Escalona-Ramos, Alberto, 1943, pp. 17-21.
[6] Chamberlain, Robert S., Conquista y Colonización de Yucatán, 1517-1550, p.107.
[7] Ibid, p.105.
[8] Ibid, p.108.
[9] Ibid, p.105.
[10] Ibid, p.109.
[11] Ibid, p.109.
[12] Ibid, p.109.
[13] Ibid, p.110.
[14] Ibid, p.110.
[15] Ibid, pp.121-122.
[16] Ibid, p.126.
[17] Ibid, p.241.
[18] Ibid, p.243.
[19] Fray Lorenzo de Bienvenida a la Corona, C. 1544-50. México 359 y Cédula del 1 de junio, C 1549, AGI, México 2999.
[20] Villa-Rojas, Alfonso, 1945, p.8.
[21] Oviedo y Valdés, Gonzalo Fernández de, 1959, III, p.415.
[22] Chamberlain, Robert S., 1974, p. 64.
[23] Anthony P. Andrews, 1987, refiriéndose a la ubicación original de la ciudad de Chetumal, escribió: “Por muchos años, investigadores de la región habían ubicado a la antigua Chetumal en el sitio conocido como La Iglesia, a unos 14 kilómetros al NE de la actual ciudad de Chetumal, a orillas de la bahía… … …Resulta que hay varios problemas respecto a esta identificación. En primer lugar, la estructura de La Iglesia no es la que erigió Dávila… …La estructura de la iglesia aún no ha sido fechada, pero lo más probable es que haya sido erigida durante la segunda mitad del siglo XVI; ya que para aquella época era el foco de la misión de Tamalcab, que dependía del curato de Bacalar”.