Número 70

64 enriquecieron con los despojos, crearon órganos de élite “autónomos” para “gestionar los riesgos” de los efectos de sus “reformas”, corrompieron el sindicalismo, arrastraron a la población al subempleo y a la miseria. La Suave Patria para esa yunta de traidores no es más que una figura retórica, sus “reformas modernizadoras” revirtieron la expropiación petrolera, revirtieron la nacionalización de la electricidad, revirtieron la nacionalización de los FFCC (los desaparecieron), revirtieron el ejido, saquearon los recursos naturales, destruyeron la educación pública alentando a los negocios privados de educación superior, intentaron por todos los medios (incluyendo la violencia extrema) desaparecer las Normales rurales. No han podido destruir a la UNAM, el IPN, la UAM, pero lo intentaron fervientemente (y no se les quita de la mente); desmantelaron al ISSSTE, convirtiéndolo en la agencia de colocación y poder de la Gordillo. Casi acaban con el IMSS (su proyecto social plasmado en la ley de 1973, bajo el principio de solidaridad y justicia distributiva tendía a expandir la seguridad social para todas las personas, no solo para los trabajadores), le quitaron fuentes de ingreso, extirparon la capacidad de construcción de viviendas y servicios sociales, deportivos, culturales y recreativos para los trabajadores. No llegaron a acabar con su capacidad de atención médica... Destruyeron la marina mercante, lo corrompieron todo como el mitológico Midas (curioso que MIDAS se denominara el modelito teórico de atención a la salud nunca operado). En el ámbito de la atención médica para la población “derechocareciente” (como cínicamente alguien designó a quienes no tienen seguridad social), inventaron formas de privatización de servicios basadas en la transferencia de recursos al complejo médico industrial, vía los PPS, la subrogación de servicios y equipamiento, el “outsourcing”, la promoción de los seguros médicos de gastos mayores (contratados por las propias instituciones públicas y las universidades, en vez de transferir más recursos al ISSSTE o al IMSS o a los ISSSTE’s estatales). Fragmentaron, segmentaron, pulverizaron, “empaquetaron” servicios para pobres y encima los convirtieron en "contratos de seguros", transformando el Derecho a la Salud en una relación contractual del ámbito individual y privado, el "pluralismo estructurado", "que el dinero siga a la gente", "que cada quien escoja dónde atenderse"... ¿Y los servicios apá? Subsidiar la demanda no fortalece los servicios; la “acreditación” de procesos sin el recurso suficiente y necesario no fortalece el servicio; el envejecimiento de la planta laboral, enviciada, rudimentaria, incompetente y protegida por sindicatos “a modo”, a los que se les entregó todo con tal de que “no hicieran olas”, tampoco favorece los servicios. Perdimos nuestros bonos para la juventud limitando su acceso a la educación pública y de calidad, limitando sus posibilidades de inserción en el mercado laboral, no creando plazas suficientes en centros de salud y hospitales, no formando los recursos para la salud suficientes para cumplir la función de reorganizar el primer nivel con una lógica de implantación de la estrategia de APS. La "gloriosa facultad de medicina" y sus imitadores se fueron convirtiendo en propedéuticos de élite para llegar a la meta de la especialidad (limitada en su acceso y sobre todo limitada en los espacios laborales institucionales). Los años de deterioro salarial de los empleados públicos generaron el “multichambismo” tolerado, alentado, avalado por un modelo individualista que ha separado a los especialistas del mundo terrenal y los envuelve en una vorágine de avaricia y mayor acumulación de riqueza. Total, para los pobres de a pie están los consultorios adyacentes a farmacias (como alguna vez afirmara uno de esos sesudos ideólogos del negocio de la salud, de cuyo nombre no quiero acordarme, en un “serio” foro que tuvo lugar en el sacrosanto auditorio Fournier: “la verdadera atención primaria de salud del siglo XXI”). Yo creo que ya oímos mucho de sus cantos de sirena. Quieren recuperar el escaso terreno perdido (porque en realidad aún han perdido poco). No puede haber vuelta atrás, no son discursos nuevos, son sus viejos refritos de las bondades del libre mercado, de que los recursos nunca serán suficientes, de que lo público siempre se corrompe y lo privado es incólume, de que hay que

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