Número 69

24 Imagen 14. Cartel de invitación a la jornada Memorias que Resisten en Lagos de Moreno, Jalisco, diciembre de 2019. que oficialmente se busca acallar, sino que emerge como una práctica reivindicativa que contrarresta lo mismo los ejercicios de olvido, que los de criminalización. Estas contanarrativas están inscritas no sólo en esos lugares del terror que han sido reconstruidos como unos de memoria, sino que existen otros, como el “Memorial de Víctimas de la Violencia del Estado” que en el 2014 fue renombrado por el Comité 68 y donde se colocaron más de ocho mil nombres de personas que han sido víctimas de persecución política, de torturas, de desaparición forzada, de masacres, de genocidio, de encarcelamiento o que perdieron la vida por omisiones del Estado. Los nombres de las víctimas de Lagos de Moreno y de Creel fueron también incluidos en este sitio, pues este memorial buscaba dar cuenta de los crímenes del pasado, trazando una línea de continuidad que se actualiza con los ocurridos en fechas recientes. Justamente otra de las colaboraciones que han surgido de estos encuentros es pensar en la construcción de espacios que integren luchas de periodos como la llamada “guerra sucia”, así como los de esta época en la “guerra contra el narco”, donde se inscriba una versión colectiva y como antimonumento, se erija un emplazamiento que confronte las versiones oficiales. Representan un esfuerzo colectivo por plasmar una memoria que reclama justicia, que hace contrapeso a las narrativas del poder y saca del anonimato a personas que fueron víctimas de múltiples agravios que el Estado

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