Número 68

59 conquistadores españoles intimaran a los “indí- genas” su rendición ante Dios y ante los reyes de España, pues ya había llegado el día de su bien- aventuranza y de nuevas formas de vida. Requerimiento y acciones que tanto fustigó Fray Bartolomé de las Casas, no sólo por lo in- verosímil del mismo, sino por ir justamente en contra de la propia palabra que decía predicar. El dominico y otras muchas voces, ante la realidad atroz del genocidio que se estaba lle- vando a cabo en las tierras invadidas y conquis- tadas por los españoles, provocaron las llama- das Leyes Nuevas, cuyos méritos y limitaciones pueden ser discutidos y ponderados en nuestros tiempos, pero también se pueden invocar para hacer ver que hubo esfuerzos humanos que in- tentaron remediar lo insufrible. Lejos estoy yo de aquel personaje, pero con otros compañeros alzamos la voz ante las evi- dencias que arrojaron nuestra investigación, que descubrió nítidamente la construcción de un discurso de promesas de la bien a-venturan- za , que oculta realidades e información que se desplegarán en un futuro próximo, que simula, engaña, miente, todo lo cual no puede anunciar nada bueno, máximo cuando se actúa desde una posición de poder que no consulta, sino que im- pone su visión de lo que deben hacer, a los que mundo y al sumo pontífice llamado Papa en su nombre y a Rey y a la Reina nuestros señores en su lugar como Superiores y Señores y Reyes de esta isla y tierra firme por virtud de la dicha donación y consentías en qué lugar a que estos padres religiosos o declaren los susodichos. Si así lo hicieres te ha de ir bien y aquello a que estas obligado, y sus altezas en su nombre los recibirán con todo amor y caridad, los dejarán vuestras mujeres hijos y haciendas libres, sin servidumbre, para que de ellas y noso- tros hagáis libremente lo que quisieres y bien tuviese y no os compelerán a que tornéis cristianos, salvo si vosotros informados de la verdad quisieres convertir a la religión católica como lo han hecho casi todos los vecinos de estas islas y demás de esto su Alteza dará muchos privilegios exenciones que gozaran muchas veces. Si no lo hiciereis en ello dilación maliciosamente pusieres, os certifico que con la ayuda de Dios entrare poderosamente contra vosotros y os haré guerra por todas partes y maneras que tuviere y sujetaré al yugo y obe- diencias de la iglesia y de sus Altezas y tomaré a vuestras personas y alas de vuestras mujeres e hija y a los haré esclavos y como tales los venderé y dis- pondré de ellos como su Alteza mandare, y os tomare vuestros bienes, y os haré todos los males y daños que pudiere como vasallos que no obedecen y que no quieren recibir a sus señor y le resisten y contradicen y protesto de los muertes y daños que de ellos se registraren serán a culpa vuestra y no de sus Altezas ni mía, ni de estos caballeros que conmigo vinieron y de cómo lo digo, requiero, pido al presente Escribano que me lo de como testimonio firmado a los presentes ruego que de ellos sean testigo.” Hanke, Lewis (1949). La lucha por la justicia en la conquista de América, Buenos Aires: Editorial Suramericana, págs. 53-55. dice defender y que para colmo de males los ve y trata como pobres y miserables, y no como empobrecidos y con una historia de más de 500 años de persecución y de imposición de modos de vida, primero español y luego mexicano. Nuestras apreciaciones y análisis se pueden consultar en la Denuncia de Hechos que pre- sentamos un grupo de académicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia ante la Fis- calía General de la República el 15 de mayo de 2020 y que hasta la fecha no ha sido atendida de ninguna manera. En ella, no tratamos centralmente lo aquí expuesto, sino lo que tiene que ver con la transgresión, entre otras tantas leyes, a la Ley federal sobre monumentos y zonas arqueológi- cos, artísticos, históricos y paleontológicos de 1972, ley que se supone la institución donde nosotros laboramos debe hacer cumplir para salvaguardar los bienes nacionales denomina- dos monumentos arqueológicos, paleontoló- gicos, históricos y artísticos, y en contario de lo cual, los funcionarios que la encabezan han sido obsecuentes con los designios del presi- dente y por lo cual estamos ciertos, toda vez que no se tomado las medidas conducentes para su protección, que serán destruidos de mane- ra continuada en el tiempo cientos de miles de esos monumentos, con la misma velocidad y trajín de los trenes y de la pérdida de bosques y selvas y de los mismos pueblos y comunidades que hoy los habitan. Por todo lo antes expuesto es que me pre- gunto si dentro de esos ámbitos es posible su- poner que los pueblos y comunidades puedan llevar a cabo libremente su autonomía y autode- terminación. Yo creo que no, pero estoy conven- cido de que los pueblos y las comunidades no se darán por vencidos y seguirán sus caminos de construcciones alternas, a las que en la medida de nuestras posibilidades creo debemos acom- pañar sin tratar de ser ellos y menos sus voces, sino desde nuestros propios espacios, tratando de contribuir a ese ensanchamiento del huma- nismo, que considero ellos no han dejado de en- señarnos. Por su atención muchas gracias.

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