Número 56

cia mexicana. Y el problema no es técnico, por- que los absurdos técnicos de esa entrecomillada consulta resultaron ser más bien la cereza más ridícula del pastel, su rasgo más patético. El problema es de motivos. Numerosos. El motivo para imponer ese proyecto. El motivo para despreciar a los directamente afectables y afectados. El motivo para imponer a ese impre- sentable representante estatal del ejecutivo, tal vez, en efecto, su cabal representante. El moti- vo para encubrir un crimen con un fiscal dan- do conclusiones inmediatas sin fundamento. El motivo para descalificar a los opositores y agra- viarlos así doblemente. El motivo para decidir de antemano el resultado de lo que se consultará. El motivo para no honrar la propia palabra, reitera- da y clara, ante los pueblos. El motivo para creer que los pueblos son serviles. El cobarde asesinato de un líder ejemplar como Samir, seguido de la presurosa acción en- cubridora de un burócrata que atribuye ocurren- temente ese asesinato a una peculiar acción del genérico “crimen organizado” es una pieza em- blemática de nuestro nacional-surrealismo. 3 Y se oyen voces adocenadas en un cúmulo de obedientes, de feligreses: “Andrés Manuel no es capaz de hacer el mal a nadie”, “necesitamos un líder a quien seguir y proteger, es Andrés Ma- nuel, es como el Papa, no se nos va a equivocar”. No, no se va a equivocar: se está equivocando. Esa “consulta” ha sido un insulto, una afrenta, como lo ha sido la traición a la palabra empeña- da públicamente. No ha sido por supuesto una consulta, sino una advertencia. No es de olvidar. Vienen más en un modelo ya patentable. Y claro, cualquier marciano de paseo turístico (que los hay, faltaba más) diría: “mira éstos pe- culiares alienígenas terrícolas: no se les consulta y se quejan, y ahora que se les consulta se que- jan… yo venía a visitar un pueblo mágico, y me encuentro metido en una vecindad de quejosos” ¿Pero de qué consultas estamos hablando? ¿de las que se pueden hacer en las condiciones actuales, o de las que se deben de hacer en las condiciones actuales?, o bien, ¿qué caso tiene preguntarle al pollo a qué temperatura quiere ser rostizado? Si quiere su asadura más del costado derecho o en la rabadilla…

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