Instituto Nacional de Antropología e Historia, México
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A tres meses y medio de haberse notificado la aparición de la enfermedad COVID-19, se tiene ya suficiente información sobre los casos de contagio, las personas recuperadas y la mortandad que ha causado el mal, siempre desde la perspectiva médico-epidemiológica de los casos totales. En este sentido, resulta interesante ver el comportamiento de la población total por país, la cual funciona como un ente guiado por las políticas de población, las políticas económicas y el desarrollo sociocultural, pero en la actualidad se ha reorientado de manera extraordinaria debido a las políticas de salud. Está por demás señalar que las prácticas cotidianas en todas las poblaciones del mundo se han modificado tanto que se han vislumbrado escenarios tan diversos, lo que ha llegado a impactar con distintos resultados no solo a la sociedad, sino también a la naturaleza que nos circunda.
En el presente estudio, se ha hecho uso de la base datos localizados en la plataforma GitHub y desarrollada por Johns Hopkins University, en la cual se toma como punto de partida el 20 de febrero y hasta el 10 de abril de 2020, con lo cual se evaluaron 80 días de información relacionada con la COVID-19 en cuanto a los casos confirmados, muertes y casos recuperados. Esta información se ha puesto en relación al tamaño de la población que las sustenta, con lo cual, se ha convertido en un dato comparable entre los distintos países que integran el globo terráqueo. La información sobre el tamaño poblacional se obtuvo de las proyecciones al 2020 del Department of Economic and Social Affairs de las Naciones Unidas.
A manera de introducción
El actual brote de la enfermedad producida por coronavirus, COVID-19, fue notificado por primera vez en la ciudad de Wuhan, China, el día 1 de diciembre de 2019. Al principio, muchos de los enfermos registraban relación con el gran mercado de pescados, mariscos y animales vivos de Huanan, lo que señalaba que el brote podría haber pasado de los animales a los humanos, pues los coronavirus afectan a especies como los camellos, transmisores del MERS-CoV o síndrome respiratorio del medio oriente; a los gatos, transmisores del SARS-CoV o síndrome respiratoria agudo grave; y murciélagos, a quienes se les relaciona precisamente con la transmisor primaria del COVID-19 (CDC,WHO, en internet).
El 1ro de enero de 2020 iniciaron las medidas para contrarrestar el brote de dicha enfermedad, la cual, hasta el momento, se había catalogado como un tipo de neumonía viral. Se realizó, además, el cierre del mercado de Wuhan, pues al 3 de enero existían ya 44 pacientes enfermos de gravedad relacionados a dicho lugar; para el día 7 se tenía aislado ya al patógeno y se procedió a secuenciar el genoma, obteniendo los resultados el día 12 del mismo mes.
No es sino hasta el día 12 de febrero, que la OMS declara la enfermedad como nuevo padecimiento, denominándola como COVID-19 causada por el coronavirus SARS-CoV-2 y el 11 de marzo se le dio el carácter de pandemia. De aquí en adelante hemos visto como el padecimiento ha traído un nuevo comportamiento social, desde la euforia e incredulidad, el miedo a la enfermedad, hasta el riesgo desdeñado como medida de insensatez (Shawn, 2020). Así, es el comportamiento humano el que dicta, en esta etapa de la vida, cómo y con qué intensidad se propagará la enfermedad. Sin embargo, también estará modelado por las estrategias que siguen los gobiernos para subsanar la presente crisis de salud y por los sistemas de salud en sí, los cuales no están preparados para atenderla. A decir de Juárez Flores (basado en Martínez Silva en internet), existen cuatro modelos generales que han seguido los gobiernos para contrarrestar la pandemia a nivel mundial: la ortodoxia actualizada, la tecnología poblacional, el seguimiento de historia natural de la enfermedad y el modelo de vigilancia para fenómenos generalizados (modelo centinela); modelos evaluados de la siguiente manera:
La ortodoxia actualizada es el modelo aplicado principalmente en China, Rusia y Cuba. Es este un modelo restrictivo en el que las respuestas a la epidemia son: cuarentena obligatoria, cierre de fronteras, análisis a enfermos y cercos sanitarios, cancelación de eventos y actividades masivas como en escuelas, festivales, congresos, reuniones familiares, etc., en general, impidiendo la movilidad, se detiene la propagación de la enfermedad desde el momento en que se tiene conocimiento de ella.
La respuesta poblacional es clara debido al gran control que se tiene sobre la gente y por las fuertes sanciones con las que se castiga a los que rompen las normas sanitarias. Sin embargo, este modelo conlleva detener casi por completo la economía de los países, causando fuertes implicaciones sociales. Observando la figura 1, tenemos el claro ejemplo chino, en el cual, a nivel de infectados por millón de habitantes, no se han superado los 60 casos/día, contrario a lo que sería un desarrollo lógico de la enfermedad en una exposición sin control en el país más poblado del planeta: entre más habitantes mayor sería el índice de contagiados.
Esto nos lleva al segundo caso señalado por Juárez Flores (en internet), el modelo de tecnología poblacional, practicado por países como Corea del Sur, Singapur y Hong Kong. Consiste en realizar la mayor cantidad de pruebas para ir mapeando el desarrollo del contagio en la población y ganar la carrera de la distribución de la enfermedad, permitiendo que la gente y gobierno conozcan y tomen decisiones al ir dándose paulatinamente su expansión. Esto obliga también al ciudadano a estar íntimamente conectado a los sistemas tecnológicos e informar sobre su situación personal a los centros de salud estatales. Así mismo, la población debe tener los recursos y la educación suficiente para mantener la retroalimentación, y el gobierno debe poseer suficiente control sobre el territorio a evaluar, razón por la cual, este modelo ha fracasado en países como Estados Unidos y Suiza. Aunado a lo anterior, puede observarse a partir de la gráfica 1 que, en comparación con China, éste parece ser un modelo de respuesta más lento, en el que no sólo está el control del patógeno, sino que implica una fuerte disposición poblacional positiva en la toma de decisiones, motivo por el cual, el avance de la enfermedad podría haber llegado a controlarse alrededor de los 190 casos por cada millón de habitantes, tres veces más que con el modelo anterior; sin embargo, ha tenido una mejor respuesta a nivel mundial.
Gráfica 1. Tasas de casos confirmados acumulados por día para ocho países, China y Rusia representando al modelo de ortodoxia actualizada; Corea del Sur y Singapur al modelo de tecnología poblacional; Reino Unido y Países Bajos que representan al modelo de historia natural de la enfermedad; así también, Perú y México como representantes del modelo de vigilancia para fenómenos generalizados (Creación propia, con información de Johns Hopkins University).
El tercer modelo apunta a un desarrollo natural de la proliferación de la enfermedad, llamado historia natural de la enfermedad y optimización de la intervención, practicado por la mayoría de los países europeos, entre ellos el Reino Unido y los Países Bajos. Es un modelo de alto riesgo al no restringir las actividades humanas, promoviendo así la generación del contagio y la posterior inmunidad de la gente, encausando los recursos a la población vulnerable. Políticamente, los gobiernos solo promoverán la ralentización de la propagación de la enfermedad, con lo cual el desarrollo de la inmunidad será controlado; así, la población quedará protegida para futuras eventualidades de tipo estacional; sin embargo, este modelo reafirma el estatus de adaptabilidad de los individuos, manteniendo a los de mejor salud por sobre la población vulnerable, razón por la cual tampoco ha sido bien recibido por la comunidad científica ni por la OMS. Aunado a lo anterior, el eventual aumento de casos también ha elevado la mortalidad en países como España e Italia, estableciendo la falta de control y la vulnerabilidad de los sistemas de salud en estos países; así, comparativamente, al 10 de abril se están dando 1086 contagios por cada millón de habitantes/día en el Reino Unido y cerca de los 1350 en los Países Bajos, lo que ha hecho cambiar las políticas en salud más restrictivas y punitivas, elevando la tensión social.
Gráficamente se puede observar en la figura 1 que bajo éste modelo se ha ido aumentando el número de casos confirmados por cada millón de personas de manera exponencial, al tiempo que no se vislumbra un declive ni un equilibrio en el proceso de contagio, por lo que se infiere entonces que el límite será el del tamaño poblacional, siempre y cuando se controle el flujo de personas; así mismo, no se tiene contemplada la eventualidad de re-contagio, por lo que podría volverse un estadio cíclico del padecimiento.
El modelo de vigilancia para fenómenos generalizados, es el último señalado por Juárez Flores (en internet), fue generado por la OMS y aplicado en México en 2009 para atender la influenza H1N1: ese modelo, como su nombre lo indica, se inicia con una etapa de vigilancia caso por caso en la primera etapa para localizar los sitios de brote de la enfermedad, la cual cambiará a la segunda etapa cuando existan lugares en donde se establezca una distribución generalizada del padecimiento, instaurando estaciones de monitoreo que regularmente serán hospitales y se mantendrá la atención a los sitios de nuevos brotes. De esta manera, se tendrá control de dónde y cuándo está circulando la enfermedad, pero no de cuántos son los portadores de la misma. Las políticas seguidas con este modelo se irán haciendo más agresivas en la tercera etapa, o se irán relajando, dependiendo del avance de la epidemia en la región, ello con el fin de mantener un equilibrio entre el avance del padecimiento y el desarrollo de las actividades económicas. Este modelo considera cuatro fases, siendo la última de recuperación y evaluación.
Viendo la gráfica 1 podemos señalar que el desarrollo de la epidemia en México, a 40 días de su inicio, mantiene una proporción baja de contagiados, se ha estimado un nivel de contagio de 250 mil habitantes, lo que supondría cerca de 2000 contagiados por cada millón de habitantes, en cuyo caso estaríamos aun en una fase inicial, pero se puede añadir que el modelo de contención tiene como prioridad retardar al máximo el desarrollo local de la enfermedad, sin caer en el control extremo de China o Rusia, y a su vez sin dejar que la selección natural obre sobre la población, sino permitiendo anticipar comportamientos epidemiológicos e ir realizando los cambios correspondientes sobre la evolución de la pandemia.
Las tendencias poblacionales
Sentadas las bases mediante las cuales los gobiernos han decidido actuar frente a la pandemia, ¿Cuál ha sido el desarrollo social que ha tenido la enfermedad? La cultura popular, conjugada con las políticas de salud, ha dado resultados diferenciados por país. Al comparar por día las tasas de evolución de la enfermedad (gráfica 2), en Europa se presentan los casos más alarmantes: Islandia, Luxemburgo, España, Suiza, Bélgica e Italia despuntan con un descontrolado y fluctuante crecimiento de la epidemia debido a que iniciaron con el modelo de desarrollo natural; sin embargo, el descontrol también fue debido a la falta de compromiso social frente a la adversidad que se avecinaba, por lo que no sólo los contagios aumentaron.
Gráfica 2. Tasas de casos confirmados por día. Se observa comparativamente con el tamaño de cada población, cuales son los países en los que se ha dado un contagio rápido y elevado siguiendo lo abrupto de los picos en los crecimientos lineales (grupo A); así como los países en los que ha existido un periodo de latencia antes de observarse el mayor periodo de contagio (grupo B) (Creación propia, con información de Johns Hopkins University).
A partir de la gráfica 2, podemos observar dos formas en las que se ha propagado la enfermedad, tomando como base el día en que inician los reportes de presencia de contagios de COVID-19 como día cero, para cada país. En el primer grupo tenemos a los países en que se dio una rápida incidencia de la epidemia, conjugada además con crecimientos desmedidos y caídas abruptas por día (representadas por los picos que suben y bajan en la gráfica 2), los casos de Islandia, Luxemburgo o Suiza. Desde el día de aparición de la enfermedad hasta el día 15, hubo un crecimiento lento, pero del día 16 al 34 aproximadamente, se ha dado el máximo contagio. En este grupo también están los países en los que se observa un crecimiento proporcionado y rápido de la enfermedad, como Países Bajos, Portugal y Austria. Cabe señalar que estos países optaron por un desarrollo natural de la enfermedad, razón por la cual se observan las oleadas de contagio.
Para el caso 2, que bien podría ser el caso de los países latinoamericanos, se observa una primera distribución lenta de la enfermedad, esto es del día cero hasta el día 35 aproximadamente, con un posterior y rápido incremento ya sea con oleadas de contagio accidentado como en España, Bélgica e Italia, o con un incremento proporcionado día con día, pero a la vez rápido, como en Francia, Reino Unido, Alemania, Suecia y Estados Unidos.
No está por demás comentar que en España, Italia y Francia, al irse estableciendo las medidas restrictivas de contingencia, la población se fue movilizando a través de su territorio para evitarlas, lo que trajo consigo una inevitable propagación de la enfermedad. Ieva Snikersproge, antropóloga suiza, relata cómo los franceses se mostraron incrédulos ante la invitación del presidente para minimizar el contacto social, posteriormente hubo una suerte de euforia y alegría sobre la pandemia, a la que siguió un estado de descontento por la situación que se avecinaba (Altez, en internet). Posteriormente, al elevarse los contagios, los esfuerzos gubernamentales por controlar la extensión del padecimiento se vieron rebasados al suscitarse de manera paralela un descontrolado aumento en la mortalidad, lo que ha demostrado la vulnerabilidad de los sistema de salud estatales, los cuales, a lo largo de los últimos años, han cedido la estafeta a los sistemas de salud privado que se enfocan principalmente en la atención primaria; así mismo, los Estados nacionales se han relajado tanto que se ha dejado a un lado la investigación, la actualización de la infraestructura en salud y las políticas sociales como la vacunación universal, esto último debido al riesgo comparativamente bajo que han tenido las poblaciones europeas con respecto a múltiples enfermedades, entre ellas la tuberculosis, cuya vacuna podría estar asociada a una relativa protección contra la COVID-19 (Miller et al., 2000).
Gráfica 3. Tasas de casos confirmados por día, para países americanos, en donde se observan la tendencia de contagios con la creciente conformación de los dos grupos (Creación propia, con información de Johns Hopkins University).
De manera particular, Suiza ha señalado poseer uno de los mejores sistemas de salud de la región, motivo por el cual, a pesar de tener una tendencia al alta de contagiados, su sistema no ha colapsado y se han permitido atender personas procedentes de Francia y seguir aceptando migrantes en su territorio; podría señalarse hasta hoy como uno de los pocos países en donde el desarrollo natural de la epidemia se ha podido mantener bajo control (Swissinfo en internet). En la misma situación se encuentran Islandia y Luxemburgo: presentan los mayores índices de contagio, con oleadas abruptas, pero a diferencia, en Islandia existe una tasa de mortalidad baja, mientras que en Luxemburgo se ve un alto índice de mortalidad (gráfica 4).
Las tendencias que se observan en España, Italia, Francia, Alemania, Estados Unidos, Reino Unido y Suecia (gráfica 2) presentan el mismo tipo de crecimiento lento y largo en su inicio, con una espera de casi 40 días, para tener un posterior crecimiento rápido del día 40 al 80. En algunos casos se empieza a visualizar una caída en contagios, como en España, Italia, Alemania e Irán, pero la situación de otras naciones es incierta, como en Francia, Estados Unidos o Reino Unido, en donde la tendencia parece ir en incremento. Bien podrían recrudecerse los esfuerzos sanitarios en estos países y elevar la cantidad de contagios; ésto, dado que se ha demostrado que los sistemas de salud se han visto superados en cuanto a la atención de los enfermos graves. Al respecto de la situación europea, se señala a la recesión económica de 2008 como la causante de los recortes en salud, pues cambiaron las políticas sanitarias frente a la necesidad económica y al recuperarse de ésta, nunca se reestablecieron. Comparativamente con todos los países, estan los asiáticos, entre ellos China, Japón y Corea del Sur, los cuales, a pesar de ser el epicentro del contagio, han mantenido muy por debajo los niveles de contagio.
En América se están dando los dos casos (gráfico 3): el primero está representado por Ecuador y Panamá, con un descontrolado incremento en los contagios, mientras que en el segundo grupo esta Canadá además de Estados Unidos. Sin embargo, a diferencia de los países europeos, la cantidad de contagiados por millón de habitantes se ha mantenido hasta ahora por debajo de los 20 casos. Aún así, cabe destacar que la evaluación señala aquí tan sólo los primeros cuarenta días que han transcurrido desde la declaratoria de casos en cada país y que las frecuencias podrían elevarse si se sigue la tendencia europea, situación que pondría a los estados americanos en un período de pandemia más prolongado.
En cuanto a la mortalidad por COVID-19 (gráfica 4) se observa, como se ha señalado hasta ahora, que los países más afectados son los países europeos, despuntando España, Italia, Bélgica y Francia, con 200 a 350 muertes por cada millón de habitantes. Después le siguen Países Bajos, Suiza y Reino Unido con 100 a 150 decesos por cada millón de habitantes. El caso particular de Suiza resalta debido a la propaganda a favor de su sistema de salud; sin embargo, presenta un elevado índice de contagio y una elevada mortandad.
Gráfica 4. Tasas de mortandad acumuladas diarias, en donde se observa principalmente la situación de los países europeos, así mismo de Estados Unidos e Irán (Creación propia, con información de Johns Hopkins University).
Pese a que los valores de casos en China se observan elevados[1], la evaluación con respecto a su población muestra un bajo índice de contagio y mortalidad dejado por la enfermedad a lo largo de estos 80 días de análisis, constante que se está replicando en los demás países asiáticos, en los cuales la mortandad ha permanecido cercana a los 10 decesos por cada millón de habitantes. Nuevamente se pone en comparación la situación social ¿Qué es lo que ha mantenido la cantidad de contagios y decesos tan bajos en países tan densamente poblados? ¿Por qué los países europeos con poblaciones menores no han logrado detener la incidencia de contagios? Además de las políticas en salud, están las normas sociales tan estrictas practicadas en los países asiáticos.
En el caso de los países americanos, tenemos a los Estados Unidos, cuyo incremento en contagios y decesos inició cerca de un mes antes que en los demás Estados del continente; así mismo, se observa un incremento muy rápido en las muertes en países como Ecuador, Panamá y Canadá, de entre 15 y 18 decesos por cada millón de personas. Por otro lado, el cono sur parece estar más afectado que la parte norte, siendo Perú, Brasil, Chile y Argentina los que han sufrido más muertes que el resto de los países. Entre los países centroamericanos es Honduras el más afectado, presentando la mayor cantidad de decesos; ya desde inicios de abril el gobierno de ese país había advertido la “falta de compromiso social” de la población, así como la vulnerabilidad de los sistemas de salud, esperando un escenario de muertes muy elevado, razón por la cual se han recrudecido las medidas de contingencia, siendo extensivas en toda la parte central del continente. Otro caso preocupante es el de República Dominicana, con una tasa de 12 muertes por COVID-19 por cada millón de habitantes.
En cuanto a la situación social en los países americanos, ya se vislumbra como serán muchos casos, mientras en República Dominicana y Panamá se ha hecho frente a la epidemia de una manera casi desapercibida, Ecuador, con casi el mismo número de decesos por millón de habitantes, está sufriendo un desequilibrio social en el cual se ha superado al sistema de sanidad, así mismo la alta mortalidad desatada en un periodo de 12 días ha generado miedo colectivo respecto al tratamiento de los cadáveres. En México el temor a la enfermedad ha cerrado pueblos enteros, mientras que en algunas localidades hay una marca discriminación y agresión hacia los médicos y trabajadores de hospitales.
Gráfica 5. Tasas de mortalidad acumuladas, para los países americanos, excluyendo a los Estados Unidos (Creación propia, con información de Johns Hopkins University).
Si el rumbo de la enfermedad sigue la tendencia europea, entonces la distribución de la pandemia y su consecuente mortalidad en América está iniciando de manera general, parece que seguirá la segunda tendencia europea (gráfico 3), en donde los primeros días del periodo analizado, corresponden con una baja mortalidad y contagio, y posteriormente (quizás a partir de los 35 días de inicio de los contagios) se dará el salto exponencial.
En el caso de México, en los primeros 25 días se ha tenido una baja incidencia en decesos, pero hace falta ver si los sistemas de salud están preparados para soportar la atención de más enfermos; así mismo, cabe esperar que la población no se relaje ante los primeros síntomas de intranquilidad social por lo prolongado del enclaustramiento y deje de cumplir las normas sociales para contrarrestar la pandemia.
Ahora bien, así como se ha señalado el despunte de enfermos y la mortalidad que ha causado la COVID-19, cabe destacar la relación que existe entre la tasa de contagio y la tasa de recuperación diarias, analizada en los países donde surgió la enfermedad y la evolución que ésta ha tenido a lo largo de los primeros 80 días de análisis (gráfico 6).
Se pueden ver dos casos particulares en los que se ha anunciado el fin de la epidemia, China y Corea del Sur (gráfico 6). En ambos se observa que la curva de contagios (en verde) y la curva de recuperación (en naranja) tienden a encontrarse en un punto pasando la inflexión. En China éste es muy cercano al día 19 de marzo, que es cuando se anunció que no existían más casos de contagio, posteriormente los casos que han surgido no han logrado superar la cantidad de casos recuperados y separar nuevamente las curvas.
Gráfico 6. Evolución de la pandemia en cuatro países asiáticos y que han señalado control en el avance de la enfermedad COVID-19: China, Corea del Sur, Singapur y Japón (Creación propia, con información de Johns Hopkins University).
Con relación a Corea del Sur, podemos señalar que existe una tendencia similar a la de China, en donde la curva de contagio (en verde), tiende a encontrarse con la curva de las tasas de recuperación (en naranja), pero el punto de unión será posterior a las fechas analizadas; sin embargo, en Corea se anunció el control de la enfermedad desde el día 18 de marzo. Cabe destacar que, para mantener un estricto control de la enfermedad, es necesario que los casos de contagio no se incrementen y que los casos recuperados superen la curva de contagio, lo que ha hecho que el gobierno coreano, todavía al 8 de abril, mantuviese estrictas medidas de control social para detener la enfermedad, mientras que en China las medidas se han vuelto más laxas y en algunas ciudades se han eliminado.
El caso de Singapur es especial, pues se anunció el control de la enfermedad de manera temprana y posteriormente se dio un repunte de contagio del 60% de los casos. Comparte similar tendencia con Japón, quien también observa un incremento de contagios y bajas tasas de recuperación, satisfactoriamente en ambos hay también bajas tasas de decesos. El gobierno japonés ha señalado desde los primeros días que se tiene control sobre la enfermedad, sin embargo, el sistema de salud y la sociedad, no han demostrado poder disminuir o eliminar la enfermedad y su contagio.
Consideraciones finales
Se puede señalar que la distribución de la enfermedad y la muerte causada por la COVID-19 se encuentra en estos momentos en un punto intermedio de contagio para los países europeos y en un estado inicial para la mayoría de los países americanos, siguiendo el patrón de China y Corea. Por ello, los sistemas de salud deben buscar que las tasas de recuperación sean más rápidas, mientras que se disminuyen las tasas de contagio con las políticas de distanciamiento social. Así mismo, siguiendo el caso coreano, tener control sobre la distribución de la enfermedad (casos de contagio), permite que las tasas de recuperación se eleven aislando la enfermedad. Cabría preguntarse si es necesario elevar el control en los países latinoamericanos para disminuir el contagio y evitar una situación como en Europa, o esperar que el modelo de contención de la pandemia en México demuestre que la sociedad y los sistemas de salud se encuentran mejor establecidos y preparados que en otros países.
Observando el caso de los países europeos, se ha destacado el problema de la falta de sistemas de salud eficientes, sobre todo en el caso de Bélgica, Francia, Italia y España, donde la situación tan precaria ha puesto en evidencia la falta de infraestructura, el acceso desigual a los sistemas de salud y el estancamiento de las prerrogativas de investigación, y donde ejemplo a considerar es la elección de quiénes debían tener acceso a respiradores e infraestructura destinada a la recuperación, decantándose sobre los jóvenes respecto a la gente mayor, con lo cual no se ha respetado el acuerdo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en donde se señala que “los sistemas de salud deben proporcionar a toda la población el acceso a servicios sanitarios necesarios, incluida la prevención, la promoción, el tratamiento y la rehabilitación de calidad, y garantizar que el uso de estos servicios no exponga al usuario a dificultades financieras” (OPS, en internet).
De igual manera, las políticas neoliberales no han respetado el acceso universal a la salud y su cobertura universal: peor aún, se ha precarizado la situación laboral eliminando logros de trabajadores como el acceso a los sistemas de salud estatales o el sostén del trabajo en las eventualidades, así se han visto desmantelados de los sistemas de salud y sanidad, delimitando principalmente privilegios sectoriales al dar impulso a los sistemas de salud y atención privados, con lo cual se abandonó a la población general; en sí, los gobiernos neoliberales desecharon todo compromiso social respecto a los sistemas de bienestar poblacional, de ahí que en países como Ecuador la gente no sepa qué hacer ni con sus muertos.
Lamentablemente, las epidemias de este siglo han demostrado bruscamente que es necesaria una nueva política social en la que se replanteen los objetivos y prioridades de las poblaciones y aún más, que se priorice la educación humana y se de singular importancia al cambio de los “valores” que trajo consigo la política neoliberal, mediante la cual los individuos se han tornado más individuales y egoístas: quizás esto forme parte del fracaso en contra de la pandemia en los países europeos. Sin embargo, tampoco el autoritarismo de los países asiáticos se vislumbra como una solución.
Es claro que el avance de la enfermedad está en pleno apogeo y no se vislumbra un punto de culminación; sin embargo, se puede advertir que las enfermedades presentan ciclos que bien nos podrían dar un antecedente de cómo transitará la enfermedad: es un mal que inició en Asia a finales de diciembre y empezó a crecer en febrero, mes en el que llega a Europa, y ya para marzo se encontraba localizado en toda América; posiblemente abril sea el mes en el que se despunte con mayor fuerza y posteriormente hacia mayo, tengamos un declive significativo. Es importante señalar que como sucede con otras afecciones del sistema respiratorio, podrán observarse rebrotes durante el año, el primero a finales de junio, principios de julio y el segundo a finales de septiembre, principios de octubre (gráfico 7).
Gráfico 7. Tendencias estacionales de las enfermedades respiratorias, calculadas a partir de los decesos en una población colonial con un desarrollo natural de las enfermedades, para un intervalo de tiempo de 50 años, de 1750 a 1800 (Creación propia Monterroso, 2015)
Un patrón similar fue observado al estudiar la pandemia de gripe española de 1918 (CDC en internet); por su parte Ayora-Talavera (2018), señala la estacionalidad de la influenza en los climas templados de México; y la OMS ha usado los patrones de estacionalidad de las enfermedades respiratorias como indicador de los planes de vacunación desde la década de 1940. De tal forma que tomar una población colonial del centro de México, podría ser buen indicio para saber cómo se comportará el avance de la enfermedad a lo largo del año, siguiendo patrones naturales guiados por el cambio estacional.
Cabe señalar que la dinámica de las poblaciones ha sido guiada en una alta proporción por la mortalidad (otras variables son la fecundidad y la migración), denotando estar íntimamente ligada a la presencia de las enfermedades, de ahí la importancia de saber su comportamiento, distribución, control y desarrollo (Omran, 2005).
Fuentes Consultadas
- Altez, R. (2020) Antropología política de un desastre global. PRODAVINCI (Consultado el 05/04/2020) https://prodavinci.com/acerca-de-prodavinci/
- Ayora-Talavera, G. (2018) Patrón Estacional de la influenza en México: Regiones tropicales vs. Templadas. Revista biomédica vol.29 no.2 Mérida mayo.
- Brote de enfermedad por coronavirus (COVID-19), OMS. (Consultado el 30/03/2020)
- https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019
- Coronavirus: situación en Suiza. SWI (Consultado el 10/04/2020)
- https://www.swissinfo.ch/spa/sociedad/coronavirus--la-situaci%C3%B3n-en-suiza/45592694
- Enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19) CDC, USA (Consultado el 30/03/2020)
- https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/faq-sp.html
- Recordamos la pandemia de influenza de 1918 (Consultado el 25/03/2020)
- https://www.cdc.gov/spanish/especialescdc/pandemia-influenza-1918/index.html
- Juárez O. (2020) Acciones para lidiar con COVID-19: diferentes modelos. SDPnoticias. (Consultado el 20/03/2020)
- https://www.sdpnoticias.com/columnas/acciones-para-lidiar-con-covid-19-diferentes-modelos.html
- Martínez-Silva P. (2020) Los cuatro pilares de la respuesta a la pandemia. Razón Pública. (Consultado el 20/03/03) https://razonpublica.com/los-cuatro-pilares-la-respuesta-la-pandemia/
- Miller A., et al. (2020) Correlation between universal BCG vaccination policy and reduced morbidity and mortality for COVID-19: an epidemiological study. medRxiv preprint doi (Consultado el 25/03/2020) https://doi.org/10.1101/2020.03.24.20042937
- Monterroso, P. (2015) La dinámica poblacional del curato de Tulancingo, entre 1759 y 1800. Tesis Maestría, UAEH, México.
- Shawn-Pérez O. (2020) ¿QUÉ ESTÁ DICIENDO LA ANTROPOLOGÍA SOBRE EL CORONAVIRUS? Antropología Urbana. (Consultado el 13/04/2020)
- https://urbanalogia.blogspot.com/2020/04/que-esta-diciendo-la-antropologia-sobre.html?fbclid=IwAR1nDokGTqkt7E6PqSMQ8IzjQeEtyt4hpyUduN81WPhfnHluUTSAK8-9G_c
- Omran, A. (2005) The epidemiologic transition: a theory of the epidemiology of population change. The Milbank Quarterly, Vol. 83, No. 4, 2005 (pp. 731–57).
- OPS, Organización Panamericana de la salud (Consultado el 10/04/2020).
- https://www.paho.org/hq/index.php?option=com_topics&view=article&id=370&Itemid=40958&lang=es
- Plan Nacional para la preparación y respuesta ante la intensificación y respuesta ante la intensificación de la influenza estacional o ante una pandemia de influenza. (Consultado el 10/04/2020).
- http://www.cenaprece.salud.gob.mx/programas/interior/emergencias/descargas/pdf/Plan_Nacional_Influenza.pdf
- The 2019 Revision of World Population Prospects. Department of Economic and Social Affairs
- Population Dynamics. UN (Consultado el 25/03/2020).
- https://population.un.org/wpp/Download/Standard/Population/
[1] Se incorporaron 1300 casos más dado que el 17 de abril China corrigió la información en decesos.