Pareciera que la historia de quienes han decidido habitar el Ejido de Carrizalillo se fundamenta en la lucha y resistencia contra aquellos que de una u otra forma han deseado las riquezas de su territorio; Su historia habla de cómo sus antepasados resistieron y enfrentaron a las poderosas culturas de teotihuacanos y mixtecos; Habla también de los abuelos quienes participaron decididamente en la revuelta revolucionaria contra el enérgico ejército federal que años después derivó en la dotación del territorio ejidal; Su historia reciente incluye la resistencia y dignidad mostrada por sus actuales habitantes quienes han realizado un arduo proceso de organización y lucha contra el segundo corporativo más poderoso del mundo en la extracción de oro; “La GoldCorp”.
Es una historia donde el territorio siempre ha estado presente y desde sus antepasados hasta la fecha se escribe y encuentra a sí misma, pero no se sabe cómo terminará.
Origen Perdido
Dentro del ejido de Carrizalillo y en sus alrededores hacia los cuatro puntos cardinales, existen varios sitios con vestigios arqueológicos pertenecientes a la “Cultura Mezcala”, la cual floreció entre los años 500 y 900 d. C[1]., en el actual estado de Guerrero, junto al río Balsas-Mezcala, en donde establecieron un territorio que abarcó una superficie de 22,500 Km2. Fueron culturalmente influenciados por las civilizaciones teotihuacana y mixteca, su arquitectura fue monumental y usaron el arco falso en sus construcciones como los mayas, distinguiéndose de otras culturas por sus finos trabajos lapidarios -generalmente elaborados en piedras verdosas y semiduras- en forma de ornamentos, objetos rituales y pequeñas esculturas (INAH, 2008).
Durante la parte temprana del Posclásico (900/1000-1400 d.C.), la mayoría de los sitios con arquitectura monumental de la región Mezcala fueron repentina o paulatinamente abandonados, muy posiblemente por la entrada de grupos ajenos a la región, como se deduce de la presencia de cerámicas pintadas, llamadas genéricamente “Matlatzincas” o “Tlahuicas”, que conviven con las locales, entre las que destaca la “Yestla Naranjo”.
No obstante, fue después del año 1400 d.C. en que la región Mezcala ya empobrecida, es conquistada, cuando enfrentaron a los dos poderosos ejércitos del Posclásico tardío; el mexica y el tarasco. Los últimos testimonios de la cultura Mezcala que permanecieron hasta estos tiempos fueron la cerámica Blanco Granular y, posiblemente, la escultura de estilo Mezcala.
La pérdida del territorio significó la desaparición social de la cultura Mezcala y ello no permitió la transferencia de su conocimientos y rasgos socioculturales a los nuevos pobladores que fueron asentándose dentro del área que constituyó su rango de influencia, hasta que finalmente, la gente que habitó los pueblos del rededor como el de Carrizalillo no lograron adquirir ningún rasgo cultural de sus antecesores, salvo los vestigios de ruinas, cerámica y piezas labradas que son parte del patrimonio que les heredaron.
Ruinas de El Bermejal. Muñeco y cuentas de piedra
La Revolución y el inicio de una Nueva Historia
Carrizalillo debe su nombre a las cantidades de carrizo que había sobre las húmedas barrancas en distintos puntos del territorio que hoy ocupa; Es una comunidad relativamente joven, pues se fundó hacia la primera década del siglo XX -antes de 1910- por personas que originalmente venían de Xochipala en busca de las magueyeras bien desarrolladas que les ofrecía este lugar y con el cual podían continuar con la tradicional producción de mezcal. Estos mezcaleros iban y venían de Xochipala constantemente por lo que no lograron asentarse plenamente.
Aun cuando no hay fecha exacta de su fundación, la memoria colectiva remonta su origen a la época de la revolución, pues cuentan se estableció un campamento zapatista dirigido por el general Heliodoro Castillo a quien se sumaron durante la revuelta. Recuerdan también a “La Güera Amelia” coronela de Xochipala, quien una vez que triunfó la revolución hizo el reparto de las tierras a quienes participaron, siendo un factor importante para que finalmente se establecieran con cierta seguridad las primeras familias, porque durante la revuelta -hacia 1915[2]- todavía las fuerzas opositoras quemaron las viviendas que había.
Un hecho concreto de la participación de la población de Carrizalillo en la revolución se cita en la bitácora de campaña de la Coronela, quien llegó a tomar parte en 25 acciones armadas en la región Centro-Balsas. La primera que cita tuvo lugar en el campamento de Carrizalillo contra fuerzas del general Julián Blanco y está fechada el 2 de febrero de 1913, aunque algunos textos la ubican a mediados de enero. Cabe señalar que el ataque a Carrizalillo formó parte de los planes del gobierno estatal para atacar a los diversos campamentos zapatistas. En esa ocasión, el triunfo correspondió a las fuerzas revolucionarias dirigidas por Juan Andrew Almazán y Heliodoro Castillo (Nava Moreno 1987).
Coronela “La Güera Amelia”, sobrina de Don Isaac Ávila Jiménez, papá de Don Santiago Ávila.
No hay mucha precisión de los relatos revolucionarios de los ciudadanos de Carrizalillo, de tal manera que no sabemos si algunos de ellos corresponden a los triunfos encabezados por la Coronela, por sus superiores o de las propias fuerzas zapatistas del lugar, pero de una u otra forma los vestigios revolucionarios están ahí y son de alguna manera sitios históricos llenos de leyendas; Como el sucedido en uno de los linderos del territorio, “cuando los abuelos asentaron un duro golpe a los soldados del gobierno quienes al intentar ingresar a la zona, por la vereda que anteriormente iba a Xochipala, fueron emboscados en la parte baja de una barranca en la cual varios soldados fueron cubiertos por piedras que rodaron desde la cima”. Hoy a ese sitio se le conoce como “La Mojonera de Tranquillas” en alusión a la gente del pueblo que se atrancó hasta vencer a los federales[3].
La primera generación que llegó a Carrizalillo fue la de Nachito Villar y Ruperto Peña pero en poco tiempo los siguieron Ubaldo Adame, Crisóforo Celso, Lucas Celso Carrera, Bernardo Villalba, Ignacio Bautista, Marcos Adame y Brígido Celso, algunos de ellos forjados en la lucha revolucionaria y padres de los actuales abuelos del pueblo, don Mariano, don Adán y otros quienes originalmente fueron atraídos por las magueyeras, pero que al establecerse en el pueblo rápidamente complementaron su quehacer introduciendo ganado vacuno y cabras[4], así como también al poco tiempo inició a siembra de “La Milpa”, tan importante que llegó a funcionar como el principal motor de la agricultura maicera, debido a que un pequeño rincón del ejido resultó excelente para la producción capaz de atraer a familias de otros lugares de la región, como sucedió con la gente de Tixtla y Chilacachapa, hablantes del idioma mexicano (náhuatl), quienes vivieron aquí hasta la década de los 80. Un hecho irrefutable es que conforme fueron creciendo las fuerzas productivas es como fue estructurándose la sociedad que la habita como pueblo actualmente.
De las Piedras a los Metales
Algo que es esencial del territorio del ejido es que en sus entrañas posee riquezas minerales que ninguno de sus actuales habitantes habría imaginado. Ya mencionábamos que “La Cultura Mezcala” se distinguía por sus finos trabajos elaborados en piedras de tal calidad y belleza que su territorio rápidamente fue codiciado por otras culturas, quienes se apoderaron de infinidad de piezas arqueológicas hechas monolitos, ídolos, máscaras y cerámica, entre otros.
Los insumos que utilizaron para la elaboración de las piezas arqueológicas fueron vastos pero sobresalieron algunos minerales como; hematita, amatista, calcedonita, antimonio, oro, plata, cobre, hierro, zinc, tungsteno y otros que fueron aprovechados de acuerdo a los conocimientos que había en esa época para su extracción y manipulación.
Esa cultura lamentablemente no les heredó su forma de organización, pero sí les dejó múltiples resquicios de su riqueza arquitectónica basado en ruinas, pinturas y piezas de gran valor histórico, que en su momento fueron también insumos para el intercambio monetario para quien lograba extraer alguna piezas para venderlas a compradores que llegaban al lugar ofreciendo “buenos precios” de acuerdo al tamaño y la calidad de los hallazgos.
Varios siglos después de la desaparición de “La Cultura Mezcala”, gentes de fuera empezaron a realizar exploraciones para la identificación de yacimientos de metales, como el oro o la plata que fueran susceptibles de explotación a gran escala. Derivado de ello, no se sabe en qué fecha aparece la primera minera denominada empresa “Los Francos” que dio forma al poblado de San Pedro ubicado entre tierras de Xochipala, El Bermejal y Tranquillas, y del cual hoy solamente quedan vestigios de su iglesia y algunas construcciones, pero se esta fue la primer empresa que extrajo metales realizando socavones o túneles. Posteriormente en 1938 aparece la segunda minera "Guadalupe SA de CV" quien comenzó a extraer oro de la reserva denominada Nukay ubicada hacia el sur del territorio de Carrizalillo, aunque a los pocos años vieron interrumpidas sus actividades por motivos de la participación de México en la Segunda Guerra Mundial.
Al concluir la guerra, por el año de 1946 nuevamente iniciaron operaciones sacando el oro a través de una locomotora de diesel hacia una terminal que lo llevaba por avión a la trituradora en Nuevo León, lo que seguramente repercutía en grandes costos de producción, aunque seguramente por el volumen de extracción que lograban fue plenamente rentable. Sin embargo, en 1961 nuevamente cesaron operaciones y se reabrieron los trabajos hasta 1983 pero ahora por “La Minera Nukay SA de CV[5]” quien construyó una planta de tratamiento evitando el traslado del material a otros sitios.
En ese contexto, es probable que los habitantes de Carrizalillo y de otras comunidades del rededor hayan adquirido un conocimiento amplio en la identificación de algunos minerales que obtenían durante el proceso de exploración que inicio con la minera “Los Francos”, de tal manera que aprendieron a extraer minerales utilizando herramientas simples a partir de la excavación de pozos sobre las laderas de los cerros -como la hematita, antimonio, plomo, calcita, cristal y piedra verde-, el cual vendían por kilogramo a compradores regionales quienes se animaban a subir al pueblo o las bajaban en bestias por el camino real rumbo a Iguala y Xochipala, aunque también se dirigían rumbo al Balsas donde estaba la estación del ferrocarril por donde pasaba el tren que iba de México a Cuernavaca[6].
Conforme se llegó al siglo XXI y en total acuerdo de los ejidatarios, las operaciones mineras alcanzaron su desarrollo total con el establecimiento del complejo minero “Los Filos[7]” el cual incluye: Dos tajos a cielo abierto, “EL Bermejal” y “Los Filos”; “Los Túneles de Nukay”; y “Los Patios de Lixiviados”, que en conjunto son capaces de generar el 10% del total de producción mundial anual de oro de la empresa GoldCorp.
No obstante los acuerdos establecidos con la empresa, los ejidatarios empezaron a organizarse para tratar de obtener un precio más justo por sus tierras que en un principio fue negado por la empresa, hasta que el 2 de febrero del 2007[8] los ejidatarios decidieron parar el complejo minero durante 84 días, y finalmente la empresa decidió establecer el diálogo para derivar en el primer convenido de negociación que se firmó el 2 de abril del mismo año.
El 2 de abril del 2009 nuevamente los ejidatarios realizan el paro de la empresa por considerar que en los convenios anteriores habían existido insuficiencias que tenían que ser corregidas para seguir trabajando juntos, a lo que la empresa después de 14 horas, decidió negociar en base al pliego petitorio de los ejidatarios en el cual se marca una diferencia importante con relación a los convenios anteriores. Se establece un convenio por cinco años y no anual y la renta de la tierra deja de tratarse en pesos para ahora fijarse en 2.5 onzas troy de oro por hectárea, considerando la cotización del promedio anual de la onza de acuerdo al mercado internacional, así como la cotización del dólar al cierre de un día determinado.
No hay duda que la historia de Carrizalillo se ha escrito en base a la lucha y resistencia de quienes la han habitado, y siempre sus luchas se han desarrollado contra quienes pretenden las riquezas que hay en su territorio, la cual es mucha y ha estado desde siempre presente de múltiples formas, ya sea a partir de los grandes logros arquitectónicos y arqueológicos de la gran cultura Mezcala o debido a la participación de la población durante la revuelta revolucionaria que los hizo acreedores de sus tierras, hasta la lucha encabezada por los actuales y aguerridos pobladores de este siglo quienes enfrentan a una de las empresas más poderosas del mundo.
No obstante todas las luchas que han emprendido en cada época sus pobladores, hay un elemento de coincidencia que los une en el tiempo; Su riqueza se desvanece y habrá que ver si los que vienen de tras la restablecen o la pierden para siempre.
[1] Estudios recientes de radiocarbono de Luisa Paradis en Ahuinahuac (Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH)
[2] Entrevista con el señor Lucas Celso realizada el 13 de septiembre de 2008 en Carrizalillo, Guerrero.
[3] Entrevista con el señor Santiago Ávila realizada en marzo del 2009 en Carrizalillo, Guerrero.
[4] Entrevista realizada con el señor Mariano Peña, octubre de 2008, Carrizalillo, Guerrero.
[5] Con el ingreso de la Minera Nukay -1983- se abrió el camino que va de Mezcala a Carrizalillo, el cual fue pavimentado recientemente -2008-, como resultado de la negociación que los ejidatarios realizaron con la empresa minera LUISMIN desde 1997.
[6] Entrevista con don Esteban Ávila
[7] La explotación de Los Filos comenzó en el 2005, la de El Bermejal en el 2006, el primer viaje a los patios de lixiviados fue en el 2006, en el 2007 se realizó el primer riego con cianuro en el patio y en el 2007 se obtuvo la primer barra de dore.
[8] Existen varios documentos que hablan del proceso de lucha del 2007, por lo que aquí se omite una relatoría amplia.