Nuestra editorial deriva, en este número de En el Volcán, de la temática de los trabajos que lo componen. Inicia con un texto del historiador Felipe Echenique sobre la historia del nombre de la ciudad de México, originalmente denominada Temixtitan, en particular en el periodo que va de 1522 a 1548. Temixtitan-México pasaría a ser la ciudad de México y muchos años después “Distrito Federal” en un proceso que refleja el juego de factores de muy diversa índole, subyacentes siempre en la nominación de lugares, personas, realidades. Así, añadiremos que la ciudad de Temixtitan, luego de transitar por esas vías peculiares, sufre un bautizo más hoy, en que se le asperjea con el agua bendita y los rezos a la Santísima Madre de la Oportunidad Política, para aparecer como la flamante “CDMX”.
Ciertamente, ni a Moctezuma ni a Cortés, en sus delirios más disparatados, se les hubiera ocurrido que Temixtitan pasaría un día a convertirse en CDMX. Un lenguaje peculiar, el de las siglas. Casi pródromo de la robótica en ascenso. Pero con todo y su muy moderna CDMX, el rancio culto a la ficción persiste ominoso e impertérrito en la capital de la República y en todos sus alrededores, cercanos y lejanos. Esa ficción nacional sistemática, se hace manifiesta, por ejemplo, en las maniobras delincuenciales para parirle una constitución a esa novedosa CDMX, al imponerle un formato a modo para “elegir” una asamblea constituyente que prescinde de una verdadera consulta a la población y protege así los intereses particulares de los parasitarios partidos políticos.
Al trabajo de nuestro colega Echenique sigue un artículo de Sara Lúa González Forster, quien describe una significativa red de proyectos educativos que han estado operando durante más de treinta años en los municipios de Ixtacamaxtitlán y Zautla, en la Sierra Norte de Puebla. Ante la emergencia de diversos megaproyectos extractivistas inconsultos y depredadores como los que se pretenden imponer en dichos municipios y en otros muchos del país, con la venia cómplice del Estado, la vertiente educativa juega un papel determinante. ¿En quién, si no es en la formación y en el ejemplo a las nuevas generaciones, podemos cifrar la esperanza? Es en ese marco que se ubica la descripción y análisis aportados por la autora. Sin atender el rubro educativo, la defensa de los territorios puede resultar vana; sin embargo, esa defensa constituye en sí un proceso educativo esencial.
Por su parte, Ricardo Melgar se ocupa de una interesante contienda epistolar habida en 1927 entre Jaime Torres Bodet y José Carlos Mariátegui, significativa en el contexto de las relaciones entre intelectuales y grupos intelectuales de América Latina, y donde ha estado subyacente la discusión sobre su papel y su responsabilidad ante los grandes problemas de nuestras sociedades.
A su vez, Daniel Omar de Lucía ubica la visita de Barack Obama a la Argentina, repasando sus alcances y los diversos elementos de su contexto histórico y actual, en un momento en el que el país se encuentra abrumado por una ola de medidas gubernamentales regresivas, emblemáticas de una política ajena al bienestar de la población.
Antonio Rengifo rememora la visita de Camilo Torres a la Universidad de San Marcos en Lima Perú, en julio de 1965. Torres fallecería en un encuentro con el ejército colombiano en febrero del año siguiente, es decir, hace medio siglo. Al texto de Rengifo le sigue un llamado del mismo Camilo Torres, “Mensaje a los cristianos”, con elementos que no sólo marcan esa época, sino la actual.
Finalmente, se han incorporado a este número varios documentos pertinentes de referencia, que nos recuerdan la complicada dinámica por la que estamos atravesando en tantos frentes: una declaración de la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH) denunciando el asesinato de la activista indígena hondureña Berta Cáceres, un comunicado de prensa de la Misión Internacional “Justicia para Berta Cáceres” llevada a cabo en Honduras en relación con dicho asesinato y otro texto de condena generado por una sólida red de organizaciones sociales en Oaxaca, resaltando que el asesinato de Berta Cáceres no es sólo un agravio a los pueblos indígenas de Honduras, sino también un atentado contra los movimientos sociales de resistencia al neoliberalismo en Mesoamérica entera; le sigue un llamado desde el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales sobre la actual situación en Brasil contextualizando la campaña para separar de la jefatura de gobierno de ese país a su actual mandataria.
No podemos terminar sin aludir en breve al tema de Ayotzinapa: en estos días, la cargada de la simulación de nuevos informes apunta a desgastar a lo largo del sexenio a quienes exigen un NO a la impunidad, incluyendo la parte que le toca al ejército.