Los cajetes de la sal: la pérdida de un patrimonio cultural en la Mixteca Baja Poblana, un estudio de caso en la comunidad de “El Salado”

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La producción de  sal en el contexto mesoamericano ha jugado un papel clave en los distintos procesos históricos y sociales de los grupos humanos que habitan esta región, los cuales han interactuando de un modo particular con el paisaje y los recursos naturales. Estos procesos de adaptación se dieron no sólo en los márgenes biológicos, sino también trascendió a los procesos culturales y sociales que conformaron la vida social. De este modo, las comunidades productoras de sal encontraron en ésta un recurso estratégico para la subsistencia humana y un elemento base para el intercambio comercial (Eduardo Williams, 2005). Así, la sal se convirtió en una de las bases de la economía del México prehispánico, creando distintas rutas de comercio que eran recorridas a pie por los pochtecas que Sahagún (1989) en su libro Historia General los describe como comerciantes que trasladaban materias primas a  lo largo de los distintos poblados.

De este modo podemos señalar que los distintos abrevaderos o salinas, trazaron las rutas de comercio, las cuales en su mayoría están situadas en las costas en donde  se aprovecha el agua del mar. Así mismo también se dio el caso de salinas al interior de algunas cuencas, en las que se utilizaron manantiales de agua salada para la producción de la misma.

La distribución geográfica de los pueblos prehispánicos productores de sal, como señala Miguel de Mendizabal (1928) fue definitiva en la visión tributaria de  los grandes señoríos y el abastecimiento de los pueblos no productores de este recurso. Esto impulsó la sobreproducción no solo de la sal misma, sino de los demás elementos que se implementaron para producirla, tal es el caso de las eras, las cuales fueron reproducidas en laderas y cuencas  con la intención de incrementar el abastecimiento de sal. 

La importancia de este recurso trascendió no solo al ámbito productivo y comercial, sino que impactó en el ámbito cultural, ya que la sal pasó de un ser anímico a una deidad. Sahagún (1989) señala que entre los mexicas existían un culto esencial al paisaje y a los distintos recursos naturales que se encontraban en este, tal fue el caso del agua, en la que Tláloc era el señor y guardián, y su hermana Huixtocihuatl (Ver Figura 1) quien  custodiaba las aguas saladas o marinas y a la cual se le atribuía el invento de la sal. Según el mito azteca ella fue desterrada por sus hermanos los tlaloque a las aguas saladas y ahí ella inventó la sal, la cual producía por medio de tinajas o cajetes. Esta deidad estaba relacionada a la fertilidad, ya que su importancia era reflejada en el valor de la sal misma y en las distintas formas en que esta era empleada. De esta maneta la vida ritual en torno a la sal era considerada esencial para aquellos que vivían de este recurso. Tal como describe Sahagún, diciendo que  el séptimo mes lo llamaban tecuilhuitontli  y era la fiesta de la señora de la sal, a la cual las mujeres ofrendaban flores, cantos y bailes e incluso sacrificios humanos con la intención de que Huixtocihuatl fuese propicia con ellos.


FIGURA 1. Huixtocihuatl Diosa Azteca de la sal (Imagen tomada del libro Diccionario de Mitología Nahua).

Estos elementos que conformaron la cosmovisión y la producción de sal en el contexto mesoamericano,  estructuraron un sistema de identidad local y regional que afianzó la producción de sal, como lo señala Haydee Quiroz (1998) la cual denomina a este proceso como “la cultura de la sal” ya que por medio de esta, se exponen los valores étnicos y culturales que estas comunidades han formado a lo largo del tiempo, y que han sido trasmitidas de generación en generación dando como resultado una perspectiva de la producción de sal en sus distintas variantes culturales. Tal es el caso de la producción de sal en la Mixteca Baja Poblana, la cual ha sido campo de estudio de diversas disciplinas, como lo es la arqueología y la ingeniería, en las cuales se retoma no sólo el origen de esta, sino el funcionamiento y la importancia que tuvieron estas salinas para con los demás grupos contemporáneos existentes. Por su parte los estudios arqueológicos han analizado más específicamente los restos materiales existentes o encontrados en los distintos parajes de siembra, con la intención de comprender y analizar los elementos que implementaron para la construcción  de las eras, las cuales principalmente fueron labradas sobre las laderas en donde se encontraban manantiales de agua salada. Así mismo, la ingeniería ha contribuido con el análisis hidráulico que estas comunidades empleaban para el traslado del agua y el llenado de las eras, junto con el comportamiento que tenía dicho fluido en la producción intensa de sal. 

Es por ello que hablar de la producción de sal, es analizar y comprender no solo territorios geográficos y productivos, sino elementos culturales y etnoterritoriales, en los cuales se expresa de forma particular  la producción de sal, tal es el caso de la Mixteca Baja, la cual   bajo la mirada  de Michael Lind (2007) es interpretada como una geografía cultural, la cual está  dividida por Mixteca Baja, alta y de la costa abarcando  el territorio de Puebla, Oaxaca y Guerrero. Estas tres regiones fueron ocupadas por mixtecos antes de la conquista de ahí su nombre, sin dejar de mencionar que estos cohabitaron con otros grupos entre ellos Tlapanecos, Popolocas, Chochos, Ixcatecos, Triquis , Amuzgos y Nahuas. 

Por  otra parte, los estudios realizados en la Mixteca Baja Poblana, han estado encaminados más a la conservación de los recursos naturales, ligándolos a las áreas naturales protegidas, ya que en esta existe una gran variedad de flora y fauna típica de la selva baja caducifolia.   De esta manera, los estudios etnográficos y antropológicos de la producción de sal en esta región han sido escasos, tal es el caso de la comunidad de “El Salado” la  cual es una ranchería perteneciente al municipio de Jolalapan, Puebla. Territorialmente esta comunidad es catalogada dentro del territorio de la Mixteca Baja, aunque por sus colindancias y cercanía con el Estado de Morelos su cosmovisión es más de carácter nahua.  Según el archivo histórico de la cabecera municipal, esta región fue poblada por comunidades pertenecientes a la cultura Olmeca, quienes aprovecharon los recursos naturales existentes de esta zona, que  fueron clave para su vida social y cultural. Dichos recursos incluyeron la producción de sal, la cual fue producida y entregada en tributo al señorío de Hueytlatocayotl junto con más elementos extraídos de esta región.

La comunidad de “El Salado” actualmente cuenta con 145 habitantes, según el censo nacional de población. La comunidad está localizada a 920 metros sobre el nivel del mar, es por esto que  su clima es cálido subhúmedo. El poblado colinda al norte con la comunidad de Xantiopan, al sur con Teutla y Huachinantla, al oeste con Huaxtla y al este con Jolalpan. (Ver figura 2). Estas características han estructurado distintas vías de subsistencia y de abastecimiento de alimentos, en las cuales sobresale la agricultura, que ha sido base en la dieta  de esta de zona y la recolección de algunos frutos propicios de esta región.


FIGURA 2. Mapa en el cual se ubica la comunidad  del “El Salado” en el municipio de Jolalpan, Puebla. (Imagen de Google Earth, 2014, Mapa de Alondra Nicolás).

Actualmente la economía de “El Salado” está basada en la agricultura  de temporal  y en la crianza de ganado bovino, sin dejar de lado las aves de corral y el ganado caprino que ha incrementado en los últimos años gracias a los proyectos de CONAFOR (Comisión Nacional Forestal) en los que por medio de estos proyectos de desarrollo comunitario, han implementado vías alternas de producción y subsistencia. Cabe señalar que dentro de este mismo rubro, los  proyectos en esta comunidad han estado más estrechamente ligados a la conservación del Venado por medio de la UMA (Unidades de Manejo) los cuales son otorgadas por medio SEMARNAT (Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales) y en los que se establecen normas y parámetros de conservación, y de caza regulada, con la finalidad conservar la fauna silvestre de la comunidad. Dichos programas desde la visión de SEDESOL (Secretaría de Desarrollo Social) han contrarrestado los problemas de  marginación que se ha catalogado como alto dentro de esta zona. Sin embargo, la realidad  social de la comunidad refleja que no ha habido avances significativos para atender los índices de marginalidad, lo que ha derivado en que la gente migre (Ver figura 3).

Así mismo, la comunidad  ha estructurado su vida cotidiana acorde a un sistema económico tradicional, el cual hasta cierto punto ha sufrido algunas modificaciones por las vías de rentabilidad y de subsistencia en esta comunidad, tal es el caso de la siembra, la recolección y el  pastoreo, que se han visto beneficiados por programas de distintas instancias académicas y gubernamentales que ayudan al cuidado o manutención de dicha productividad contraponiéndola  a la  producción artesanales propia de la comunidad, tal es el caso de la Sal, la cual sea convertido en una producción netamente familiar, poco rentable.

 

Indicadores de Marginación

El Salado

2005

2010

Población total

138

145

% Población de 15 años o más analfabeta

17.76

13.39

% Población de 15 años o más sin primaria completa

44.34

39.09

% Viviendas particulares habitadas sin excusado

8.57

2.38

% Viviendas particulares habitadas sin energía eléctrica

2.86

0.00

% Viviendas particulares habitadas sin agua entubada

20.00

11.90

% Ocupantes por cuarto en viviendas particulares habitadas

17.14

1.16

% Viviendas particulares habitadas con piso de tierra

22.86

38.10

% Viviendas particulares habitadas que no disponen de refrigerador

11.43

19.05

Índice de marginación

-0.94853

-0.58848

Grado de marginación

Medio

Alto

Lugar que ocupa en el contexto nacional

 

72,680

FIGURA 3.Tabla de los Índice de marginación de la comunidad de “El salado”, Puebla. (Estimaciones del CONAPO, índice de marginación 2005, y CONAPO 2011).

 

Dentro de los grupos domésticos ha subsistido la producción de sal, los cuales como señala Haydee Quiroz (1998) han sido punto clave en la obtención y reproducción de la sal. La organización de dicha tarea está a cargo en los roles específicos que tanto hombres como mujeres desempeñan en cada comunidad, provocando que cada uno de ellos dedique tiempo a la realización de estas actividades. En el caso de la producción de sal, los grupos domésticos implementan formas de producirla y de distribuirla al interior de la comunidad, tejiendo entre ellos una vía de mutua colaboración. Silvia Yonagisako (1979) refiere que estas vías de ayuda están basadas en los elementos de parentesco que estructuran el aprendizaje y la producción de la sal.  Es así que la familia o unidad doméstica,  es entendida como una estructura productiva, como  ha descrito Elena Chaveros y Lourdes Godínez (1996) la cual por medio de los procesos culturales  y sociales, trasmite los saberes generacionales, adquiridos por medio del conocimiento empírico del medio en el cual viven. De este modo la producción y consumo está mediada por las necesidades familiares y de parentesco. En el caso del “El salado” la producción de sal se realiza con la intención de abastecer no solo la despensa familiar, sino  también de proporcionar ésta al ganado, sin dejar de ver que dicha sal puede ser vendida en cualquier caso.

La sal de “El salado” se produce de manera artesanal, en esta actividad participan por lo regular mujeres, que acuden a un paraje dentro de la comunidad llamado las salinas, (Ver figura 3) en las que se encuentra un manantial de agua salada que proporciona el agua necesaria para la producción de sal. Al pie de este manantial se encuentran los cajetes, nombre que los pobladores le dan a una serie de terrazas que fueron construidas desde tiempos prehispánicos y en las cuales aún se produce. Estos cajetes son llenados por medio de un pequeño acueducto que distribuye el agua necesaria para dicha actividad.


FIGURA 3. Las salinas, en el Rancho “El Salado” lugar donde se produce la sal por medio del agua de manantial, también conocido como los cajetes. (Fotografía de Daniel Aguilar Escobar).

El procedimiento para realizar esta actividad, primero que nada depende del sol, y debe realizarse en días soleados, ya que gracias al calor, el agua es evaporada  dejando la sal cristalizada. Cabe señalar que durante este procedimiento solo son llenados los cajetes necesarios acorde a la cantidad que quisiera producirse.

Cuando vamos a hacer sal, primero vemos como está  el clima, si es bueno pues vamos a las salinas y allá limpiamos los cajetes que vamos a ocupar y ya después echamos el agua y pues a esperar[ii]

Posterior a esto, el traslado del agua se hace por medio de un pequeño acueducto (Ver figura 4)  tallado sobre la piedra, e incluso hoy en día se pueden utilizar mangueras que faciliten el llenado de los mencionados Cajetes.

Ya que limpiamos el cajete le abrimos al canalito para que se comiencen a llenar, pero si el cajete está lejos del ojo de agua, luego le ponemos la manguera para rápido[iii]

Tras el llenado, solo queda cuidar el movimiento del agua, ya que si se llegase a tocar o a moverla, la sal se amargaría. Como va trascurriendo el día, la intensidad del calor de la Mixteca Baja va en aumento ya que en sus días más calurosos  alcanza los 40º Centígrados,  y así va evaporando el agua dejando visiblemente la sal, para la tarde el agua se ha evaporado completamente.  Las mujeres se acercan para recoger la sal, ayudadas de algunos baldes con la intención de recogerla y guardarla.


FIGURA 4. Acueducto en las Salinas de Rancho “El Salado” (Fotografía de Daniel Aguilar Escobar).

 Esta sal es básicamente utilizada en la gastronomía del poblado, en la cual los frijoles y el maíz son clave de la dieta básica de todos los días. Por otra parte,  esta misma sal es dada al ganado como suplemento alimenticio y con la intención de provocar en estos un mayor apetito que los conducirá a pastar y por ende a engordar. De igual modo, es empleada para la conservación de carne, tal es el caso de la cecina  o de la carne de venado, que a través del uso de la sal se evita la descomposición de dichos alimentos.

Actualmente, la producción de sal podemos catalogarla en un estado de emergencia,  ya que su producción se ha visto reducida por la erosión de los cajete, por la falta de mantenimiento y por la invasión de parte  del ganado  bovino de la región, sin dejar de lado  la falta de apoyos económicos para la reactivación de dicha economía. Las labores de rescate por parte de la comunidad han sido nulas, ya que la falta de conocimiento de cómo fueron creados los cajetes de la sal es escasa, debido a que la población le ha brindado más interés a las distintas medidas productivas rentables, dejando de lado la utilidad de ampliar cuidar o preservar los cajetes aún existentes.  (Ver figura 5).   Así mismo, algunas personas de la comunidad han tratado de restáuralos por medio de materiales de construcción, como es el mortero de cemento, ya que este material es considerado resistente en la construcción de casas y muros de la localidad. Este material obtenido a base de arena y cemento, no fue suficiente para aguantar la fuerza de la sal, ya que después de secar la restauración colapsaba al producir la sal. Este problema trascendió  a la cabecera municipal, que brindó el apoyo enseñando técnicas de  restauración que podrían emplearse para la conservación y el rescate de  los cajetes. Estas técnicas implicaba hacer una pasta  llamada “argamasa”, la cual fue utilizada por las comunidades coloniales durante la conquista y que en este caso no  funcionó como de se deseaba.


FIGURA 5.Las Salinas de  “El Salado”. Cajetes erosionados y destruidos. (Fotografía de Daniel Aguilar Escobar).

Estos materiales que se han usado para la conservación de los cajetes de la sal en la comunidad  de “El Salado” han  sido inútiles por que la comunidad no ha podido encontrar una técnica de mantenimiento que le permita  conservar y rescatar sus cajetes. De este modo, la producción de sal en la Mixteca Baja Poblana ha quedado en el ámbito netamente comunitario o familiar, donde los pobladores se resisten a perder la producción de sal, la cual se prolongará en tanto sigan existiendo los cajetes, ya que las necesidades de subsistencia y económicas de la región, exigen se incremente el cultivo de temporal  y el ganado bovino en los terrenos circundantes a las Salinas, provocando la erosión y  la pérdida de los cajetes de la sal. Así mismo, es preocupante desde el cometido antropológico, la pérdida de un conocimiento milenario, tradicional y económico de esta zona de la Mixteca Baja Poblana,  en la cual sobre sale la interrogante de la existencia de programas gubernamentales o sociales, que fomenten y preserven la economía nativa de las distintas comunidades,  movilizando una producción tradicional, sustentable y rentable, acorde a los recursos naturales que  preserva la localidad.

 

Bibliografía.

  • Williams, Eduardo (2005). “Etnoarqueología de la Producción  de sal en la cuenca del lago Cuitzeo, Michoacán, México”. Latin American Antiquity 10 (4), págs. 400-414.
  • Quiroz, Haydee. (1998). Las mujeres y Los Hombres de la Sal. Un proceso de producción y reproducción cultural en la costa chica de guerrero. Tesis Doctoral. Universidad Iberoamericana, México, DF. 
  • Lazos, Elena y Godínez Lourdes (1996). La familia como estructura productiva en el inicio de la ganadería en tierras campesinas del sur de Veracruz, en Estudiar a la familia y comprender a la sociedad. Colección Familia, género y sociedad, México, DF.
  • Robelo, Agustín (1905). Biblioteca Porrúa. Imprenta del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, ed. Diccionario de Mitología Nahua. México. p. 206
  • Aguilar, Daniel (2015). Diario de Campo.
  • De Mendizábal Miguel (1928). La influencia de la sal en la distribución geográfica de los grupos indígenas de México. Imprenta del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, México DF.
  •  Lind, Michael (2007). "Archeology of the Mixteca", Boletín de Estudios Oaxaqueños, núm. 7.
  • Sahagún, Bernardino de (1989). Historia general de la cosas de la Nueva España, vol.2, México, CONACULTA.
  • Yanagisak, Silvia (1979). “Family and household: the analysis of domestic groups” Annual Review of Anthropology pp. 161-205.

 

[i] Centro de Investigación en Biodiversidad y Conservación. Universidad Autónoma del Estado de Morelos

[ii] Entrevista realizada a dos mujeres de la comunidad de “El Salado”. Diario de Campo, 25 de junio del 2015.

[iii] Entrevista realizada a una mujer en las Salinas durante la producción de sal. Diario de Campo, 20 de junio del 2015.