El libro de Inés Durán Matute, Los pueblos indígenas y las geografías del poder. Narrativas de Mezcala sobre gobernanza neoliberal, publicado este año por Siglo XXI editores, constituye un extraordinario y logrado esfuerzo de investigación, que, siendo exhaustivo, coherente y riguroso, es, a la vez, el resultado de un explícito compromiso de la autora con las reivindicaciones y luchas del pueblo Coca de Mezcala, Jalisco, que, a través de un acuerdo de asamblea de comuneros, autorizó el inicio de su trabajo hace más de una década, como lo hace saber oportunamente Rocío Moreno, su amiga de la comunidad, en el preámbulo.
Se trata, pues, de una obra que, como bien señala el colega Jorge Alonso en el prefacio, no incurre en el extractivismo académico, tan común de encontrar en innumerables tesis, libros, artículos o ponencias dedicados al estudio de los pueblos indígenas. Al acompañar y apoyar a la comunidad en sus conflictos y acciones, “en sus asambleas, eventos culturales, talleres, citas legales, etc.”, Duran Matute, se convierte, en lo que ella identifica como “investigadora-activista.” No se posiciona como una “académica, experta o traductora, sino como compañera en los esfuerzos de los participantes (en su investigación) para transformar la realidad…” (p. 37) Esto es, lo que en los años sesenta del siglo pasado, en el alma mater de los estudiosos de las disciplinas antropológicas, la ENAH, conceptualizábamos como antropología militante. (Ver: http://www.enelvolcan.com/enefeb2015/379-antropologia-para-el-poder-o-antropologia-para-el-pueblo) Por ello, coincido también con John Holloway, quien, en el posfacio, refiere que este trabajo rechaza la objetivación y el monólogo, y, en consecuencia, la autora dialoga, piensa desde abajo, pone “la ciencia al revés.”
Ciertamente, Duran Matute, a lo largo de sus más de 300 páginas, va entretejiendo la contradictoria y compleja realidad de Mezcala, a partir de la narrativa de sus pobladores, una minuciosa descripción histórico-etnográfica-empírica, sus interpretaciones y reflexiones teóricas, y las referencias continuas a una pertinente, amplia y actualizada bibliografía en torno a cada uno de los temas analizados. El resultado de esta imbricada metodología es este estudio a profundidad de un pueblo que se reclama originario o indígena, en el contexto que caracteriza la actual forma de acumulación capitalista neoliberal.
Duran Matute proporciona en la introducción una síntesis descriptiva de Mezcala, considerándola como el escenario local de fuerzas globales, porque, precisamente, son estos procesos, que denomina “glocales”, lo que su trabajo busca desentrañar: el impacto de la globalización neoliberal en las realidades locales, “pero también la participación activa de aquellas personas situadas localmente en moldear los procesos culturales, sociales, económicos y políticos.” (p. 20)
Partiendo de una reseña histórica de la comunidad, se busca comprender como “las sociedades son construidas y estructuradas por medio de relaciones de poder, prácticas y retóricas que se mueven constantemente a través de espacios y tiempos.” (p. 21) Para los Cocas de Mezcala, como para la totalidad de los pueblos originarios que van a quedar comprendidos dentro del Estado nación mexicano, la conquista representó una gran amenaza para su territorio y un atentado político, social y cultural debido a la toma del poder y control, así como la imposición de una lengua, una religión y un conjunto de prácticas que les eran ajenas.” (p. 21) Dato histórico significativo para esta investigación es la pérdida de la lengua coca en el siglo XVIII, así como una narrativa “continua de rebelión y lucha por la tierra y su uso.” (p. 22) Esto es importante, pues “para los mezcalenses, su identidad étnica se basa esencialmente en la posesión de su territorio, que se compone de 3602.2 hectáreas de bosque, recursos naturales y un pequeño pueblo, además de las dos islas (…) El “territorio” para ellos comprende el lugar, los recursos, la historia, las prácticas y sus relaciones e identidad.” (p. 25)
También, como muchos pueblos originarios en el ámbito nacional, Mezcala tiene un gran número de población migrante, “principalmente en la zona metropolitana de Guadalajara, Tijuana y Estados Unidos, predominantemente en California,” (p. 26) por lo que Mezcala se consolida, como una comunidad transnacional.
Reconocido punto de partida para emprender su estudio deriva, como lo ha planteado Pablo González Casanova, en “como el colonialismo interno ha implantado la continuación de la estructura colonial dentro de las naciones después de la descolonización, al trazar un vínculo entre las esferas inter, intra y transnacional para entender la globalización neoliberal y la prevalencia de los centros mundiales de poder con sus redes corporativas y el apoyo de los grupos dominantes internos como sus aliados.” (p. 30) Por consiguiente, Durán Matute retoma el concepto de gobernanza neoliberal, como central en su investigación para exponer y conceptualizar “los mecanismos institucionales en juego en las relaciones y procesos examinados.” (p. 30)
En diálogo, a la vez reflexivo y crítico con diversos autores, la autora expone que “gobernanza neoliberal debe entenderse como una lógica operativa que infringe engañosamente las vidas de las personas al enredarlas profundamente en las estructuras de poder y discursos capitalistas y colonialistas. La gobernanza neoliberal reinserta las relaciones marcadas por la diferencia y el poder, donde también las formas de reconocimiento y las reivindicaciones desde abajo pueden ser integradas a las perspectivas colonialistas y a la lógica de mercado.” (p. 31) En este sentido, Durán Matute sostiene que Mezcala es un ejemplo de “como el colonialismo prevalece como un sistema de clasificaciones que influye en los imaginarios nacionales, no solo con base en la raza, sino también en la etnicidad, la clase y el género, entre otros.” (p. 31)
Lejos de los reduccionismos culturalistas, economicistas o esencialistas, en la obra se analiza como “la gobernanza neoliberal permea las mentes y embrolla las vidas, incluso en las comunidades más aisladas por medio de lógicas estatales y de mercado (…) como se manejan y negocian las posiciones a través de dinámicas transnacionales mostrando las mutaciones, complejidades, multiplicidades y desregulaciones en las identidades y clasificaciones” (p.32)
También, al adoptar un enfoque transnacional para analizar la política local y los procesos económicos, su investigación “articula las relaciones desiguales entre y dentro de los países mediante las relaciones del poder y la retórica hegemónica empleada.” (p. 32)
Por otra parte, y situados en el contexto actual, la publicación de este libro en el primer año del nuevo gobierno resulta muy oportuna para el análisis, desde posiciones anticapitalistas, de los efectos para los pueblos originarios de la llamada cuarta transformación, caracterizada por la continuidad del desarrollismo, los mega proyectos, la militarización y el neoindigenismo que representa el Instituto Nacional de los Pueblos Indios, una versión modernizada del antiguo ministerios de las colonias internas o Instituto Nacional Indigenista. El comentario cobra sentido cuando especifica que es crucial en su argumentación, “cómo los discursos del “desarrollo”, “progreso” y “modernización” constituyen macrorrelatos que han actuado como catalizadores en las mentes de los mezcalenses para moldear sus vidas y proyectos, y establecer la posición en la que se encuentran.” (p. 32)
Considero que, nuevamente, en aras del progreso y el desarrollo se impone la guerra de recolonización de los territorios de los pueblos indígenas, en el contexto de una reconfiguración del sistema hegemónico, con base en la retórica neodesarrollista de una supuesta transformación histórica del país y el argumento reiterado de contar con el apoyo de los “más de 30 millones de votos”.
Asimismo, pienso que la obra será de consulta ineludible para los científicos sociales que, como Duran Matute, se inspiran por las discusiones latinoamericanas sobre pensamiento crítico y se proponen “cambiar la forma en que investigamos y recuperar la validez de los conocimientos locales que surgen de la gente, saberes que están en movimiento y nos permiten enfrentar los procesos neoliberales, mientras damos cuenta de las contradicciones, ambigüedades y conflictos internos.” (p. 38) En esa línea de investigación, sigue la propuesta de Gary Kinsman “de mapear la organización de las fuerzas sociales de oposición, ‘resistencia y transformación’ y su relación, dado que (…) mientras los capitalistas pretender descomponer y fragmentar a los pueblos, las luchas y los grupos proveen nuevas condiciones que podrían permitirnos recomponerlos.” (p. 40)
El libro, además de preámbulo, prefacio, posfacio, agradecimientos e introducción, está estructurado en cinco capítulos, conclusiones generales, referencias bibliográficas y el siempre útil, índice temático y onomástico, que caracterizan las excelentes ediciones de Siglo XXI. Además, de forma pedagógica, cada capítulo cuenta con sus propias conclusiones, por lo que su lectura y discusión en colectivos o “círculo de estudios”, se facilitan al máximo.
En el capítulo 1 se examina Mezcala dentro de la cultura política mexicana, sobre todo se observan las estructuras políticas, prácticas, disputas y discursos que nutren la gobernanza neoliberal y, en particular, se detalla la estructura política de Mezcala, “evidenciando cómo se perpetúan las diferencias económicas, sociales y culturales.” Trata de entender la organización de los comuneros, atravesadas por las geografías de poder, la forma como los municipios pretenden controlar a las localidades, en este caso Mezcala, a través de la figura de delegado municipal, se analizan los significados del clientelismo, y el corporativismo del régimen de partido de Estado, y como la cultura política heredada se reproduce en las relaciones, los sujetos, las instituciones y las políticas que perpetúan la misma dinámica colonialista.
El capítulo 2 revela las transformaciones contemporáneas en relación con la dinámica del trabajo. Se muestra “el impacto del neoliberalismo en las vidas, los espacios, las prácticas, las relaciones y la organización de los mezcalenses a través de la frontera entre México y Estados Unidos.” Su objetivo –revela Durán Matute-, es enriquecer el panorama “de una construcción local-global de estructuras económicas, políticas, sociales y culturales desiguales.” (p. 92) Hace uso del concepto de capital social para entender la gobernanza neoliberal, por un lado, pero, por el otro, para destacar la creación de redes de apoyo utilizadas como estrategia de supervivencia en el contexto de las consecuencias desigualadoras del capitalismo.” (p. 92) Su objetivo se cumple, en el sentido de “un análisis multifacético y completo del funcionamiento del sistema, de nuestra propia función y de los canales abiertos que podrían ayudarnos a transformar nuestra situación política y económica.” (p. 106)
El capítulo 3 examina el aspecto social de la comunidad, a partir de las esferas políticas y económicas exploradas en los capítulos anteriores. Se analiza la retórica del “desarrollo”, junto con las políticas, programas y acciones estatales enmarcadas dentro del razonamiento de la gobernanza neoliberal. (p. 43) Se explora cómo el discurso del “progreso” está incidiendo en los mezcalenses para mejorar las condiciones de vida en el pueblo y se analiza el mito del “sueño americano” y el surgimiento de un nuevo sujeto transnacional, el Club Mezcala. Conclusión importante, por cierto, muy oportuna para evaluar los equívocos neo-clientelistas de la Cuarta Transformación, es que “la situación actual de Mezcala muestra que las instituciones y los programas no resuelven los problemas sociales ni la informalidad, por el contrario, la refuerzan.” (p. 181)
El capítulo 4 retoma la investigación del discurso del progreso, en referencia al turismo cultural y residencial, y explora el surgimiento de la oposición y de los planes alternativos dentro de la comunidad, especialmente a través del Colectivo Mezcala y su elaboración de proyectos autónomos. En esta materia concluye que “Mezcala está siendo transformada en un destino turístico, construido para los intereses de los foráneos, no sólo físicamente, sino también mediante la marginación, el control y las representaciones artificiales de los mezcalenses, su territorio, historia y cultura, representaciones que posteriormente son internalizadas.” (p. 197) Como contraparte, un sector de la comunidad, jóvenes y comuneros, “están luchando con una conciencia de su memoria histórica e identidad, la revalorización de la tierra y de la ‘autoridad tradicional’, así, viven y construyen una red de ‘antipoder’” (p. 232)
El capítulo 5 vincula la construcción de identidades con los significados del lugar y explora las nociones de indigeneidad para “comprender las diferentes formas de construcción de identidad, así como la manera en que éstas interactúan y son rediseñadas y construidas en el contexto trasnacional donde los discursos y las estructuras se expanden a través de los espacios.” (p. 45) Me parece cardinal, en este punto de la obra, acotar cómo la identidad es un recurso que “puede revivir y dignificar lo indígena en una especie de etnogénesis para incitar la defensa del territorio, un sentido de comunidad e incluso la autonomía –y posiblemente como una salida lejos de un sistema-mundo capitalista proyectado a imagen de la modernidad / colonialidad.“ (p. 45) Más aún, concluye que “descubrir si las identidades son ‘verdaderas’ no es lo central; más bien, lo que concierne a la comunidad es ver como se usan, sus intenciones y razones (…) incluso sus logros (...) De este modo, se demostró que esta identidad puede ser una herramienta política y una opción contra el funcionamiento de la gobernanza neoliberal” (Pp. 266 y 272)
Contribución específica que quiero destacar en este capítulo, es que “en Mezcala la clase y la etnicidad, el territorio y la diáspora, la participación y la imposición, así como la lucha y la negociación, no se pueden separar; están entretejidos y se determinan mutuamente. (p. 280)
En sus conclusiones generales, mantengo diferencias de matices con Duran Matute con respecto a que su investigación tal vez no desmantele la maquinaria hegemónica que prevalece en las relaciones de poder que ella analizó en este libro. En la batalla de las ideas en el ámbito de las ciencias sociales, es crucial la publicación de libros que se asumen abiertamente como parte activa del pensamiento crítico al que nos convocan los mayas zapatistas. Ciertamente, éste libro es una contribución surgida, como se señala, de la sociología critica, que contribuirá, sin duda, a enriquecer varios campos de investigación de disciplinas afines, como la antropología, y ayudará a la transformación de nuestras realidades, “a través de la construcción de alternativas, de proyectos locales autónomos,” aunque pienso que los alcances de este tipo de esfuerzos van más allá. Lo observamos en los procesos de resistencia y construcción de sujetos autonómicos en los que están participando el EZLN y el Congreso Nacional Indígena – Concejo Indígena de Gobierno. Ser testigos, recientemente, del crecimiento de territorio rebelde donde se instalan más caracoles, Juntas de Buen Gobierno, municipios autónomos, que mandan obedeciendo, estimula a quienes dentro de la academia reivindicamos una ciencia social al servicio de los pueblos.
Cómo se señala en las conclusiones, los indígenas Coca “están construyendo autonomía y abriendo caminos hacia sus futuros, apoyando a la vez su identidad y sus reclamos territoriales. Aún más, dentro y más allá del sistema global, están construyendo otro mundo, trasformando su propia realidad cotidiana mientras reivindican su lucha contra las formas coloniales de opresión y detienen el avance de los poderes locales, regionales y globales en la era de la gobernanza neoliberal.” (p. 288)
Libros como el glosado, se constituyen en herramientas de ese intelectual colectivo que se requiere para el fortalecimiento de los sujetos autonómicos y para las luchas emancipatorias contra el capitalismo, el imperialismo, el racismo y el patriarcado.
Felicidades colega y compañera. Misión cumplida.
[1] Presentación del libro, en la Feria Internacional del Libro, Guadalajara, Jalisco, 8 de diciembre de 2019.
[2] Profesor Investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia – Morelos. Articulista de La Jornada.