DEAS INAH
Hace muy pocos años, tanto la izquierda llamada política, formal o institucional que se expresa mediante entes institucionales como partidos, asociaciones, establecimientos institucionales, sindicatos, etc., como la denominada izquierda social, que se manifiesta básicamente en movimientos, acciones, marchas, prácticas espontáneas, etc., criticaban acerbamente la existencia de megaproyectos, como núcleos socioeconómicos del capitalismo contemporáneo, elementos claves de la globalización actual.
Los megaproyectos son magnos emprendimientos, fundamentalmente de sustrato económico, con amplias repercusiones en otras esferas de la vida social, en donde se invierten grandes montos de capitales por parte de prominentes corporaciones transnacionales con un sólido apoyo financiero; son, por tanto, soportes estructurales de las clases dominantes en el mundo actual. Se apoyan en una ideología mal llamada neoliberalismo, cuyas nociones sustantivas son las propias del capitalismo oligopólico y mercadocrático transnacional (COMT).
Los megaproyectos (de aquí en adelante MPT) son de muy diversa índole: enormes combinados fabriles, grandes fábricas de bienes, impresionantes complejos turísticos, aeropuertos de relevante magnitud, salas y escenarios para espectáculos desbordantes, amplios campos de cultivo de productos comerciales, avasalladora intrusión de construcciones citadinas, centros protuberantes de producción de armamentos, y muchos ejemplos más que podríamos citar.
Fuente: https://www.integrarproyectos.com/que-es-el-desarrollo-sostenible/
Para sedimentar los MPT, el sistema actual de dominación recurre a su mecanismo esencial: la propiedad privada de los medios de producción, lo que da origen a un enorme flujo de mercancías, cuya realización es la base para obtener ganancias, que en el caso de los MPT deben ser las máximas posibles en el marco actual. En nuestra época, las ganancias se obtienen en gran medida por la especulación (se colocan dinero y capitales) o por medio del desarrollo empresarial, cuyos alcances cimeros se dan con los MPT.
Para que el proceso globalizador de los MPT tenga éxito, se requiere que se fortalezcan la concentración y centralización de capitales, lo que inevitablemente conduce al debilitamiento o desaparición de multitudes de pequeñas y medianas empresas, así como al incremento de la pobreza, el hambre y la miseria de gran parte de las poblaciones del planeta. La mayor parte de las riquezas materiales del globo terráqueo se acumulan cada vez más en pocas manos, y ello conduce también a la expropiación de las riquezas culturales de la mayoría de los pueblos, como analizaremos posteriormente.
Esas “pocas manos” que mencionamos, pertenecen a miembros de grupos minoritarios, muchos de los cuales se benefician estupendamente con los MPT o la especulación. En diciembre de 2019, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) elaboró una declaración en la cual apuntaba que existe una oleada de protestas por la desigualdad en el mundo, y han fracasado en la lucha contra la pobreza, el hambre y las enfermedades (a mi parecer, porque parten de premisas incorrectas).
Fuente: https://www.rankia.mx/blog/punto-equilibrio/2834566-desigualdad-mexico-proyecto-eterno-combate
En el Informe sobre Desarrollo Humano titulado Más allá de los ingresos, más allá de los promedios, más allá del presente: desigualdad del desarrollo humano en el siglo XXI (2019), se apunta que en el planeta hay una distribución inequitativa en niveles de vida, educación y salud (http://hdr.undp.org/sites/default/files/hdr_2019_es.pfd ). El PNUD, con su informe, señala que hoy cerca de 600 millones de personas viven con menos de 190 dólares al mes. Entre 2003 y 2013 varios millones de personas salieron de la pobreza en América latina, gracias a políticas que llevaron a cabo gobiernos reformistas, varios de los cuales han sido clasificados como izquierdistas, lo que para mí es erróneo. Pero la situación actual tiende a la involución: mucha gente retorna a la pobreza debido al influjo de los MPT. Por ejemplo, en el informe citado se apunta que entre 2002 y 2005 el origen étnico redujo la probabilidad de salir de la pobreza en México, lo cual tiene que ver con el desplazamiento territorial de diversos grupos indígenas.
En el trabajo del PNUD se expone a su vez la relación entre la desigualdad y la delincuencia común y la organizada. Al respecto, señala: “Hay más homicidios en países con mayor desigualdad de ingresos en todas las categorías de desarrollo humano”.
El grupo Oxfam, que investiga la pobreza, da información de que seis de las personas más acaudaladas de México concentran mayor riqueza que la mitad de la población que vive en la pobreza (62.5 millones de habitantes). Y a nivel mundial, 2,150 millonarios poseyeron más riquezas el año pasado que 4,600 millones de personas. Además, se da una gran profusión de trabajo sobre todo de mujeres, que en muchos casos es gratuito; multitud de féminas se dedican al cuidado de niños, adultos mayores o personas enfermas o con discapacidad sin recibir pago alguno; en todo el ámbito terrícola, 42 % de las mujeres se hallan fuera del mercado laboral, justamente por dedicarse a ese tipo de tareas, proporción que, en cambio, llega al 6 % en el caso de los hombres (Lawson, 2020; Oxfam México, 2020; Villanueva, 2020). Hoy, después de la caída del mal llamado “socialismo real”, el capitalismo oligárquico y mercadocrático transnacional está boyante y busca los mayores beneficios con los menores costos posibles, por lo cual incrementa la explotación y la opresión de los trabajadores. Adicionalmente, al controlar y poseer los medios de producción, recurre vorazmente a la geofagia: el apoderamiento de territorios donde halla recursos naturales y humanos que le puedan aportar grandes ganancias.
Fuente: http://www.decrecimiento.info/2014/01/tipos-de-clase-social.html
La cultura al timón
Con sobrada razón, la izquierda se ha pronunciado severamente contra los MPT. Sin embargo, en el caso de México ha acaecido un fenómeno digno de atención. A pesar de que los MPT siguen tan campantes como Johnny Walker (así se anunciaba una marca de whisky), la izquierda formal ha disminuido o abolido sus protestas, ya que padece del supuesto de que en nuestro país se ha efectuado un notable cambio democrático que ha acabado con el neoliberalismo y que el arribo de la democracia favorecerá a todos los mexicanos, principalmente a los que se hallan en situación de pobreza.
El 1 de julio de 2018 se efectuó un proceso electoral que ganó el candidato a la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), político considerado de izquierda. Sin duda, se trató de un rotundo triunfo popular, ya que el voto de 30 millones de personas en su favor fue muestra excelente de un repudio popular masivo al neoliberalismo, y una gran parte de las gentes con inclinaciones izquierdistas celebraron jubilosamente ese hecho, aunque otros mostraron su posición crítica al respecto.
¿Hay razones para ese júbilo o para las posiciones críticas? Aquí nos vamos a topar con un fenómeno indispensable para entender este proceso: la cultura y la conformación ideológica. Según los marxistas y varios grupos de anarquistas, la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases, excepto en un periodo primigenio al cual se ha lanado “comunismo primitivo”
Un pensador marxista, Theotonio Dos Santos, definía las clases sociales de este modo:
“Por clases sociales se entenderá agregados básicos de individuos en una sociedad que se oponen entre sí por el papel que desempeñan en el proceso productivo, desde el punto de vista de las relaciones que establecen entre sí (Dos Santos, 1973: 53).
La definición de este autor casi ni agrega nada a la expuesta por el dirigente bolchevique Vladimir Ilych Lenin y por eso me ahorro citarla. Se puede alegar que estas definiciones son de carácter economicista, y en efecto, han propiciado que varios marxistas se desvíen por ese rumbo. Pero lo que Lenin y Dos Santos plantean es cabalmente una abstracción científica: la clase social se define esencialmente como una ubicación en el campo de la producción, es su rasgo definitorio sustancial. Pero en el mundo concreto, las clases sociales existen en interconexión con otras y en múltiples esferas de la vida social, y resultan sobredeterminadas por ellas. Una persona puede pertenecer a la clase obrera o proletaria, pero puede conducirse en su vida cotidiana asumiendo valores de las clases que lo explotan; puede incorporar creencias tradicionales de familias campesinas, comparte anhelos propios de sectores medios urbanos, o ser adicto al “american way of life” (ideología dominante en los EEUU), a la vez, un hombre o una mujer nacidos en la aristocracia pueden llegar a enraizar pensamientos e ideas propios de las clases subordinadas, como en el caso de Tolstoi; todo ello va a depender de las trayectorias individuales, del cúmulo de vivencias personales, de las experiencias acumuladas y del modo como se interpretaron.
Al usar la expresión “el como se interpretan” nos referimos a las ideologías, a las formas y mecanismos mediante los cuales nos adaptamos a los entornos o entramos en contradicción con ellos. Se dice que la ideología justifica o racionaliza un estado de cosas, mientras que la ciencia lo explica. Sin embargo, no es fácil establecer una clara frontera entre ambos aspectos; lo ideológico puede irrumpir en las investigaciones científicas, y los inventos y descubrimientos científicos pueden dar lugar a asentamientos ideológicos.
En la actualidad hay un cierto consenso en afirmar que la cultura es lo que aporta sentidos o significaciones a los elementos con que nos hallamos en el universo que nos rodea. Por ejemplo, hay quienes sostienen que la tauromaquia es un bello ejemplo de patrimonio cultural en México; otros arguyen que es un espectáculo abyecto, indigno de una nación civilizada.
Ambas posiciones nacen de conjuntos de creencias, ideas, representaciones, procesos cognitivos, de lo que se entiende de la relación de los seres humanos con otros seres vivos, de lo que es estético o degradante, de valor frente al peligro o de los riesgos estúpidos, de lo espectacular o lo bochornoso, en suma, de la ideología.
Lo cultural puede tener características positivas o negativas; el patriarcalismo, por ejemplo, es oprobioso, mientras que el altruismo es de alentarse todo el tiempo. Para mí, la cultura debe contribuir a que los seres humanos seamos agentes primordiales de nuestras potencialidades, que son múltiples y variadas. Evidentemente, en las sociedades actuales, lo somos en general pobremente, excepto en muy contados casos.
Fuente: https://desinformemonos.org/defensores-en-oaxaca-rechazan-megaproyectos-y-exigen-respeto-a-su-identidad-cultura-y-saberes-comunitarios/
El territorio a la vista
Una sociedad democrática no excluye los MPT democráticos; por ejemplo, grandes ciudades universitarias, notables extensiones para museos, complejos enormes para el turismo social, ámbitos amplios para espectáculos, etc. Lo importante es que esos MPT estén bajo el comando de grupos sociales cuyo interés básico sea fomentar y fortalecer la cultura emancipadora y no prohijar el culturicidio, como lo hacen los MPT actuales.
La globalización actual es culturicida, en especial cuando practica la reterritorialización favorable a los intereses de las corporaciones transnacionales.
La defensa de los territorios amenazados es una tarea básica para la supervivencia de la cultura (expongo sólo algunas cuantas, y aquí no tengo espacio para extenderme sobre ellas).
En primer lugar, los territorios son producto y escenario de procesos sociales y por ende procreador de culturas, por lo cual contribuyen decisivamente a la multiculturalidad del planeta, evitando el monoculturalismo empobrecedor.
Fuente: André Gide, Santiago de Chile, 1937 (portada)
En segundo lugar, los pueblos generan invenciones y descubrimientos a partir de sus condiciones ambientales específicas en una gran cantidad de materias: medicina, conocimiento de la fauna y la flora, sobre los astros, conocimientos edafológicos, herbolaria, culinaria, educación de los hijos, etc. Por supuesto, muchos de estos descubrimientos e invenciones son aprovechados actualmente por las corporaciones transnacionales que los expropian para obtener ganancias en diversos ramos, como el farmacéutico.
En sus diversos territorios, los pueblos crean lenguajes que dan cuenta de lo que los rodea, lo que se pisa, lo que se toca, lo que se respira, lo que son riesgos, lo que se contempla, etc.; todo ello enriquece la visión del mundo. A partir de sus asentamientos territoriales, los pueblos crean cosmovisiones entre cuyos elementos se hallan lógicas concretas, como las llama Claude Levi-Strauss; no se trata solo de fantasí9as míticas o supersticiones, como cree mucha gente.
En pueblos donde todavía no se arrasa con los territorios, existe un mayor respeto a la naturaleza, aunque en no pocos casos también se deja sentir la ausencia de tal respeto a la naturaleza, más no al grado en el que se sufre actualmente por la globalización empresarial. A ello hay que añadir que en esos pueblos la influencia de un “sistema sin ética” (así llamó el Papa Francisco al sistema dominante en nuestros días) no es tan poderosa como en diversos centros urbanos e industriales, como en el caso de la Ciudad de México que, pese a todo, todavía conserva alguna fuerza para enfrentarse a las ambiciones del Rey Midas y sus seguidores.
Fuente: http://www.imdec.net/campana-en-defensa-de-la-madre-tierra-y-el-territorio/
En América Latina, las poblaciones originarias y las afrodescendientes fueron arrojadas a lo que Gonzalo Aguirre Beltrán llamó “regiones de refugio”, sitios agrestes e infértiles escasamente propicios para actividades económicas rentables. En el capitalismo contemporáneo se descubre, gracias a las exploraciones y las nuevas tecnologías, que tales regiones contienen riquezas de muchos tipos: minerales, petróleo, litio, hierbas medicinales, bosques, faunas y floras mercantilizables, zonas para la pesca moderna, ambientes bellos y espectaculares para el turismo, etc.
Los pueblos indígenas y los afrodescendientes no están enamorados de sus condiciones de atraso; prefieren tener automóviles que cargar con sus productos a unos pobres burros; desean contar con la medicina alopática (conjugada con varios de sus saberes médicos); un buen conjunto de ellos aprende computación (la colega Margarita Wranholtz ha formado a varios expertos en esa rama del saber); aprenden a manejar videos; anhelan tener escuelas de buena calidad y van engrosando sus conocimientos sobre el mundo.
Fuente: https://imparcialoaxaca.mx/istmo/322426/rechaza-ucizoni-megaproyectos-en-el-istmo-de-oaxaca/
Tales pueblos no se oponen a la modernización, pero desean desarrollarla bajo su comando, como soporte y no como adversaria de su enriquecimiento cultural; la desterritorialización que hoy se emprende en México es favorable a grandes empresas cuyo objeto básico es conseguir grandes ganancias en poco tiempo; es un proceso que inhibe o elimina el desarrollo cultural de muchos pueblos.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) es un pivote sustancial en la salvaguarda, protección y enriquecimiento de la culturan del país; por ende, está obligado a cumplir con tales metas con la mayor eficiencia posible. En este marco, es de felicitar a un grupo de investigadores (as) de la Dirección de Etnología y Antropología Social (DEAS) que han creado un notable taller sobre Defensa de los territorios, un taller abierto a la socialización del conocimiento y a la difusión académica, así como al contacto con las poblaciones afectadas por los MPT. De tal manera, el taller cumple con una de las funciones básicas del INAH.
Gran parte de la población votó el 1 de julio de 2018 por un cambio democrático en México, abriendo el paso a lo que se ha llamado la Cuarta Transformación (4T). este proceso no es solo responsabilidad de un importante líder político y sus seguidores; es una empresa del pueblo mexicano. No debe permitirse que fuerzas reaccionarias acaben una vez más con los anhelos populares, y para ello es necesario, entre otras cosas, defender la cultura nacional como convergencia de múltiples culturas existentes en el país.
Fuente: https://subversiones.org
Referencias
- Dos Santos, Theotonio (1973), Concepto de Ciencias Sociales, Buenos Aires: Ed. Galerna.
- Lawson, Max y cols. (2020), Teompo para el cuidado. El trabajo de cuidados y la crisis global de desigualdad, Oxfam Iternational, en: https://www.oxfam.org/es/informes/tiempo-para-el-cuidado
- Oxfam México (2020), Tiempo para el cuidado. Nota de recomendaciones para México, en: www.oxfammexico.org › sites › default › files
- Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). 2019. Informe sobre desarrollo humano 2019. Más allá del ingreso, más allá de los promedios, más allá del presente: Desigualdades del desarrollo humano en el Siglo XXI, en: http://hdr.undp.org/sites/default/files/hdr_2019_es.pfd
- Villanueva, Dora (2020), “Trabajo no remunerado en mujeres, eleva desigualdad en México: Oxfam”, Diario La Jornada, lunes 20 de enero, en: https://www.jornada.com.mx/ultimas/economia/2020/01/20/trabajo-no-remunerado-en-mujeres-eleva-desigualdad-en-mexico-oxfam-4813.html