Número 70

87 que ocasionaron el detrimento. Los que lograron llegar fueron recibidos en refugios tapizados de odios y racismo. Caído el socialismo real en Europa, un imperio que se resiste en perder su posición dominante, se enfrenta a la aparición de nuevos actores. Llegamos a una guerra de Rusia contra la OTAN, con sus consecuencias en la pérdida de vidas principalmente, pero también en alimentos, energía y por sobre todo en esa variable que el capitalismo suele echar manos en las crisis, la industria armamentista. Repudiamos la persistencia del bloqueo a los países hermanos Cuba y Venezuela. Este injusto bloqueo no solo constituye una indebida injerencia en los asuntos soberanos, sino que genera padecimientos humanos inadmisibles. Otro punto que se expresa, ya en varios de nuestros encuentros, es la persistente crisis humanitaria en Haití, donde el irrespeto a la cultura y la economía del pueblo haitiano conduce a las peores prácticas del esclavismo y racismo, generadas por los imperialismos francés y norteamericano. La dictadura en la República de El Salvador, con un personaje siniestro, que viene con el autoritario discurso del “orden” y el manejo de las mal llamadas “redes sociales” como forma de contacto con el Pueblo. Es otra de las cuñas del imperialismo en América Latina En el caso argentino, no podemos dejar de mencionar la criminalización de la protesta, el avasallamiento de derechos a través de una expresión hipócrita, disfrazada de un cambio en la constitución provincial que da pie a la usurpación y expropiación de las tierras de los pueblos originarios. No se puede ocultar la presencia de aves rapaces para saquear el litio. Hablamos de Jujuy, un laboratorio de los proyectos de la extrema derecha. El Buen Vivir: La categoría neoliberalismo no da cuenta de la situación contemporánea de destrucción del tejido social. Necesitamos construir nuevas categorías para su comprensión. La derecha se apropia de las palabras para darle un uso que las vacías de contenidos. La libertad no es un asunto del mercado. La solidaridad ha sido destrozada para dar lugar a un individualismo exacerbado. En ese contexto, el odio es una moneda corriente. Como bien se sabe, el que piensa con odio, no piensa, odia. Los algoritmos no deben organizarnos socialmente. Ellos son una nueva forma de expresión del colonialismo. El vacío de sentido que generan producen una incertidumbre en el vivir que le facilita al poder económico su ejercicio de explotación. Este capitalismo informacional controla nuestras vidas y nos explota, mientras creemos que somos libres y autónomos. En estas condiciones, el buen vivir se nos presenta como una nueva comprensión de la realidad que acude a la memoria y a la cosmovisión ancestral y espiritual, mística, de nuestros pueblos para construir el horizonte de sentido común que podamos compartir. Somos interdependientes, entre humanos y no humanos, entre seres múltiples que habitan esto que llamamos mundo compartido. Tenemos enfrente el desafío de caminar juntos en este sentido. Transformar nuestra comprensión de la realidad dinámica que no detiene y no se deja reducir a formas estáticas. El pensamiento científico técnico colonial, racializado y patriarcal debe ser abandonado en nuestros procesos educativos en salud. Aunque el reto es enorme, ya estamos caminando. No hay espacio para el pesimismo. La utopía, de pueblo para sí, nos permitirá hacer camino al andar.

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