Número 52
82 -- Ya que lo has mencionado anteriormen- te, ¿se podría hablar en términos de un siste- ma de propaganda, en donde parece que todo apunta al sostenimiento de un status quo? -- Me parece que habían dos grandes po- sibilidades para los medios de comunicación de esa época. Una, la propaganda, como una expresión dirigida a la difusión de un punto de vista ideológico en particular. Pero tam- bién, por otro lado, el espectáculo, la manera más laxa de tomar las cosas pero que también es una manera muy eficaz de difundir ideas y de legitimar políticas. Me parece que hay contextos en los que se fortalece más una de estas posibilidades que la otra, en una espe- cie de péndulo. -- ¿Cuáles son las resonancias actuales de lo que sucedió en la llamada época de oro del cine mexicano? -- Pienso que lejos de suponer que se ha relajado el control de los medios hay una notable sofisticación en las estrategias de hacerlo. Estas descalificaciones y exalta- ciones de sectores que vemos en las pelí- culas de la época de oro de 1940-60 conti- núan. Se me viene a la mente el tratamiento que se le dio al movimiento estudiantil de la UNAM en 1999, al de los profesores de la APPO en 2006, o a los profesores de la CNTE recientemente. Además, tendríamos que analizar con mayor cuidado la supuesta horizontalidad que han permitido las redes sociales, pues hemos visto cómo las posi- bilidades iniciales que hicieron posible la llamada Primavera Árabe se han revertido hasta llegar a que los famosos trending to- pics estén siendo controlados y dinamitados desde dentro por grupos de robots; hoy se habla de le época de la posverdad y las fake news, como una apuesta a la desinforma- ción y a que la comunicación efectiva, sin mediación, entre colectivos no pase de ser un anhelo no cumplido. Para combatir las posibilidades horizontales de comunicación se dinamita todo, a fin de no poder creer absolutamente nada. -- ¿El cine argumental mexicano sigue la pauta de l de la época de oro, es más plural, sigue de- pendiendo de un grupo o se ha diversificado? -- Me parece que en la actualidad pode- mos hablar de muchos cines mexicanos. Si bien la mayoría de la producción depende del Instituto Mexicano de Cinematografía, la oferta temática y los abordajes son mucho más amplios que aquellos con los que contá- bamos hace más de medio siglo. Sin embar- go, tenemos el problema de que una produc- ción que anda en niveles similares a los de la época de oro, arriba de 100 producciones anuales, su oferta en las salas de cine comer- ciales es ínfima. Muy pocas son las películas que llegan a las salas comerciales, por eso es difícil hacer un balance del cine mexicano, porque la mayoría son películas que tienen sólo dos semanas de exhibición en circuitos muy limitados y que van dirigidas a públicos específicos. A las grandes salas sólo llegan producciones que para los empresarios son ejemplares, como Nosotros los Nobles, No se aceptan devoluciones y similares. -- Está el caso de los filmes de Luis Estra- da, que ha sufrido censura pero que ha llega- do a las salas comerciales con éxito. -- Sin duda, me parece que de alguna ma- nera son señales de cambio, cuando ante los intentos obvios por imponer la censura el re- sultado es contraproducente para quien pre- tende silenciar. En ese sentido, podemos de- cir que películas como La ley de Herodes mantienen semejanzas con otras como fue- ron La sombra del caudillo , de Julio Bracho, o La rosa blanca , de Roberto Gavaldón, en el sentido que fueron incómodas para un régi- men que se obstina en el control, un régimen de cortes autoritarios, aún a la fecha.
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