Número 43

49 curvilíneas hiponas 12 izquierdosas salidas de alguna postal del Mayo del 68. Pero de ahí, a deducir una vinculación orgánica de la guerrilla de izquierda peronista con el “imperio soviético” hay una distancia abismal. Los burócratas soviéticos nunca invirtieron mucho en empresas políticas fuera de su zona de influencia. No está de más recordar que el gobierno de Sal- vador Allende, integrado por el Partido Comunista chileno, no contó con el apo- yo financiero, militar o diplomático de la URSS a la hora de la verdad. Se dice que incluso la diplomacia soviética le comuni- có a Washington a principios de 1973 que no pensaba en sostener al gobierno chile- no ante un eventual golpe militar. Aparte de lo antedicho, aún a Yofre le quedaría por explicar por qué la diplomacia sovié- tica y cubana que bancaba a la guerrilla a la vez alentaba a Videla y Cia para tomar el poder. ¡¡¡Tata, para con la merca 13 que te pega re mal!!! Por oposición, Yofre afirmó con igual seguridad que el papel de Estados Unidos en el golpe fue “de mero observador”. En este terreno parece que este informado periodista no está enterado que existió algo que se llamó El Plan Cóndor, digi- tado por la CIA para ayudar a coordinar los aparatos represivos de los distintos gobiernos militares de América del Sur. En este terreno está en desacuerdo con numerosos investigadores, muchos ellos de origen estadounidense, que han publi- cado trabajos ilustrando ampliamente el rol del Estados Unidos, el Departamento de Estado y la CIA en el golpe de Argen- tina y en los demás países del cono sur. Los militares de Argentina, como los de Chile, los de Uruguay, Brasil, Bolivia, et- cétera, eran anti comunistas viscerales y aliados de los gobiernos norteamericanos en la lucha por la “defensa continental” contra la agresión soviética. Eso, que en los años 60 y 70 los propios interesados denominaron Doctrina de Seguridad Na- 12 Joven con aspecto de hippie o de pertenecer a cualquier otra tribu urbana de estilo no conformista. 13 Apócope de “Mercadería”. Dícese del polvo de cocaína. cional. En su esfuerzo exculpatorio de los Estados Unidos en el golpismo genocida, Yofre incluso está en desacuerdo con Mr Obama, que en la visita que hizo a la Ar- gentina recientemente, pidió “disculpas” por la responsabilidad del gobierno de su país en los acontecimientos de 1976. Don Juan Bautista ha ido más lejos aún y ha esbozado un esquema de in- terpretación sobre la violencia en la Ar- gentina de los años 70 que, quien esto escribe, se permite denominar “Teoría de los tres demonios”. Esto es, la “Teoría de los dos demonios” fue un intento de explicar la violencia política setentista como la acción de dos minorías ultras, de izquierda y derecha, enfrentándose entre si y provocando la desgracia del grueso de la población políticamente alejada de esos extremos violentos. Esquema en el cual siempre la izquierda era la que que- daba peor parada por que, según decían los defensores de esta teoría, habrían sido los que “tiraron la primera piedra”. Justi- Imagen 5. http://www.elortiba.org/

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