Número 43

En el contexto del macabro y trágico hallazgo de las fosas de Tetelcingo, resultó alentador observar a la máxima autoridad de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, denunciando con valor cívico al gobernador y sus funcionarios, a pesar de las amenazas y los intentos de crimina- lización contra el rector. Como dijera el dramaturgo inglés: “no todo está perdido en Dinamarca”. Nos recuerda las palabras de José Martí, de que “cuando muchos no tienen ni dignidad ni decoro, unos poco tienen la dignidad y el decoro de muchos”. Es hora de que voluntades se unan y dejen vislumbrar un cambio que ponga fin a tanta impunidad y crueldad, sólo po - sibles con la intervención del Estado: en otros tiempos y lares se ha logrado impo- ner la fuerza y razón de los ciudadanos y México no será una excepción. *** En este número ser presenta el nota- ble texto de Ricardo Melgar “Equívocos, enredos, virajes y encrucijadas: El actual escenario político-cultural de Nuestra América”, donde el autor pasa aguda re- vista a la situación actual de América La- tina, lo que sirve de base para reflexionar sobre el equívoco pero significativo uso del término “progre”, incluso utilizado por una izquierda que necesita hoy definir nuevos derroteros y clarificar su papel en el momento crítico actual. A su vez, Antonio Sarmiento presen- ta un trabajo sobre los impactos en salud que provienen de la contaminación aérea por partículas suspendidas finas. Se tra - ta de una propuesta de aproximación al cálculo de muertes prematuras por con- taminación, en particular, por exposición a partículas muy pequeñas en suspensión en el aire. El tema es usualmente poco abordado, a pesar de sus graves implica- ciones actuales y futuras. Una segunda parte de dicho trabajo se incluirá en el siguiente número de En el Volcán , presen- tando con mayor detalle el caso de Méxi- co. El fenómeno de la contaminación y de sus efectos en la salud de las poblaciones cobra cada vez mayor relevancia. Sin em- bargo, se le naturaliza y aprendemos a aceptarlo como algo normal e inevitable, como otros tantos acechos en curso a la salud pública. Y podemos entonces pre- guntarnos si esa aceptación resignada, a menudo potenciada por la desinforma- ción, no será aun peor que esos factores nocivos en sí. O mejor a la inversa, nos he- mos de preguntar sobre la necesidad vital de una determinación: la de no habituarse a la precariedad, sea de índole ambiental, sanitaria o política o sea conjunta. Para respirar el aire que nos enfer- ma no sólo necesitamos que nos lo re- cete un modelo económico depredador, extractivista y excluyente, sino nuestra propia complicidad, manifiesta cuando naturalizamos como inevitable ese mode- lo nutriéndolo en nuestra vida cotidiana. El texto de Sarmiento alude a un punto clave en la prevención de la mortalidad por contaminación: el de la Norma Oficial Mexicana, que en el rubro de las partícu- las en suspensión atmosférica es mucho más permisible que la norma fijada por la Organización Mundial de la Salud, lo que la convierte, en los hechos, y por sus con- secuencias, en una norma patogénica. Por su parte, el artículo de Israel Ozuna “Comunidad, identidad y conflic - to: Apuntes generales sobre resistencia 3 www.proceso.com.mx

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=