Número 40

4 de base constitucional, que otorga al nue- vo secretario poderes discrecionales para seguir obsecuentemente la política que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial establecen para la “cultura”, en el marco de lo que se ha denominado “econo - mía cultural”. Fue significativo que ninguno de los partidos políticos representados en el Con- greso de la Unión, incluyendo los que se auto-adscriben a la “oposición de izquier - da” votara en contra de la iniciativa y que ésta pasara prácticamente incólume en ambas Cámaras. A su vez, Enrique Peña Nieto aprove - chó la entrega de los premios de Ciencias y Humanidades para rubricar el decreto de creación de la Secretaría, sin que en los discursos de los premiados hubiera siquie- ra un leve pétalo de crítica hacia semejante acto de oportunismo político de parte del iletrado presidente. En las comparecencias a modo en la Cámara de Diputados, algunos creadores, literatos e incluso académicos aprovecha - ron la oportunidad para lanzar contra el INAH acusaciones infundadas de corrup - ción, cuando no ha sido esta lacra una ca - racterística estructural de la institución, sobre todo en lo que toca a los centenares de profesores-investigadores que por años han estudiado y defendido el patrimonio cultural de todos los mexicanos. En contraste con la preocupación que externaron numerosos académicos a nivel nacional e internacional respecto a dicha iniciativa, y de lo cual es expresión el des - plegado que apareció en el Diario La Jorna- da el 17 de diciembre y que reproducimos en este número, los precarios y escasos debates y escritos en algunos medios de comunicación sobre el tema de la Secreta - ría mostraron una inclinada tendencia de muchos de estos analistas y articulistas a concebir la “cultura” como “alta cultura”, que el Estado administra, apoya y trasmite a las masas sin-cultura , desconociendo las múltiples contribuciones de la disciplina antropológica sobre los conceptos de cultu - ra y de patrimonio cultural. En particular, es totalmente dejado a un lado el hecho fun- damental de que el patrimonio cultural, en su significado amplio, comprende lenguas, conocimientos y saberes, técnicas y formas de ser y hacer de todos los agrupamientos humanos, en un legado acumulativo inhe - rente a la especie humana que agrupa enti- dades nacionales, regionales, socio-étnicas, ahora amenazadas gravemente por la actual fase depredadora y anti-civilizatoria del ca - pitalismo transnacional. Al margen de estos acomodos maqui- nados y de la superficialidad discursiva con que se les pretende justificar, el reto que tenemos enfrente es mayúsculo por - que no remite sólo a la adecuación de ins - tituciones y disciplinas para que sean más funcionales al proyecto de subordinación del bien común al interés privado en un solo ámbito de la vida social de los pue - blos, sino en todos los terrenos. La llave ha sido un sistema legislativo ocupado por las franquicias partidarias, no sólo sumamen - te oneroso, sino ominoso en su disponibi- lidad incondicional y su autismo, en sus privilegios, en su frivolidad. No está, por supuesto, a la altura del pueblo de México, y su desempeño cargado de ficciones dis - cursivas así lo demuestra. Pero, ¿dónde está ese buen vivir que me - rece todo ser humano? ¿Le va a ser conferi - do por un “poder superior”? ¿De qué tama - ño es la ingenuidad de aquel que espera algo de una clase política sumida en la corrup- ción y la impunidad? ¿Cuál es la magnitud del desatino de colocar esperanzas en los mercaderes de la vida y de la muerte que disponen a su vez de esa clase política y que se benefician de su servilismo? Ese buen vivir y esa integridad tienen una dimensión cultural y por ello colectiva en el mejor sentido de la palabra; provie - nen de una práctica cotidiana de participa - ción, apegada al sentir, a las necesidades, a las esperanzas y a los sufrimientos de nuestros pueblos, y también segura de su gran potencial y capacidad. Esa práctica es la única plataforma posible y ese el con - texto del que partimos en este fin de año. Por eso, este fin de año es un inicio.

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