Número 36

7 a pesar de que nuestra presencia en estos lugares es una muestra implícita de apo- yo a la lucha zapatista. La pretensión fue realizar un inventario de la pintura mural presente en los territorios zapatistas. Esta tarea supuso fotografiar todos los murales que hay dispersos por las comunidades y que se han ido pintando durante los últi- mos tres lustros, primero como muestras de apoyo de artistas de todas partes a la rebelión zapatista, y después como fruto de dinámicas propias que los miembros de las comunidades han ido elaborando para mostrar y afirmar su iconografía. Esta idea no surgió por generación espontánea. El proyecto partió de la pre- ocupación de un compañero que llevaba mucho tiempo vinculado con el arte y la causa zapatista, y que trabajó con promo- tores de educación de diversos municipios autónomos de Chiapas. Él, quien se llama Rafel Seguí, propuso a un pequeño gru- po de amigos la posibilidad de seguir una ruta con la pretensión de fotografiar todo el arte mural presente en la zona zapatista y completar un inventario de esta nueva expresión plástica. El muralismo zapatista tiene rasgos singulares que lo hacen muy interesante artísticamente, ya que por un lado recoge parte de la tradición clásica del muralis- mo nacional-revolucionario mexicano de los años veinte de David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Gerardo Murillo – conocido artísticamente como Doctor Atl- y Diego Rivera, y por otro lado también integra elementos del cartelismo de los años sesenta y setenta, del grafiti urbano de finales del siglo XX y de la estética naïf. Además, según nos expone Rafel Seguí, en el muralismo zapatista, a diferencia del resto de expresiones, ha predominado el trabajo colectivo, y a menudo anónimo. Rafel Seguí nos convenció sin demasia- do esfuerzo. Al final formamos un grupo de cuatro personas: él, Lluïsot, Xavier (Xavier Thió) y yo. Lluïsot es dibujante y viajero. Ha dado vueltas alrededor del mundo y de cada viaje trae un cuaderno de dibujos –o caricaturas- que según el humor y la oferta editorial se quedan en las estanterías de su casa o se convierten en un cómic. Xavier es actor y cantante. Y yo me comprometí a hacer una crónica del periplo –del que ahora se reproducen algunos fragmentos. El equipaje necesario para el viaje no era demasiado grande: una cámara foto- gráfica con su trípode, una cinta métrica para medir los murales, un cuaderno de láminas y unas pinturas, y una libreta y un ordenador portátil para anotar la crónica de lo que va sucediendo. El viaje comenza- ría en San Cristóbal de Las Casas, que sería el “campamento base” y desde allí nos mo- veríamos hacia las comunidades indígenas, algunas en la Selva Lacandona y otras en las montañas de los Altos . San Cristóbal, los Altos y las cañadas Las ciudades fronterizas siempre tienen un no-sé-que especial. Son lugares de tránsito, de espera, de llegada, donde a menudo hay quien desea cruzar la línea imaginaria que es la frontera, para convertirse en huésped de un nuevo Leviatán . No es casual enton- ces, que casi todas las novelas de espionaje transcurran en ciudades en que se sobre- ponen fronteras, leyes, lenguas, razas, de- lirios y sueños. Este ha sido el caso de las llamadas “ciudades estratégicas”, como lo son Panamá, Estambul, Viena o Kabul. Con la caída del muro de Berlín todo llevaba a pensar en la evaporación de estos enclaves. Pero no ha sido así. La geopolítica siempre se las ingenia para encontrar nue- vas excusas para que haya lugares donde la gente continúe mirándose de reojo, y este es el caso de San Cristóbal de Las Casas. San Cristóbal (o Sancris , como lo lla- man muchos) es una hermosa ciudad co- lonial emplazada en la sierra de los Altos , a más de dos mil metros de altura, repleta de iglesias barrocas y rodeada por comuni- dades indígenas. San Cristóbal es un lugar caliente, políticamente hablando. Ya desde finales de los sesenta era un nido de gue - rrilleros centroamericanos, donde tenían casas de seguridad desde donde conspirar. También circulaban por allí agentes de la policía secreta de la región, miembros de la

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