Número 36

40 Alicia, guatemalteca, sostiene una foto ampliada de su esposo Miguel en su pecho, mientras clama [por] información acerca de su paradero. Alicia relata que ella y su familia vivían humildemente en su finca en Guatemala. Poco más de 2 años atrás Alicia empezó a tener problemas de salud y tuvo que ser internada de ur- gencia en el hospital de su pueblo, donde fue operada de un problema vesicular. Tras 13 días de estar bus- cando dinero para el tratamiento de Alicia y sus gastos hospitalarios, Miguel le dijo a su esposa que iba a migrar a Estados Unidos para con- seguir un trabajo y enviarle dinero para su tratamiento. La última vez que Alicia tuvo noticias de Miguel fue el 11 de junio de 2009, cuando él se encontraba en Reynosa (Tamauli- pas), a la espera de cruzar la fronte- ra a Estados Unidos. La última vez que Alicia y Miguel hablaron, él la llamó desde Reynosa; luego de ha- blarle brevemente, le dijo que tenía que colgar y le pidió que le llamara más tarde al hotel. Cuando ella lla- mó nuevamente, él ya no contestó. Primero un hombre le dijo que su marido estaba ahí, pero que llamara más tarde; después otra persona ase- guró que Miguel ya se había ido. En su último intento, una mujer afirmó que su esposo aún se encontraba en el hotel, pero que no podía pasarle el teléfono, que en cuanto pudiera, él la llamaría. Alicia pensó que algo andaba mal y que su marido podía haber sido secuestrado. El “coyote” con el que Miguel iba a cruzar le dijo a Alicia que él ya esta- ba en Texas. Las versiones tan contradictorias la hicieron dudar. Alicia dijo que ella sabía que Miguel está vivo. Ella dijo que unos meses después de la última llamada de Miguel recibió http://cofamide.blogspot.mx/2011/05/los-migrantes-tambien-estamos-hasta-la.html

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