Número 29

3 ¿Es amarillista lo anterior o es el país el que está ictérico? Al parecer no se trata de un asunto cro- mático. El equipo editorial de En el Volcán ha decidido convocar a sus lectores para ver si nos hacemos de un Tistú o de varios o de muchos, que nos ayuden a resolver la situación. Aclaremos lo del tal Tistú que es con- vocado e invocado por nuestro equipo editorial. Se dice -y regularmente se cons- tata- que las personas crecidas tienen por costumbre darle sentido al mundo a través de ideas ya hechas y a menudo bastante gastadas. Tistú no acepta explicaciones de ese tipo. A sus ojos, los seres vivos y las cosas surgen siempre bajo una luz siempre nueva y diferente. Y esa, al final, es una de las virtudes de la infancia. No es de extra- ñar, por ello, que los comentarios y opinio- nes de Tistú exasperen el raciocinio de los adultos, frecuentemente falseado por las lentes deformadoras de la costumbre. El caso es que Tistú era el niño del dedo verde, de acuerdo con Mauricio Druon, escritor francés que peleó en la resistencia antinazi y que un día se topó con ese personaje en los recovecos de su imaginación. Lo peculiar de Tistú es que, aplicando su pulgar por aquí y por allá, tenía la capa- cidad de dejar sembradas plantas y flores ahí donde lo colocaba. Superaba en vir- tudes y alcance al legendario Rey Midas. Gracias a Tistú, las flores aparecían con profusión horas después, incontrolables e impertinentes, sostenidas por enredaderas robustas, poderosas y metiches. Así, Tistú pasó su dedo por las trincheras, las fábricas de armas, los cuarteles. Cañones, bombas, pistolones, Aks 47, cuernos de chivo, de vaca, de marrano, de legislador, de juez, de funcionario, de repartidores de tarjetas, de trepadores: todo debe de quedar irreversi - blemente estropeado, floreado y oxidado en virtud de un programa de ordenamiento ecológico territorial que urge. Ofrecemos empleo intensivo al Tistú potencial existente en cada uno de los lec- tores. Los dedos verdes, de acuerdo con la normativa sanitaria, deben de ser protegi- dos con pinzas, para entonces ser también introducidos y aplicados con energía, en los hocicos de todo tipo de bestias y bestezue- las declarantes, a fin de interrumpir todo MauricioDruon.www.sitio- dolivro.pt/pt/livro/o-me- n i no - do - po l e g a r - v e r - de/9789726390046/

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