Número 1

25 su cara se refleja su satisfacción o su preocupación, por los resultados. Hoy el campesino preocupado no tiene tiempo para reconstruir su vida si el campo ya no lo alimenta: entonces lo abandona y alucinado por falsas sirenas tecnológicas, se lanza en busca de otras tierras. En el patio, todavía pululan por doquier los animales menores domésticos que aportan sus sonidos en escalas musicales diferentes, a la sinfonía rural. Más allá del patio, se observan algunos árbo - les frutales que todavía, despierta la inquietud de los jóvenes: los mayores guardan todavía, el recuerdo de las frutas tan variadas en otro tiempo, y todavía más allá, está el corral de animales grandes que también apoyan el costo de vida. Las ventanas rurales todavía son el medio de co- Ventana de las casa de Zacualpan, Morelos. Foto de Rafael Gutiérrez municación con la vida social y quizá por eso llaman la atención de quienes van de paso. En estos objetos podemos conocer, alguna ma - nera, cómo es el otro y concluimos con que no es diferente de mí. Esta vida y esta arquitectura tan simplificada, se encuentra ahora en proceso de extinción, como en proceso de extinción parece estar nuestra identidad cultural y nuestro Patrimonio. ¿Qué heredaremos a nuestros hijos y nietos? A lo mejor ellos ya no lo necesitan y las extensas ventanas de la vida urbana, exhibirán los objetos de clase que tiene su propie - tario: sala de piel, comedor neoyorkino y los títulos nobiliarios que muestra el pedigrí social. Verano septembrino de 2011

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=