No. 64, Enero-Marzo

El Hambre, una consecuencia del cambio climático

 

DEAS/INAH

 

En este artículo se presentan cuatro temas, primeramente, las concepciones y significados de la comida y de la necesidad de ella, social e individualmente, se enfatiza en el papel de la comida para la vida humana, en las sociedades y su importancia en la reproducción del grupo humano.  En segundo término, se presentan las consecuencias y problemas que acarrea la falta de comida, el hambre en la salud de los individuos que la sufren, se habla de la hambruna como la desgracia que puede ocurrir en un grupo humano, los problemas que se presentan ante la falta de alimento en cuanto a situaciones de salud en las personas.  En el tercer apartado aparecen las consecuencias sociales del hambre en una sociedad que sufre hambruna y se presenta una  revisión de algunas de las hambrunas que se han dado en la historia y en México  y finalmente, en el apartado cuatro,  se habla del hambre que ocurre en las sociedades comunitarias, ya que es importante dar a conocer que cuando los campesinos dependen de la lluvia para cosechar, cuando ésta falta, resulta en hambre y los valores comunitarios como la solidaridad, la reciprocidad, cooperación, respeto y procuración del bien común, se pierden ante situación de hambruna.

 

1.La importancia de la comida en la vida humana.

La comida es parte de los ciclos de vida de los individuos, de la religión, del trabajo, de las tradiciones y de las festividades, identifica las horas del día, tiene que ver con la posición del sujeto en su comunidad, con sus recuerdos y experiencias corporales y es lo más importante para la vida y la salud de todos los pueblos del mundo. La comida es más que simple alimento para la reproducción del grupo humano, nos da lugar y pertenencia, conforma nuestro mundo simbólico, ritual, como generadora de mitos y ceremonias, en las normas de convivencia, en la tradición:

Los hábitos de comida están entre los más durables que conocemos. Aprendidos tempranamente y en compañía de quienes amamos y de quienes dependemos son los más difíciles de transformar. Sin embargo, se dan cambios debido a que es necesario entender que también hay otros factores que intervienen en ese sistema, además del gusto, emulación, novedad, identificación con fuentes externas de poder, el mito de ahorrar tiempo, el deseo de participar en lo que se ha llamado modernidad y muchas más cosas están involucradas [Mintz, 1994:7]

La comida es resultado de la actividad del hombre en sociedad desde hace cuando menos 3.5 millones de años, es decir, es un producto histórico-cultural que revitaliza y afecta recursivamente al hombre y a la sociedad” [Cervantes, 2006:178].

 

A través de la comida se establece, se mantiene la vida social humana, las relaciones interpersonales y la reciprocidad. También estas prácticas son importantes en la diferenciación de los grupos, en marcar las diferencias sociales. Finalmente, como comentan Contreras y Gracia, “somos lo que comemos” [2005:215]. 

Por otro lado, comer también es un proceso complejo ya que está implicado e implica las relaciones sociales, la pertenencia histórico-cultural a su grupo y los recursos disponibles del entorno. Cada cultura crea sus propios símbolos y se los atribuye a los alimentos, es decir, los simboliza. Además el individuo no come de todo, come solo lo que su grupo familiar y social le ha enseñado, lo que su cultura le indica [Mintz, 1999]:

La cocina constituye un aspecto de la cultura que identifica a un pueblo tanto como su lengua común, siendo lengua y cocina los rasgos culturales más cohesionantes y resistentes en cualquier sociedad, los que sobreviven mejor a la emigración o a la dominación política extranjera. Incluso, a veces, la cocina es un referente identitario más poderoso que el idioma [Iturriaga, 2002:83].

 

2. El Hambre, sus consecuencias en la salud

“La privación sostenida e intensa del suficiente alimento, el hambre, produce alteraciones anatómicas en todos los órganos, con disminución del peso de los mismos, pérdida paulatina de capacidad funcional y atrofia progresiva…en ocasiones la muerte, la tuberculosis y la neumonía” [De Arpe, 2009:111]

Los investigadores Farb y Armelagos opinan de modo más extenso acerca del hambre,

…el hambre afecta cada sistema del cuerpo humano. Produce diarreas y otros problemas del tracto digestivo, hipertensión y el colapso del sistema circulatorio, una disminución en la toma de oxígeno y del sistema respiratorio, una disminución en la fuerza y el control de los movimientos de los miembros del cuerpo gobernados por el sistema neuromuscular, incremento de la vulnerabilidad a los cambios de temperatura ya que el sistema termorregulador falla.  La desorganización del sistema biológico es tal que parece imposible para el cuerpo sobrevivir sin comida por largo tiempo [Farb y Armelagos, 1980:211].

 

Las consecuencias físicas y orgánicas del hambre son complejas; no se limitan a expresarse en el cuerpo humano solamente en forma de mecanismos metabólicos y fisiológicos, sino que detonan una serie de comportamientos que impactan en la salud y en la sociedad.

La falta de alimento genera también dificultades cognitivas, fatiga, falla renal, problemas en la coagulación, cambios en el ritmo cardíaco y afectación del corazón, alteraciones hormonales, debilitamiento de los huesos y reducción del tono muscular, además de complicaciones digestivas importantes. Las consecuencias del hambre en la salud tienen que ver, además, con la etapa de la vida en la que la privación de alimento se presenta y la duración que tiene. En la infancia, la falta de nutrimentos adecuados se ve reflejada en una detención del crecimiento, aparecerán las llamadas líneas de Harris en los huesos largos e hipoplasia del esmalte en las piezas dentales; además de aumentar la susceptibilidad de los niños a padecer enfermedades que, en condiciones de desnutrición, pueden ser mortales. A temprana edad, la alimentación inadecuada se expresa también en la detención de la maduración sexual, impactando en el ejercicio futuro de la sexualidad y la posibilidad de reproducción [De Arpe op. cit.].

El hambre y, por consecuencia, la desnutrición, aumentan la susceptibilidad a padecer enfermedades que en la presencia de una buena alimentación no son fatales. Las enfermedades epidémicas y el hambre se presentan casi siempre juntas, debido a que el cuerpo se encuentra incapacitado para combatir la enfermedad y los mecanismos de defensa se encuentran debilitados; y asociado a las causas sociales que revisten las hambrunas y que se reflejan en menor sanidad en el medio ambiente, volviéndose un medio idóneo para la transmisión de enfermedades. [Richardson 2008].

  Así, en general las diarreas son un gran peligro para los niños que no tienen una adecuada nutrición, la falta de alimento generalmente se asocia con falta de agua, y en un episodio diarreico, la deshidratación se vuelve mortal; estos procesos son recursivos, porque las enfermedades también impactan en la nutrición adecuada. Otras enfermedades virales o bacterianas contra las que el cuerpo, en situaciones ideales, puede luchar sin peligrar la vida, ante el hambre se convierten en oportunistas; la última causa de muerte no será el hambre, sino sus consecuencias.

Asociada al hambre, existe la teoría del gen ahorrador, que se sustenta en la hipótesis de que ante épocas variantes de abundancia y carestía de alimento, el cuerpo humano, en su evolución, generó mecanismos adaptativos entre los que el gen ahorrador, que activaba mecanismos metabólicos que permitían el “almacenamiento” de calorías para que fueran recuperadas en tiempos de escasez, implicaba una mayor probabilidad de supervivencia. En la actualidad, con pocos cambios genéticos en la historia evolutiva del hombre desde la prehistoria y ante una superabundancia de alimentos, el gen ahorrador continúa activo, traduciéndose en obesidad y acarreando enfermedades como la diabetes tipo II, algunos tipos de cáncer, hipertensión y enfermedad cerebral vascular [Zucoloto, 2011: 133].

 

3. El hambre y sus consecuencias sociales

La hambruna tiene consecuencias fatales para la sociedad en general y en especial para la salud de la población. En el mundo y a lo largo de la historia han sido comunes las hambrunas, algunas causadas por situación de guerra o crisis política y social y otras, causadas por cambios climáticos, en esta presentación nos ocuparemos de estas últimas.

Se conocen algunos casos en los que hubo hambruna en el mundo antiguo como en el antiguo Egipto, éstas se conocen por las fuentes escritas directas o indirectas, cuando no hay fuentes, no conocemos estos problemas.

La evidencia mencionada refleja la hambruna del denominado Primer Período Intermedio en Egipto, que se caracterizó por un debilitamiento del estado, crisis ecológica, baja del Nilo y crisis socio-económica, que a largo plazo desencadenarían esos períodos de escasez de alimentos y, por consiguiente, de hambre [Gestoso, 2002].

En el libro del Génesis de la Biblia se habla de siete años de vacas gordas relacionadas a las buenas cosechas, seguidos por siete años de vacas flacas, relacionados a sequía y malas cosechas produciendo una hambruna generalizada:

Los siete años de abundancia llegaron y pasaron, y siguieron siete años de hambre. Cuando todos los graneros regionales quedaron vacíos, José redistribuyó grano de los graneros centrales a la población. José acumuló el grano y lo mezcló con tierra de los campos, única defensa contra plagas y humedad” [Génesis, XLI, en La Bilbia o Antiguo Testamento,1828:53-57]

 

En Egipto, se registra una de esas hambrunas en una inscripción en la tumba de Amene en Beni-Hasan, un funcionario que no tomó la precaución de almacenar grano en épocas de abundancia. Un funcionario llamado Baba (dinastía XVII) registra, en una Inscripción hallada en El-Kab, una hambruna que duró muchos años bajo los reyes hicsos. [Ropero Berzosa, 2013:2321]

La evidencia mencionada refleja la hambruna del denominado Primer Período Intermedio en Egipto, que se caracterizó por un debilitamiento del estado, crisis ecológica, baja del Nilo y crisis socio-económica, que a largo plazo desencadenarían esos períodos de escasez de alimentos y, por consiguiente, de hambre. [Ropero Berzosa, op. cit.]

Uno de los ejemplos emblemáticos debidos a cambios climáticos en este Continente, sucedió en Tenochtitlan, durante el reinado de Moctezuma I, la famosa hambruna del Ce Tochtli 1448-1449:

En el año 10-conejo ocurrieron cambios climatológicos violentos condicionando una helada extemporánea que propició que aumentaran el hambre, la contaminación de las aguas por la muerte de animales acuáticos y la aparición de enfermedades. Otra serie de heladas causó pérdida de las cosechas y escasez de semillas para la siembra [Durán,1990 :163]

…de aquí resultó una grandísima hambre, y tanto, que llegaron estos Pobres Mexicanos a comer Raíces, de Tulin y otras Raíces de yervas silvestres, por no tener cosa que comer y llegó a tanto la penuria, que se vendían los unos a los otros, por precio de Maíz: y viendo el Rei y su Consejo, que esto pasaba, y que era fuerza pasara así, porque de todo punto no perecieran los Mexicanos, dieron permiso, de que ya que se hubieren de vender por esclavos, fuese el valor y precio de una doncella, cuatrocientas mazorcas de maíz, que desgranadas hacen una hanega, o poco menos, y el de un Mancebo, o Mozo, fuesen 500 mazorcas [Torquemada,  1975 :345]

 

Moctezuma I repartió lo guardado en las reservas, pero al año se agotaron y comían lo que encontraban, por lo que hubo muerte masiva de la población. Se habla de que las personas enfermaban y posteriormente morían. Durán menciona también que se mandaron hacer con las reservas tortillas y atole que se repartían a la población diariamente en canoas.  Pero Moctezuma ordenó que no repartieran el maíz en grano, solo preparado, por tanto, circulaban canoas con atole, tamales y tortillas, esto fue durante un año, pero se vaciaron las trojes reales [Durán, op.cit.].

Al cuarto año de hambruna, por la desesperación de la sequía del siglo hubo un sacrificio de niños –más de 48- evidenciado en una lápida con la fecha de Ce Tochtli, la cual apareció en el Templo Mayor asociada a la ofrenda de los niños y correspondió al año 1454 precisamente cuando se vivió la más funesta sequía en tiempos mexicas [López Luján ,1993].

En Europa hubo un largo período de hambrunas a principios del siglo XVII. En aquella época las ciudades crecían con rapidez y en los años de malas cosechas, los habitantes de ellas que tenían trabajos mejor pagados, podían comprar alimentos, mientras que los agricultores tenían que vender lo poco que habían cultivado para comprar las semillas necesarias para volver a plantarlas. En todas las latitudes, los pobres son las primeras víctimas del hambre, ser pobre significa verse atacado por numerosos peligros como menor resistencia a las enfermedades especialmente en la población de niños, mujeres, enfermos, ancianos.

Florescano analiza, a través de los precios del maíz, la situación política y económica de la Nueva España en el siglo XVIII y detecta los problemas del hambre en la población afectada:

“Los vaivenes de los precios, nos dice, aparecen en los archivos acompañados de accidentes terribles, la calamidad en múltiples versiones: “hambres devoradoras”, “decadencia del comercio”, “emigración masiva de cientos de desocupados hacia las zonas menos castigadas por la carestía y el hambre”; “aumento de la vagancia, la mendicidad y el crimen”, “desarticulación de las estructuras del campo”, “tensión social en la ciudad”, etc.” [Florescano, 1969:325].

 

Uno de los ejemplos más notables de estos fenómenos de hambre y cambio climático se observó en el siglo XVIII en el Valle del Mezquital. Según las investigaciones de Martha Cahuich, el drama vivido entre 1785 y 1786 ocurrió en una pequeña región del hoy estado de Hidalgo, pero es conocido que lo anterior ocurrió en otras partes del México Virreinal a comienzo de 1785 y persistió hasta el otoño de 1787. Los primeros estudios realizados por Alexander von Humboldt en nuestro país, el «año de hambre» (como fue denominado en esa época al periodo de 1785-1786), se identificó como la crisis más significativa. Las investigaciones de Cahuich muestran que durante el periodo Virreinal, el México Colonial sufrió continuamente de crisis agrícolas, situación que provocó la muerte en muchas personas e importantes rupturas económicas y sociales en las regiones afectadas:

Pero en el caso del desastre de 1785-1786, éste había sido impredecible, pues las cosechas anteriores de 1780 a 1783 habían sido excelentes, aunque la de 1784, había sido relativamente pobre. Esto provocó, que creciera la esperanza de que la cosecha de 1785 proporcionaría acopio de granos y ayudaría a cebar al ganado. Sin embargo, en abril de ese año hubo una severa sequía sobre la parte centro-norte de México [Cahuich, 2017 :89-90].

 

En mayo de 1785 la imagen de Los Remedios fue llevada a la ciudad de México para que sus devotos rogasen por precipitaciones prolongadas que permitieran una abundante, aunque tardía cosecha:

Sin embargo, en mayo y junio no se produjeron lluvias, mientras que en julio y agosto sólo hubo chubascos. Pero en la noche del 27 y 28 de agosto, un masivo pulso de frío polar promovió la helada que mató a toda planta de maíz en el centro y oeste mexicano, esto fue seguido por una secuencia de días granizados y de noches de temperaturas muy bajas, condiciones que persistieron hasta los primeros días de septiembre. Hielo y nieve estuvieron presentes en altitudes donde raramente habían estado antes. Le llamaron “la Pequeña Glaciación” [Cahuich, op.cit: 91-92].

 

En México, en general, en la segunda mitad del siglo XVIII, hubo varias crisis agrícolas, incluso llamadas la “Gran Hambre” con la clásica secuela de escasez de alimento, hambre, enfermedad y muerte [Humboldt, 1991] Éste también escribió que las enfermedades como las viruelas, el matlazahuatl y “sobre todo el hambre” detenían el progreso y que en 1784 murieron más de 300 000 personas en la Nueva España [Humboldt, op. cit.]

Incluso, la revolución de independencia fue precedida por una sucesión de sequías, malas cosechas y crisis agrícolas que culminó en una oleada de altos precios que agudizó la carestía, el hambre y la desesperación.

Otro caso de hambruna generalizada se dio en la entonces Unión Soviética, en 1921-22:

…en las zonas del Volga, las inmediaciones de los Urales, el Cáucaso, Crimea y una parte de Ucrania, un territorio equivalente al de Francia, Bélgica y Holanda juntas, una terrible sequía destruyó los sembradíos. Los granjeros del país dejaron de proveer granos a la población y, más grave aún, tampoco pudieron recoger semilla para la siembra [Monteon, 2011: 73]

Hacia el invierno de 1921 y la primavera de 1922, el hambre se extendió a la cuarta parte de la población. Particularmente grave fue la situación en la región del Volga. Se calcula que alrededor de cinco millones de habitantes murieron a consecuencia del grave siniestro” [Monteon, op. cit: 74].

 

En la situación de la Rusia Soviética, los sacerdotes católicos fomentaron en la población religiosa rebeldía en contra del poder por considerarlo ateo y fabricaron campañas en las que se culpaba al sistema de la hambruna, de la crisis y de la peste consecuente, y proponían que la tragedia era castigo divino [Monteon, op. cit.].

 

4. El hambre en las sociedades comunitarias.

En cuanto a las sociedades comunitarias, de los modernos pueblos tradicionales de México, es a través de la alimentación que se expresan las normas y los valores: solidaridad, reciprocidad, cooperación, respeto y la procuración del bien común. Se dice, “compartir comida hoy para que mañana no falte”, “aquel que no comparte, no recibe lluvia”. “Hay que compartir la comida hoy para asegurarla mañana”, comentan los campesinos mayas de la Península de Yucatán.

Estos valores, los reconocemos todavía formando parte de las llamadas estructuras de pensamiento mesoamericano que se originaron desde la época prehispánica. Estas estructuras, a pesar de la colonización europea, poco han cambiado, podríamos decir, se han transformado en su forma, pero se han conservado en su sustancia.

Pero, cuando hay hambre, todas las categorías mencionadas antes se afectan y hay cambios importantes, a nivel individual y en las sociedades. En general, en la actualidad, el hambre se da en comunidades campesinas, en las cuales hay una clara dependencia del medio ambiente, lluvia o sequía. Muchos sembradores son de temporal y esperan la lluvia como único recurso para lograr una cosecha. Es diferente la situación cuando en las mismas comunidades hay campesinos que se organizan para tener riego artificial.

  En la situación comunitaria tradicional, hay una dependencia total de la lluvia y del maíz, es decir cuando hay verdadera hambre es porque no hay maíz y los valores de la vida comunitaria desaparecen: no es posible la solidaridad, ni la reciprocidad, la cooperación ni el bien común. En los casos de hambre, por escasez de maíz, generalmente por la sequía o las heladas, hay pérdida de todos los principios y las normas de convivencia comunitaria. Aparece el fantasma del individualismo, las prácticas extremas de supervivencia, se pierde el respeto y no hay interés en el bien común. El tiempo del hambre es una vida que no es vida. [Juárez, 2013]

Por otro lado, también simbólicamente se considera el hambre como un castigo, consecuencia de alguna trasgresión de las reglas sociales, o a la ruptura de compromisos, o del orden moral, éstos como relación horizontal o por no ofrendar a los dioses, como falta en el orden vertical, ambas relaciones son centrales para mantener el equilibrio del mundo [Juárez, op.cit.].

En cuanto a la dependencia del maíz, hay que recordar que en las mitologías prehispánicas relacionadas con la creación de las diferentes humanidades y del quinto sol, el que actualmente nos alumbra, tiene que ver con la comida y con la falta de ella:

Hubo antes otros soles, el primero habitado por gigantes, creados por Tezcatlipoca, ellos comían solo piñones; los del segundo sol, eran monos y solo comían bellotas y encinos; los del tercero, comían cincocopi o casi maíz; los del cuarto comían accintli, otra especie de maíz; pero los del quinto sol, sí comían maíz…eran hombres verdaderos [Moreno de los Arcos 1974: 35].

 

Estas mitologías, con sus variantes, han permeado el pensamiento y la cosmovisión, conservada especialmente en las sociedades comunales, a través de procesos de transmisión oral de valores y relaciones míticas y religiosas.  En ellas es patente la idea que quienes vivieron antes del quinto sol no eran humanos porque no comían maíz. La idea se traslada a un niño recién nacido, no es humano hasta que come maíz.

Por tanto, el hambre está íntimamente relacionada con la no existencia de maíz: “cuando no hay maíz, hay mero hambre, comemos como animales…Aunque sea dos tortillas al día con sal, pero comemos, no hay hambre” [Juárez, 2013:220] opinan los Chortís de Guatemala. 

Materialmente, la ausencia del maíz a causa de sequía prolongada, es hambre y produce el abandono de la tierra y cuando no hay nadie con quien intercambiarlo, “solo queda migrar, dicen…”

En caso de acumulación de maíz por alguna persona de la comunidad, que se niega a prestar maíz, esto significa desgracia, acarrea más sequía y hambre. También, si las lluvias se retrasan es por el disgusto de los dioses por las faltas cometidas, hay que hacer penitencia y ofrendas para recuperar la cosecha de maíz:

Más que de un asunto de disponibilidad de alimentos o balances calóricos, la versión indígena del hambre encuentra en los relatos míticos la forma primera de contarlo… [Juárez, op.cit.:214-215].

…La noción de “hambre” en términos de sufrimiento comunitario y como catalizador de tales tránsitos se aprecia, también, en la ceremonia llamada “Rogación” [Juárez,op.cit.: 218].

 

Con respecto a esto último,

hay una serie de etapas de preparación y diversos grados de complejidad de las rogaciones, según la gravedad de las crisis enfrentadas ante la falta de maíz, llegando a generarse cinco tipos de rogativa, según su intensidad y duración…entre la primavera de 1785 y la de 1786, ocurrieron rogativas «nivel V, en México, éstas se caracterizaban por el traslado de la virgen de los Remedios y procesión por las calles de la ciudad. Esta era el tipo de rogativa de nivel más alto, éstas ocurrieron a nivel V, en México, Morelia y Durango. [Juárez. op-cit.: 219]

 

En general, en los países en desarrollo, no es raro que las poblaciones que viven de la agricultura de subsistencia con bajos rendimientos padezcan hambre en el intervalo entre dos cosechas y si las cosechas anteriores ya han sido malas por las sequías,  puede sobrevenir la carestía y provocar una fase aguda de malnutrición que debilitará a las personas, la carestía compromete el porvenir: se comen las semillas resguardadas para la siembra siguiente, se afectan los recursos naturales, se acelera la erosión, la desertificación de los suelos, no se logran las cosechas.

 

6. Reflexiones finales

Se comentó que la comida es más que simple alimento para la reproducción del grupo humano, no solo es sustento. Es importante para las normas de convivencia y activa nuestro mundo simbólico.

El comer es un proceso complejo que está implicado e implica las relaciones sociales y la pertenencia a su grupo nuestros hábitos de comida son durables ya que se aprenden tempranamente y con las personas que amamos y de quienes dependemos.

La comida ha convertido a nuestra especie en una de las más exitosas de la Tierra, y colaborado a que los humanos se hayan dispersado por el mundo en los diferentes contextos ecológicos.

En cuanto al hambre y sus consecuencias en la salud de la población, ha sido estudiada por varios investigadores como Farb y Armelagos, que explican las afectaciones del cuerpo ante una situación de hambre. Todo el organismo se debilita y es presa de diversas enfermedades algunas incurables. Por ejemplo, diarreas, hipertensión, problemas en el sistema circulatorio, afectación del sistema respiratorio, falta de movilidad, vulnerabilidad en general.

El hambre también causa epidemias porque las defensas del cuerpo ya no pueden combatir los efectos de las enfermedades, hay también riesgo de diarreas que pueden llegar a causar la muerte de los individuos, especialmente en organismos debilitados por la falta de alimento.

Asimismo, el hambre tiene diversas consecuencias sociales, se generalizan las crisis políticas y los problemas sociales.

Se presentan algunos ejemplos de hambrunas en el mundo: en Egipto, en los relatos bíblicos hay varios ejemplos, en la Europa del siglo XVIII y en el siglo XIX cuando hubo una hambruna generalizada en el mundo. También se mencionan ejemplos de hambrunas en siglo XX y en la época prehispánica de México, en Tenochtitlan causados por cambios climáticos.

Algo notable fue la evidencia del sacrificio de 48 niños mexicas ante la sequía prolongada en 1454.

Otros ejemplos de hambruna en Tenochtitlan hablan de las crisis de la falta de maíz y de cómo los gobernantes repartían atoles y tortillas a la población, más no el grano de maíz. El extremo fue que la gente se vendía a sus enemigos como esclavos para obtener un poco de maíz.

Se presenta la hambruna en el Valle del Mezquital y de otras regiones en el siglo XVIII, cuando ocurrió la Pequeña Edad del Hielo y se comentan las ceremonias de rogación que se realizaban en el Catedral de México y a la virgen de Los Remedios para pedir fin de la sequía y del frío que azolaba las regiones.

En las sociedades comunitarias existen valores como los de solidaridad, reciprocidad, cooperación, respeto y procuración del bien común, que son de tradición prehispánica, conservados por siglos porque la situación comunitaria de los campesinos no ha cambiado en siglos, ellos dependen del clima para cosechar y ante las sequías, aparece el hambre, los valores mencionados se pierden ante esta situación.

Por otra parte, como parte del pensamiento antiguo conservado, se considera que el hambre es un castigo por transgredir las normas comunitarias, hay que hacer ofrendas y rezos a los santos para obtener el perdón y que vuelva a llover para que se logren las cosechas de maíz. Las principales transgresiones a las normas son: la acumulación del maíz por algún miembro de la comunidad o a no querer intercambiarlo el grano con quien no tiene para comer, eso disgusta a los dioses.

Los campesinos y gran parte de la población de México dependen del maíz y esta concepción tiene sus raíces en la mitología prehispánica, en particular con la creación del Quinto Sol, esta generación es la primera que come maíz y esta concepción es transmitida por generaciones hasta la actualidad, incluso en la actualidad, un niño no es humano hasta que come maíz.

El hambre en estas sociedades está asociada con la falta de maíz, cuando no hay maíz, hay hambre, aunque haya otros alimentos que consumir. Incluso también hay hambre en las sociedades comunitarias en el intervalo entre dos cosechas y si hay sequía no se da el maíz a tiempo o se perdieron las cosechas, la situación se vuelve catastrófica, de hambre.

 

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