Yuum Iik’ yéetel yuum k’iine´
U yóol yéetel u sáasil maya wíinik,
Mix bik’in bíin kóotsok tu máan,
Tumen u kanmajo’ob Múuch’ Xíinbal.
El aire y el sol,
Son el alma y luz del pueblo maya,
Nunca será cortado su andar,
Porque aprendieron a caminar juntos.
Pedro Uc
Mi nombre es Eliceo Ek Yah, pertenezco a la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal desde enero de 2018. Al principio, cada uno luchaba por su lado y sabía que había otros(as) compañeros(as) luchando en contra de los problemas que aquejan a nuestro territorio. Sin embargo, era necesario tomar esas gotas de lluvia dispersas por todo el territorio Maya y de esa forma organizarse hasta constituir un torrencial aguacero capaz de atascar las ruedas de la globalización, su integracionismo, indigenismo, y tantas otras políticas que el capitalismo colonizador ha forjado para justificar el despojo de nuestro territorio: tierra, montes, agua, aire, poniendo en peligro nuestra existencia con megaproyectos como los parques eólicos, fotovoltaicos, y monocultivos en los cuales se utilizan infinidad de productos agroquímicos que dañan nuestras semillas nativas, erosionan el suelo y hacen dependiente a la Madre Tierra de eso convirtiéndola en una especie de drogadicción, pues conforme pasa el tiempo es necesario aplicar mayor cantidad de agroquímicos para controlar la maleza y las plagas que precisamente son derivadas del uso de los productos químicos.
Es entonces cuando en respuesta a la convocatoria del maestro Pedro Uc, poeta y escritor maya, nos reunimos en la ciudad de Mérida el 13 de enero de 2018 a fin de constituirnos como una Asamblea que camine con las comunidades de nuestro territorio, que acompañe los procesos de defensa de nuestras tierras. Así pues, con la presencia de representantes de más de 20 comunidades mayas, decidimos unir nuestro camino y fortalecer la lucha que es común para todos(as): La defensa del territorio frente al capitalismo voraz e insaciable. Siendo precisamente nuestro posicionamiento el rechazo al control que las empresas privadas ejercen o pretenden ejercer sobre miles de hectáreas, apropiándose de ellas mediante prácticas desleales y mecanismos legaloides que atentan contra nuestros valores comunitarios, ambientales, espirituales.
Integrantes de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal. Fuente: Eliceo Ek (2018).
Esta problemática no es nueva, desde hace 5 o 6 años aproximadamente nos enteramos que a raíz de las subastas de energía realizadas por la Secretaría de Energía (SENER), varias empresas desarrolladoras de energía renovable pretendían asentarse en la península de Yucatán. Como si fuera pequeño el problema que representa en nuestro territorio la instrumentación de monocultivos como de la palma africana, el arroz por parte de los menonitas y el maíz transgénico en la zona de los chenes de Campeche; ahora nos agravan la situación de la contaminación ambiental por uso de agro tóxicos como los glifosatos que tanto daño han ocasionado en la apicultura.
Pues bien, con la llegada de estos megaproyectos vemos una escalada de problemas como son el despojo de tierras. Esto bajo engaños que involucran en la mayoría de las veces a las autoridades ejidales, municipales y estatales, y generan división y ruptura del tejido social en nuestras comunidades, pérdida del control de nuestro territorio, de nuestra identidad, de nuestros conocimientos y saberes ancestrales, así como el incremento del estrés hídrico o escases de agua que ya estamos viviendo en el territorio. En la Asamblea nos parece que todo esto es a una agresión directa al vínculo identitario con la naturaleza, el territorio, los lazos comunitarios y a nuestros derechos enmarcados en el artículo 2do de la Constitución Mexicana y el Convenio 169 de la OIT, así como tantos tratados en cuanto a derechos de los pueblos indígenas y tribales ha suscrito el Estado mexicano pero que lamentablemente es el primero en violentar juntamente con sus instituciones a fin de privilegiar a sus socios empresariales en el despojo que llevan a cabo.
No obstante, en este caminar no estamos solos ni mucho menos como Asamblea pues contamos con el apoyo de organizaciones sociales hermanas con las cuales nos hemos vinculado y articulado para llevar a buen puerto el objetivo de nuestros pueblos. Organizaciones como Articulación Yucatán, un cuerpo de académicos entre los cuales destacan antropólogos, agrónomos y arqueólogos; así como las redes de resistencia y rebeldía, el Congreso Nacional Indígena (CNI), Indignación Derechos Humanos AC y otras organizaciones hermanas con sede en los estados de Quintana Roo y Campeche. Con ellas fortalecemos la lucha por la defensa de nuestros territorios, el agua, la Madre Tierra y la vida que es el objetivo central de nuestra lucha.
En esta coyuntura, entre la lucha contra los eólicos, fotovoltaicos, agrocultivos y transgénicos, de pronto a finales de 2018, el gobierno federal anuncia la construcción de un tren que, entre comillas, beneficiaria a los pueblos mayas por donde circularía. Este consta de más de 1500 metros de tendido férreo en medio de reservas naturales que vienen a agravar la situación ya de por si crítica que atraviesa la península, un tren sin previo estudio de impacto ambiental, sin una evaluación ambiental estratégica y peor aún que se impone con el montaje de mentiras y pantomimas como la folcklorización de nuestras ceremonias tradicionales en un esfuerzo por convencernos de que la Madre Tierra ya concedió permiso para ser atravesada, cortada en pedazos y desollada por los millones de personas que serán atraídas seguramente por el falso espejo de desarrollo. El turismo llegara en avalancha a poblar los “polos de desarrollo” que se pretenden construir a lo largo del tendido.
Reunidos para compartir experiencias. Fuente: Eliceo Ek (2018).
Este tren es un proyecto que agrava el estrés hídrico que ya padecemos gracias a las mega granjas porcinas que tienen una capacidad de producción aproximada 2 millones 200 mil cerdos y el excesivo consumo de agua que esto supone. Por si fuera poco, la implementación de este proyecto se da en un marco de violación a los derechos de nuestros pueblos ya que no se lleva a cabo una consulta libre, previa e informada como se establece en la legislación nacional e internacional. Ante este nuevo atentado a nuestras costumbres, tradiciones, formas de vida y organización comunitaria nos damos a la tarea de organizar a la mayor cantidad posible de comunidades a fin de presentar la batalla legal ante este monstruo depredador. Un monstruo que alienta e impulsa aún más el despojo de nuestro territorio para beneficiar a las transnacionales y políticos que esperan lucrar con nuestras tierras, nuestra agua y aire, como lo han hecho desde hace mucho tiempo.
Cabe mencionar que a la fecha con trabajo y esfuerzo hemos logrado incidir en 64 comunidades que han decidido impulsar la lucha por la vida y para la Asamblea es motivo de alegría y satisfacción que nuestros pueblos hermanos nos permitan caminar con ellos en esta guerra planteada por el capitalismo a los pueblos indígenas, ya no solo de México o Yucatán, sino del mundo entero. Una guerra que como hemos dicho infinidad de veces, pretende el exterminio de toda cultura y pueblo originario para apropiarse de los bienes comunes que se encuentran en nuestros territorios. Para esto no vacilan en inventar y acuñar términos rimbombantes que se oyen bien y apantallan a quien los escucha sin tomarse la molestia de analizar lo que se esconde detrás de los discursos del desarrollo, la sustentabilidad o la sostenibilidad.
Gran parte del trabajo sucio de las instituciones, empresas y políticos es la que realizan algunas de las supuestas Organizaciones No Gubernamentales (ONG, OSC), que se infiltran en las comunidades cual caballo de Troya bajo un falso perfil altruista. Pues mientras pretenden ayudar o apoyar a la gente (en nada prácticamente), van introduciendo nuevas formas de vida cambiando nuestras formas de organización y vida comunitaria, e introducen también prácticas de culturas mercantilistas a fin de ir desplazando nuestros conocimientos ancestrales, cultura e identidad. De esta manera, fomentan el desarraigo y sentido de no pertenencia a nuestro pueblo, de tal manera que al llegar las encuestas (siempre amañadas) por lo general salen positivos a favor de las empresas que patrocinan a estas organizaciones enviadas como escuadrón de avanzada para allanar el camino a los megaproyectos de muerte que cada día se imponen en mayor número en nuestro territorio.
En todo México son aproximadamente 68 los pueblos, naciones, tribus y barrios indígenas que mantienen tierras, bienes comunes, culturas, lenguas y organización autónoma, y paradójicamente es en nuestros territorios precisamente donde se pretenden imponer los megaproyectos ya mencionados, presentándolos como proyectos para el desarrollo. Pero la pregunta sin responder hasta ahora continúa siendo únala misma: ¿desarrollo para quien o quienes?
Mientras el actual gobierno supuestamente izquierdista predica una doctrina de humanismo progresista, pretende construir sobre nuestros lugares sagrados, nuestras fuentes de agua, nuestros montes y selvas, nuestros sitios arqueológicos e históricos, su caprichoso proyecto de muerte para satisfacer las demandas del patrón del norte. Es por eso que nos hemos organizado y articulado con las luchas de los pueblos hermanos para presentar esta batalla que pretende exterminar al estilo nazi todo vestigio de pueblos originarios y quedar solamente los de “raza pura”.
Las amenazas más grandes que se ciernen hoy en día sobre nosotros son 3: el mal llamado Tren Maya en la península, el Corredor Transístmico en la región de Tehuantepec y los proyectos energéticos como la termoeléctrica de Huesca, en Morelos. En Yucatán, estos proyectos de energía industrial están representados por las desarrolladoras de energías “limpias” o también llamadas energía “verde”, no obstante a esto se suman los problemas que genera el turismo de alto impacto.
Hoy como ayer, pretenden cambiarnos o vendernos espejitos por piedras preciosas. Las piedras preciosas representadas por nuestra tierra, nuestra agua, nuestros montes con la gran cantidad de diversidad biológica. Los espejitos son los programas clientelares o paternalistas que implementa el gobierno a fin de enajenar o desorientar la voluntad de los pueblos para sujetarnos a sus caprichos con esa falsa promesa de desarrollo, así como los proyectos de sostenibilidad y/o sustentabilidad que pretenden consumar el integracionismo propuesto por Alfonso Caso, más los apoyos que traen como canto de sirenas esos entes enviados por delante conocidos como fundaciones y organizaciones sociales ajenas a nuestra cultura y coludidas o creadas por el gobierno.
La lucha por la vida nos llama a todos y todas. Fuente: Eliceo Ek (2018).
Esta pretensión de autoridades coludidas con empresarios de despojarnos de nuestra identidad no es nada nuevo pues a la llegada de los invasores también aniquilaron y exterminaron a gran cantidad de hermanos para despojar y apropiarse de la Madre Tierra y sus tesoros, pero lo que sí es nuevo es que los pueblos indígenas nos estamos levantando y organizando para exigir nuestros derechos, esos derechos que quienes gobiernan y rigen el destino del país nos niegan como sujeto de derecho, mirándonos tan solo como sujetos de atención o públicos según la ignorancia del actual mandatario.
En Yucatán hace 3 años inició una avalancha que va creciendo día a día y es la resistencia del pueblo maya frente a los proyectos de despojo. Frente al deseo de los ts’uules de exterminarnos como ayer lo intentaron sus antepasados con nuestros abuelos, nosotros caminamos con nuestro lema por delante: “La tierra no se vende, ni se renta”. Muuch’ Xiinbal camina a paso firme de la mano de nuestras comunidades presentando la batalla en esta guerra que podría ser la última, si los pueblos indígenas pierden esta batalla frente a las grandes transnacionales y gobiernos, estamos destinados a la desaparición total y entonces se colmaran sus ambiciones de vernos solo en museos o realizando cuando mucho representaciones folclóricas de nosotros mismos.
La lucha de los pueblos originarios es la lucha por la Madre Tierra, la lucha por la vida y es entonces la madre de todas las luchas. Por eso, tratamos de preservar nuestro territorio tal como decían los abuelos: “Toma solamente lo que necesites, y deja la tierra como la encontraste pues para tocar la tierra; hay que tener armonía con la naturaleza”. Es nuestra filosofía de vida, así vivimos durante miles de años y así deseamos continuar viviendo, siendo lo que somos y como somos: Hijos de la Madre Tierra, los hombres y mujeres del maíz.
Si la destrucción y la muerte son el progreso, estamos en
contra de eso,necesitamos rebeldía para sanar al país
y proteger la tierra que nos cobija cuando morimos
María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy
[1] Integrante de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal.