Editorial 57: Nacional Surrealismo: aporte folclórico de la nación al mundo

¿Recuerda nuestro lector o lectora aquella ominosa corriente del “Nacional-Socialismo”?

Pues tomando todas las muchas distancias requeridas, vemos cómo campea hoy un aporte autóctono al mundo, una corriente ideológica y práctica en ascenso, denominada “Nacional-Surrealismo”. 

Se trata de una contribución singular que, sin embargo, es patrimonio de todas las corrientes políticas. En su marco, los extremos se tocan irremisiblemente. Arriba es abajo, el centro es el extremo y viceversa; en giro continuo, la única práctica coincidente y respetada a ultranza es la de eludir la autocrítica.

Hay quien no se ha enterado de los resultados electorales del 2018. Los estudios más serios demuestran fehacientemente que en realidad nadie se ha enterado ni de lo que pasó y menos de lo que implica. Ni siquiera los que resultaron electos. Tampoco los perdedores. En su inercia, ambos constituyen una misma facción. En este fenómeno del Nacional-Surrealismo, aunque tenemos discurso para todo, las palabras, gastadas al extremo, ya poco sirven para ocultar. Se disimula la simulación y se simula la disimulación. La inteligencia es obtusa; la dignidad, discurso.


Fuente: https://soundcloud.com/max1080/surrealismo-roto-ft-kso

Los espejos nos asustan. Todos tenemos la razón. Y la razón, en tanto, como todos se la adjudican, ha perdido la razón. Cada quien ve o cree ver a través del filtro de su agrado. Tenemos analistas políticos, comentaristas, opinadores que padecen, sin percatarse, de lo mismo que padecen aún los robots humanoides, cuya principal limitación técnica, hasta el momento no resuelta por los inventores de estos artefactos, pero por ellos reconocida, es que no entienden absolutamente nada de lo que dicen.

Y la política propia del Nacional-Surrealismo es un juego de apuestas en la espera ansiosa y compartida de ver cómo tropieza el otro, qué estupidez declara, qué barbaridad comete, y en esa espera, en que sin duda aparecen puntuales los esperados tropiezos, estupideces y barbaridades, los críticos inerciales también van practicando con método sus propios tropiezos, estupideces y barbaridades.

En los extremos de esa amplia gama de facciones del Nacional-Surrealismo, esos polos irreconciliables se encuentran ahora hermanados por una misma avidez, la de la búsqueda de yerros que denunciar airadamente. Así se logra demostrar la capacidad de rememorar el futuro y hasta de predecir el pasado. El celoso escrutinio que aplican al Predestinado no lo aplican a sí mismos precisamente los predestinados que lo ejercen. Así, treinta millones de votos no significan nada. O fue producto del cambio climático, o una ocurrencia climatérica o andropáusica. O más bien, esa cifra remite a treinta millones de fatuos ignorantes, de ingenuos, de manipulados.


Viñeta de Miguel Gila, en: https://valenciaplaza.com/el-humor-grafico-de-gila-surrealismo-corrosivo-contra-quienes-justificaban-lo-injustificable

Esos millones, a su vez, desde la perspectiva de quien fue por ellos elegido, son feligreses. Su función es dar por bueno, justificable y virtuoso todo aquello que del poder actual emane, no importa que aporte, como todos en la obra, sus propios tropiezos, estupideces y barbaridades. La interlocución es amenaza para todas las facciones. Para ese poder, quienes no votaron por él o se expresaron absteniéndose de votar son conservadores y ultras, o mejor: son ultraconservadores. Cualquier aspiración elemental a la congruencia y al diálogo, al análisis, al criterio propio, constituye una clara muestra de mala voluntad, de falta de reconocimiento, de retroceso, de sabotaje.

Para unos, despojados de privilegios, la oportunidad histórica no existe y ya añoran a sus roedores ahora prófugos. Para otros, la exigencia organizada de coherencia entre las promesas, las tajantes declaraciones, los compromisos anunciados y los hechos vulgares no es algo apremiante, porque ello cuestiona e irrita sobremanera. Y dicho sea de paso, en el manual de conducta no escrito del Nacional-Surrealismo, en efecto es preciso ser congruentes, pero con la incoherencia. Para todos, abrazados a nuestras certezas en descomposición, reconocer la propia responsabilidad en este momento particular del país es algo impensable y subversivo: su lugar es debajo del tapete. No hay matices, sino credos. Mala sociología. Mediocre antropología política.

En tanto, sería deseable que más de algún secretario o secretaria de Estado cuya condición como tal resulta inexplicable e incongruente, exija el retraso del avión de línea que ha de tomar, a fin de generar con ello alguna esperanza de congruencia, de que se suspenda el sacrificio de aquello que se expresó en las urnas. 


Caras múltiples. Jean Pierre Van Oudenhove  Fuente: https://www.elmarcoverde.com

Así, nuestro equipo editorial no se rige por el pensamiento único, de tal modo que existen diversas apreciaciones respecto al momento actual en que se encuentra el país. Muchos focos rojos, algunos focos verdes y otros muchos focos, fundidos. Y veladoras. Tal vez lo que rige de manera común son ciertos principios centrados en la necesidad imperiosa de ejercer la deliberación, el sentipensar respetado, el debate.

De lo anterior resulta que, más que presentar una posición única en torno al ejercicio actual de gobierno, que necesita cada vez más y con gran urgencia expresiones categóricas de deslinde respecto a los procesos generadores por décadas de la debacle, como derivación elemental de congruencia con el reclamo popular ya expresado, se requiere generar en cada espacio exigencia organizada, diálogo y construcción de ciudadanía, y definir, sobre esa base, los caminos para subvertir y anular el engendro, actual y compartido, del Nacional-Surrealismo.

Como si fuera poco en este escenario, tenemos al insolente magnate del norte aportando su propia y galopante patología; y no está solo: no debemos olvidar que representa el estado de conciencia de muchos de sus connacionales. La política salteadora, intervencionista y genocida del gobierno norteamericano, de muy larga data, generó y genera las condiciones que provocan el éxodo de nuestros hermanos centroamericanos en busca de sobrevivencia. Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, como el resto de las naciones latinoamericanas, han padecido hasta la muerte esa injerencia sistemática y nociva. Sin embargo, el agresor se queja de los resultados de su proceder, y quien atropella denuncia agravios.


Viñeta de Miguel Gila, en: https://valenciaplaza.com/el-humor-grafico-de-gila-surrealismo-corrosivo-contra-quienes-justificaban-lo-injustificable

Ante esa realidad geopolítica y económica, nuestro Nacional-Surrealismo puede muy bien resultar funcional al interés ajeno, al encubrir los hechos, anular la lógica más elemental y desperdiciar, como efecto de su miopía y su carencia de autocrítica, la oportunidad histórica para enfrentar, en conjunto, esa amenaza permanente y el reto de tomar las riendas de nuestro destino, sin que ello implique renunciar en absoluto a la responsabilidad crítica y a los procesos organizativos de resistencia ante el modelo que privilegia al capital a costa de la vida.

Los insumos para la reflexión apuestan a la madurez y a la libertad de criterio y debieran preceder al accionar consecuente. Lo que está entre manos es la viabilidad del país y la del planeta. En cambio, la crítica que se aplica diferencialmente y que descalifica sin distingo, apuesta a construir prosélitos propietarios de razones inamovibles, a menudo injertadas en las conciencias por otros. Cajas de resonancia de acordes ajenos.

Parece que la búsqueda de feligresía se da en todas las latitudes ideológicas. Llega hasta al interior del Palacio de las Bellas Artes y a las prisiones, donde van a dar luego, solo unos pocos de los muchos que atropellan y vejan a sus propios prosélitos. Es así que, en otra escena característica del Nacional-Surrealismo, vemos también, enfundado en un frac, aplaudiendo al pastor festejado y ahora preso, al líder barrial que ahora lo es de los legisladores de “izquierda”, en contundente gesto autodenigratorio.

Fromm sugería desconfiar de aquellos que hablan con clichés, de aquellos cuyo discurso se nutre de frases hechas. Y si hubiese conocido eso del “whatsapp”, lucrativo ingenio de la inventiva cibernética aplicada al ámbito de la comunicación -o de la incomunicación- tal vez desconfiaría de aquellos que por ese medio solamente reenvían mensajes, opiniones o materiales ajenos. Entonces, una precisión compartida es que no pretendemos ser repetidores de verdades incuestionables, recetas universales, dogmas, opiniones ajenas, préstamos.


Composición de Igor Morski.  Fuente: http://www.luzyartes.com/2016/03/surrealismo-ante-el-robo-de-nuestra.html

En tanto se procede a desmontar (o a patentar) el engendro patrio del Nacional-Surrealismo, en este número del Volcán Insurgente, Sergio Elías Uribe y Grecia Eugenia Rodríguez exponen el caso de Salaverna, comunidad zacatecana que se niega a morir a pesar de las maniobras empresariales del más poderoso magnate de este lado de la frontera, involucradas también en la megaminería a cielo abierto y con la obsequiosa complicidad gubernamental. A su vez, María Grace Salamanca comparte una sugerente reflexión sobre la diferencia entre las ideas y las creencias, exponiendo la trascendencia de esta diferenciación en el reconocimiento de cómo las decisiones “no se toman solas” ni por una mera cuestión de lógica. Su reflexión deriva, al final, reformulando algunas recomendaciones hoy pertinentes para los jóvenes.

A su vez, Leobardo Córdoba se ocupa de la nueva regulación de las drogas en México a partir de algunos aspectos del prohibicionismo, la historia del narcotráfico y la atención a la salud mental, explorando ciertos retos actuales en la atención de las adicciones. En tanto, Susana Gómez, a partir de algunos documentos históricos y del análisis de los mapas que los acompañan, focaliza la frontera territorial de Huaxtepec durante la época prehispánica y virreinal.

A continuación Raúl García caracteriza al éxodo centroamericano actual de sur a norte, en el marco de un escenario de múltiples violencias, con los migrantes escapando de la incertidumbre, en la incertidumbre y hacia la incertidumbre. En ese paso con un origen, un tránsito y un destino, se ponen de relieve las significativas reacciones de los gobiernos y de aquellos que atestiguan el fenómeno desde sus propios espacios, configurándose así un éxodo revelador en muchos sentidos. El último de los artículos es una relevante contribución de Catharine Good relativa a las estrategias en la alimentación tradicional entre los nahuas del Alto Balsas, en el norte de Guerrero, y sus perspectivas desde una antropología de la comida.  En ello, la autora plantea que la defensa de la alimentación mesoamericana implica la defensa de la biodiversidad, la ecología local, los sistemas productivos campesinos, los mercados locales y regionales, las técnicas artesanales de procesamiento, y que, por tanto, mantener la alimentación mesoamericana y todo lo que ella requiere se ha convertido en una esfera de resistencia a la imposición de un modelo agro-industrial.

Este número cierra incorporando dos documentos: el primero es el pronunciamiento del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, emitido el pasado 30 de abril, sobre la necesidad de consulta previa a pueblos originarios y afromexicanos respecto a los proyectos de desarrollo anunciados por el gobierno federal, como es el caso del “Tren Maya”, el proyecto para el Istmo de Tehuantepec y el Proyecto Integral Morelos entre otros, pronunciamiento relevante que sin embargo no parte en primer lugar del derecho humano a que los pueblos determinen sus propios proyectos y ni siquiera lo visibiliza (véase la editorial de nuestro anterior número), ni aborda la condición esencial de que dichas consultas sean vinculantes y abarquen no sólo a pueblos originarios y afromexicanos. El segundo documento que reproducimos es una pertinente carta de denuncia contra la militarización de zonas indígenas en Chiapas donde tiene presencia el EZLN, firmada por diversos ciudadanos y organizaciones y dada a conocer el pasado 21 de junio.