Número 69

19 Dicho espacio fue nombrado oficialmente como “La Plaza de la Paz”, con varios elementos que rompían claramente con las intenciones de los familiares, en una construcción casi en obra gris, sin concluir, en abandono, con una escultura al centro que ofendía a las madres y con placas que, en leyendas absurdas, dejaban claro el velo de impunidad de los terrenales: “El amor y la verdad se dan cita, la justicia y la paz se besan, la verdad brota de la tierra y la justicia se asoma desde el cielo”. Era un lugar de memoria en el que no se veían identificados los familiares. Por ello, en el año 2016, con la labor de familiares, investigadores y miembros de la comunidad junto con el muralista Mode Orozco de Tijuana, organizaron la Jornada Memoria que Resiste para intervenir la plaza y reconstruirla como un sitio de recuerdo propio, dando cuenta de su resistencia y lucha por la justicia. Entre las diversas actividades de la jornada se llevó a cabo la limpieza y rehabilitación de la plaza, un taller sobre lugares de memoria dirigido a los familiares de las víctimas y uno más sobre muralismo, en el cual participaron principalmente jóvenes de la comunidad. Como resultado, se llevó a cabo la actividad principal de instalación de los rostros de las trece personas ahí ultimadas, dándole un nuevo significado a la plaza, expresado claramente en las palabras del Padre Pato en la misa de bendición: “El arquitecto nos trajo un diseño de mural que no tiene nada que ver con lo que pasó aquí, había florecitas y pajaritos, pero queremos que quede un mural que nos diga lo que pasó. Los familiares de los muchachos han decidido que sean los rostros lo que aparecen en el mural, los rostros sonrientes como están ahorita para que tranquilicen el dolor”. Con esta intervención se buscaba reconocer a estas personas en condición de víctimas, no como delincuentes como oficialmente se les llaImagen 10. “Plaza de la Paz” intervenida con los trece rostros de las víctimas de la masacre del 2008.

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