Número 68
50 Conclusión Este trabajo rescata las voces que parecen re- siduales en esta pandemia, y desde un enfoque etnográfico retomamos una serie de testimonios perdidos entre los muros de un cuarto de hospi- tal, lugares desde los cuales: La descripción etnográfica no es tan fácil de realizar como a primera vista pudiera pa- recer. No se puede describir lo que no se ha entendido, y menos aún, lo que no se es ca- paz siquiera de observar o identificar a pesar de que esté sucediendo al frente de nuestras narices. De ahí que la labor etnográfica re- quiera del desarrollo de un conjunto de con- diciones y habilidades que le “abran los ojos” al etnógrafo, que le permitan entender lo que tendrá que describir. (Restrepo, 2016: 18) En ese sentido, hablamos desde una auto-et- nografía que va recreando escenarios de vida, en donde acceder a la zona COVID-19, como un espacio de análisis, implica un desafío personal, porque te enfrentas a procesos que describes desde el propio padecer, en donde las incerti- dumbres sociales se agudizan y se combinan con una serie de emociones. De manera que la labor etnográfica en estos contextos va cargada de emociones que el etnó- grafo nunca imagina vivir y narrar en primera persona, y en este caso se puede pensar que “las etnografías que […] eliminan las emociones in- tensas, no solo distorsionan sus descripciones, sino también eliminan de sus explicaciones, variables que son potencialmente importantes” (Rosaldo, 2000: 33), es decir, que en la inves- tigación social las emociones y la subjetividad tienen un papel importante y, por lo tanto, en nuestro caso narrar desde el padecer propio busca rescatar experiencias y liberar emocio- nes y sentimientos que parecen perderse en la primera línea de batalla de los hospitales CO- VID-19 de este país. En este texto pensar en la escritura etnográfica que implica el sentir y las emociones en primera persona, es una apuesta por reivindicar una serie de experiencias com- partidas con otros enfermos y sus padecimientos desde la zona COVID-19 de un hospital público, en donde los estragos de la pandemia e incerti- dumbres sociales, más que pensados desde una definición, se pueden sentir y vivir. Agradecimiento al personal de salud del Hos- pital Regional de Alta Especialidad “Centenario de la Revolución Mexicana” del Instituto de Segu- ridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) –médicos(as), camilleros y per- sonal de enfermería y de intendencia–, en especial para Ana Catalina Sedano Díaz, Carlos, Chris- ti, Evita, Eduardo, Luis, Izamar, Edgar, María, Rosalía, Miguel Ángel, Liliana y Roberto.
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