Número 68
22 Etapa virreinal La región al parecer fue visitada por los espa- ñoles desde 1519 y dos años después ya estaba controlada por lo que a partir de 1527 arriban los frailes franciscanos para dar inicio con la evangelización. Diez años después de su someti- miento, Tecpilpan y Tzapotlan, que representa- ba un cuarto del territorio de Cempoala, al pa- recer fue asignada en encomienda a Francisco Ramírez, en tanto que “los otros tres cuartos de Zempoala estaban encomendados a Juan Pé- rez de la Gama (o de la Riva), vecino de Puebla en 1534 y de Tenochtitlan en 1537” (Gerhard, 1986: 68). Si bien acota Gerhard que Pérez cedió sus derechos en el licenciado Rodrigo de Sando- val, quien en 1550 transfirió su encomienda a su hijo, el licenciado Fernando Sánchez de San- doval, en tanto que hasta 1597 aparece Luis de Sandoval y veintiséis años después ya estaba en poder de la Corona. Tlaquilpa, que tenía tres sujetos, era una en- comienda mayor que se compartía durante los primeros años entre Antonio Medel y Andrés López y la otra parte de la encomienda era Gua- quilpa, ubicada a poco más de 77 km de Pachuca (Himmerich y Valencia, 1996). Medel y López le vendieron sus derechos al licenciado Diego Té- llez en 1540 y veinte años después los tributos de esa encomienda eran divididos entre sus dos hijos quedándose Diego Téllez con los de Gua- quilpa y los de Tlaquilpa en manos de Manuel Téllez; sin embargo, dos años después la mitad de Tlaquilpa pasó a la Corona y al año siguiente ya estaba toda en poder de la Corona (Gerhard, 1986: 69). Por otro lado Tzacuala correspondía a la encomienda de Axapusco sujeto de Otumba, que estuvo primero encomendado al conquista- dor Francisco de Santa Cruz y en 1550 recayó en manos de su hijo Álvaro de Santa Cruz, cuan- do en la misma época la estancia de Tzacuala se reubicó en Tecajete, muy posiblemente con la finalidad de dar comienzo a los trabajos del acueducto de Zempoala. A la muerte de Álvaro, en 1569, los tributos se le reasignaron a don Luis de Velasco hasta 1600 cuando regresaron a la Corona (Gerhard, 1986: 69). ¿qué papel jugaron los encomenderos en la construcción del acue- ducto? Posiblemente no estuvieron de acuerdo ya que les restaba los tributos que los indígenas debían pagarles, sin embargo no hemos encon- trado referencias sobre ello. De las instituciones españolas establecidas en Nueva España, la encomienda se convirtió en un sistema de explotación para el indígena que era sometido al pago de tributos exagerados en la que el encomendero tenía una autoridad pri- vada que se constituyó en una posición de poder dominante, sin bien Gibson puntualiza que la otorgación de encomienda no confería propie- dad sobre la tierra, jurisdicción judicial, dominio o señorío (…) La encomienda era una posesión, no una propiedad, y era per se inalienable y no heredable, salvo en la medida en que pudieran permitirlo los términos de donaciones particula- res (Gibson, 1984: 63). Al proseguir con lo referido en la RG de Cempoala, Mundy (1996: 129) hace un diagra- ma con el nombre de los gobernadores indíge- nas al momento de efectuar la Relación geográ- fica y las estructuras sociales que integraban a dicho altepetl, constituidas por las siguientes comunidades: Curiosamente Mundy menciona que las po- blaciones que aparecen con un asterisco no es- tán en la RG de Cempoala, lo cual es incorrecto ya que si se nombran, y también menciona que el que se asienta con una cruz, que solamente es Tzapotlan, pudieran ser epónimos de los gober- nantes de dicho lugar, lo cual por el momento para nosotros no es una apreciación clara. El Códice Franciscano ofrece un número aproximado de individuos que alcanza un total más o menos de tres mil entre los cuatro pue- blos que se juntaron para edificar el monasterio de Todos Santos y de esos ya hemos comentado que fueron asignados entre trescientos a cuatro- cientos para la construcción del acueducto.
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