Número 68

11 var a cabo las obras constructivas de los inmensos templos y conventos que comenzaron a proliferar en Nueva España, y posteriormente para mantener las huertas de sustento de los frailes encargados de adoctrinar a los indígenas, se requirió de un ma- nejo hidráulico diferente y encaminado a satisfacer principalmente las necesidades de los españoles. Rojas Rabiela sostiene que En los inicios de la época novohispana, la mayo- ría de los sistemas hidráulicos prehispánicos fue utilizada por los españoles sin mayores modifica- ciones, pero pronto transformaron técnicamente estos sistemas con la incorporación de las nuevas máquinas, tanto como por la necesidad de irrigar porciones territoriales continuas y de mayores dimensiones, al irse consolidando la propiedad territorial en sus manos, en detrimento de la de los pueblos (y en el contexto de la baja demográ- fica indígena (Rojas Rabiela, 2009: 20). La infraestructura hidráulica que diseñaron el padre Tembleque, el maestro cantero Juan Correa de Agüero 6 y el agri- mensor Juan de Zarza de Agüero constituye un parteaguas impor- tante en la construc- ción de acueductos novohispanos, y se- gún refiere Vadala, transmitió entre los pobladores de Nueva 6 El virrey de Nueva España don Luis de Velasco, envió al maestro Juan Correa de Agüero para que con Tembleque vieran la zona por donde tendría que proyec- tarse el acueducto (Sarabia, 1978:449). Según refiere Rebec- ca Horn (1997: 216) Juan Correa era “cantero, maestro de hacer iglesias”, esto es, era un experto constructor de iglesias quien en 1552 inspeccionó la iglesia de Coyoacán que estuvo por colap- sarse a raíz de un sismo. Imagen 5. Acueducto de Segovia, España (foto: Susana Gómez) Imagen 4. Topograma de Tzacuala cercana al tianquiztli que está representado por una construcción roja escalonada vista de perfil. Fragmento del mapa de la RG de Cempoala

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=