Número 65

96 97 Crisis climática: ¿qué hacer? Lo que el paradigma de la complejidad nos puede enseñar sobre la resiliencia y el colapso Emiliano Hersch González y Analí Gorozpe Sacristán E l tema del presente número de En El Volcán es El Colapso, y desde esta co- lumna dedicada a la crisis climática quisimos contribuir explorando uno de sus posibles significados desde la pers- pectiva de las ciencias de la complejidad. Este ar- tículo expone la caracterización de la Tierra como un sistema complejo compuesto por sus elementos físicos, químicos y biológicos, y sus dinámicas de autoorganización, homeostasis, adaptación y cam- bio, y propone una interpretación del Colapso como una transición crítica del Sistema Tierra. Así mis- mo, explora el significado y la importancia de la resiliencia socioecológica frente al colapso global. Contiene hipervínculos a lecturas breves que pudie- ran resultar de interés resaltados en azul , y para una lectura más detallada se pueden encontrar las referencias al final. Los Sistemas complejos Para escribir este artículo hay que empezar, por supuesto, por explicar qué son las ciencias de la complejidad : se trata de un conjunto de campos de estudio cuyo principal distintivo es que abor- dan los fenómenos en su dinámica como siste- mas, en vez de como objetos aislados. Concre- tamente, su principal objeto de estudio son los sistemas complejos. 1 ¿Qué es un sistema complejo? Probablemen- te el lector ya tenga una idea clara de lo que es un sistema: una entidad compuesta por distintos elementos relacionados entre sí, contribuyendo 1 Nicolis G, Nicolis C. Foundations of complex systems. Emergence, Infor- mation and Prediction. World cientific publishing, 2ed, 2012; p 6 para llevar a cabo procesos conjuntos. ¿Y com- plejo? Lo complejo puede sonar complicado , pero en realidad son bastante diferentes: un sistema complicado es, sencillamente, uno difícil de en- tender. Un reloj, por ejemplo, puede ser compli- cado, pero no se le considera propiamente com- plejo. Un reloj digital smart es complicadísimo, pero sigue sin ser complejo. Por el contrario, el agua, el cuerpo humano, los hormigueros, las ciudades y los ecosistemas son todos ejemplos de sistemas complejos. Lo que los hace cualita- tivamente diferentes del reloj es que todos ellos tienen en común una propiedad llamada emer- gencia . La emergencia es el fenómeno mediante el cual, cuando todas sus partes se relacionan, el sistema en conjunto empieza a tener propie- dades nuevas, complejas e impredecibles, irre- ductibles a cada parte por separado. Es debido a la emergencia que en un sistema complejo el todo es , cualitativa y cuantitativamente, más que la suma de sus partes . Pongamos un ejemplo: la mente . ¿Dónde está la mente? ¿En las neuronas? No. Está en las relaciones entre ellas. ¿Ellas sa- ben que existe la mente? Probablemente no; si en su nivel de realidad existe alguna propiedad emergente análoga a la consciencia probable- mente sea muy diferente a la nuestra. Las neu- ronas no se relacionan entre ellas con la inten- ción de crear la mente. Al contrario, ésta solo es un efecto secundario de la comunicación entre ellas. La mente es, pues, una propiedad emer- gente del sistema llamado Sistema Nervioso Central, un subproducto del comportamiento conjunto de un grupo de células atentas cada una solo a su realidad local. Pero emergencia tam- bién se presenta en objetos tan cotidianos como el agua, con propiedades emergentes tales como la fluidez y la presión que son irreductibles al átomo de hidrógeno y oxígeno, en el comporta- miento colectivo de muchos insectos sociales, o en fenómenos sociales como la economía. 1 No sabemos por qué existe la emergencia, que parece estar en todo lo que nos rodea. Quien se haya maravillado al ver cómo los pájaros se mueven en grandes bandadas creando formas misteriosas, o cómo las hormigas con sus ru- dimentarios cerebros cooperan para construir puentes y balsas y hacer otras cosas extraordi- narias, o cómo los hongos y los árboles forman redes cibernéticas en el subsuelo de los bosques para intercambiar nutrientes e información sabe lo sobrecogedora que puede ser la emergencia. Resulta casi mística la manera en la que un mon- tón de cosas simples por separado se vuelven una unidad que parece tener inteligencia y vida propia cuando se juntan. Lo curioso es que la emergencia surge a partir de comportamientos sencillos de los individuos: formar enlaces quí- micos, seguir un rastro familiar, mantener una determinada distancia de los otros individuos, satisfacer las necesidades fisiológicas o afecti- vas, buscar sentido. A partir de ese tipo de re- glas sencillas emerge la complejidad del cosmos. Cada sistema tiene sus particularidades y sus propios fenómenos emergentes, pero existen al- gunos que son comunes a sistemas complejos que a primera vista pudieran aparentar no tener nada en común: A partir de interacciones locales sencillas, un conjunto de elementos se puede organizar espon- táneamente para formar un sistema complejo. Esto se llama autoorganización , y generalmen- te ocurre sin una dirección o control de algún agente interno o externo, sin necesidad de una intencionalidad ni de una conciencia por parte de los elementos, ni de una razón teleológica de ser del sistema. La organización resultante está descentralizada y distribuida, y suele ser capaz Fig. 1. Emergencia en sistemas complejos: cascada de coagulación; construcción de un puente por hormigas; banco de peces; redes neuronales; ecosistema; ciudad de México. Composición propia.

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