Número 65

78 79 Los datos no pesan Al comprometerse con la agricultura digital, los agricultores pueden pensar que están reci- biendo un servicio de Bayer o cualquier otra empresa, cuando en realidad le están extrayen- do toda la información posible de cada parce- la, mediante las aplicaciones que solicitan me- ter las características del cultivo y su proceso, junto con la información personal del interesa- do, microempresa o cooperativa. Información que se reorganiza y se revende como servicio a otras compañías, a partir de algo que la pla- taforma consiguió totalmente gratis. Incluso es peor, porque el agricultor pagó por suscribirse a la aplicación y luego le metió todos los datos que le pidió, o sea, pagó por regalar su información. 9 Los datos aumentan su valor comercial entre más se agreguen a sus bases y más se reorga- nicen según distintos propósitos. Como el res- to de las materias primas, los datos valen más después de procesarlos, y los instrumentos para ello son los programas computacionales que se enriquecen con la experiencia previa (aprendi- zaje de máquinas o inteligencia artificial). Los algoritmos son formulas derivadas de los patro- nes encontrados y sirven para convertir los da- tos nuevos que entran a la base en nuevos acti- vos económicos. Las plataformas como Climate Fieldview tienen dos tipos de clientes, aquellos a los que venden una promesa y le extraen más información de la que recibirán, y los que com- pran la información procesada: especuladores de tierras, comerciantes de materias primas, fondos de inversión libre o especulativos de alto riesgo, fitomejoradores industriales y más. La agricultura digital es inconmensurablemen- te extractiva. Aquí entramos en la explicación de la segunda mentira de la agricultura digital alu- dida por Jim Thomas. Los datos son energía, im- pulsos respaldados por la producción de electrici- dad. Viajan, viven y se agregan en los servicios de nube. Las nubes o Clouds son construcciones des- comunales donde se albergan toneladas de moto- 9 Para una descripción extensa pero sumamente ilustrativa del proceso, leer el cuento ¿para niños? “Jack y el gigante de la nube”, en https://www. etcgroup.org/es/content/jack-y-el-gigante-de-la-nube. res, cables y enfriadores. Allí se reúnen los datos que se convierten en agregados de datos masivos imposibles de manejar por el usuario individual. La agricultura digitalizada es de los procesos productivos que más energía consumirán, tanto por los materiales necesarios para construir las herra- mientas ( drones , tractores, cosechadoras, robots en los laboratorios, teléfonos, pantallas, nubes y satéli- tes) como por la cantidad de electricidad necesaria para ponerlos a funcionar: recolección, transporte, agregación y ordenamiento de la información, en- cuentro de patrones de interés comercial, diseño de algoritmos y otros procesos que vuelven “inteli- gentes” a los robots y computadoras. A ello hay que sumar la extracción de meta- les, tierras raras y petróleo que requieren los objetos de la digitalización. Esa materia prima la extraen los dueños de las corporaciones de alta tecnología de los territorios no industrializados, es decir, comunidades agrícolas y campesinas. La digitalización en la agricultura se promue- ve como una forma de aumentar la transparen- cia, la eficiencia, la seguridad y la protección contra el fraude y la corrupción, como algo que beneficia especialmente a la población rural marginada. Sin embargo, el uso de las tecnologías digitales, especialmente en el Sur global, se está desplegando en contextos irregulares, por decir lo menos, donde hay nula infraestructura bási- ca, pobre conectividad, problemas geopolíticos, catástrofes ambientales y climáticas, y creciente mercantilización y financiarización de la tierra y la naturaleza con su cauda de asesinatos de líde- res ambientales y campesinos. Como en el ejem- plo de América del Sur en la introducción, esto amenaza con agravar aún más la desigualdad en el acceso y control de la tierra y otros recursos naturales por parte de agricultores en pequeña escala, jornaleros, pueblos indígenas, pastores, recolectores y pescadores artesanales. En América Latina, la realidad anula los modelos Para América Latina, las empresas dominantes y no pocas instituciones tienen los mismos planes descritos arriba. Robotización, nuevas tecnolo- gías digitales y nuevas biotecnologías para ace- lerar la producción de lo propio regional: maíz, frutales, hortalizas, soya, ganado, pollos. Es cla- ve entender que la llegada más o menos exitosa de procesos de digitalización agrícola necesita como base la existencia previa de: “[…] grandes áreas de cultivos agroindustriales y de estable- cimientos de cría y explotación pecuaria inten- siva. Por ello el avance de la automatización y digitalización tiene mayor alcance en Argenti- na y Brasil, seguidos de Uruguay, México, Co- lombia, Paraguay, Chile, Bolivia. Esto coincide parcialmente con las áreas extensas de siembra de cultivos transgénicos en el continente que están en Brasil, Argentina, Paraguay, Bolivia y Uruguay, una región que la empresa Syngenta en algún momento llamó la República Unida de la Soja” (Grupo ETC, 2020: 42). Nuestra región se la disputan, ahora con sus nuevas tecnologías, las mismas trasnacionales que dominan los pro- cesos de digitalización. Sin embargo los modelos ideales no han ter- minado por adaptarse a las diversas realidades latinoamericanas. Si bien hay una expansión im- parable de la telefonía celular, la promoción de drones para fumigación está desenfrenada, y el sistema de cobros Clip está en pleno auge inte- grando la economía informal -que es la principal economía en Mesoamérica- hay muchas áreas en México, Brasil, Bolivia y Ecuador, con propiedad colectiva de la tierra. Hay muchos lugares sin conectividad. Hay áreas indígenas y campesinas que no asumen la “alfabetización digital” como las empresas lo quieren, que resisten la compra de aplicaciones agrícolas. Hay resistencias no precisamente contra la agricultura digital, pero sí contra la minería, los megaproyectos, la tala de bosques, la urbanización salvaje, el dominio de los capos del narcotráfico. En Mesoamérica, con una base campesina e indígena amplia y vigente, la agricultura es su- mamente diversa. Homogeneizar los sistemas Zoom en las comunidades. Fuente: Andrea Medina (2020).

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