Número 65
42 43 Pueblos, riesgos hidrometeorológicos y desastres Edgar Talledos Sánchez 1 y Gerardo Bautista Sosa 2 Introducción E n el presente texto realizamos una aproximación a la discusión de los riesgos y desastres relacionados a los fenómenos hidrometeorológicos. Ela- boramos un análisis sobre las concep- ciones naturalistas y conservadoras que colocan al origen del desastre en los fenómenos hidrome- teorológicos (huracanes, frentes fríos, granizadas y vientos) o geológicos (sismos, erupciones vol- cánicas y movimientos en masa en laderas). Esas concepciones las identificamos como base de las definiciones de los programas para manejar y ges- tionar riesgos y desastres como ocurre en la Co- misión Económica para América Latina y el Cari- be (CEPAL) 3 y el Banco Mundial (BM), así como en las dependencias gubernamentales en México. Aunque en sus discursos se mencione que el desas- tre no es natural, ni causal, aun así, las explicacio- nes que ofrecen se basan en una idea esencialista, puesto que para estás agencias el fenómeno natural en sí mismo trae consigo el riesgo y el desastre. 1 Conacyt-Colegio de San Luis AC. Dirección electrónica: edgartalsan@ gmail.com 2 Maestría en Gestión Sustentable del Agua, Colegio de San Luis AC. 3 La definición de la que parte la CEPAL ejemplifica esta aseveración: “Los desastres son consecuencia de fenómenos naturales desencadenantes de procesos que provocan daños físicos y pérdidas de vidas humanas y de capi- tal, al tiempo que alteran la vida de comunidades y personas, y la actividad económica de los territorios afectados. La recuperación después de dichos eventos requiere de la acción de los gobiernos y, en muchos países, de re- cursos externos sin los cuales esta sería improbable” (CEPAL, 2014: 17-18). En este punto es primordial plantear tres preguntas. La primera ¿qué idea de naturaleza manifiestan las concepciones de riesgos hidro- meteorológicos? La segunda ¿cómo se piensa el espacio social y a los pueblos que lo constru- yen? Y la tercera ¿cómo se define el riesgo de desastre? Resulta importante discutir los con- ceptos y definiciones, puesto que son utilizadas y aplicadas por actores políticos e instituciones axiales en el impulso de la política de gestión de riesgos. Igualmente, porque los conceptos mencionados remiten su idea política sobre los propios pueblos o colonias que habitan los te- rritorios y son los afectados directos por el de- sastre. Máxime que: “todo pensamiento tiene un contenido, un objeto. Y al mismo tiempo es una voluntad, una elección. ¿Qué proposición no entraña responsabilidad? Ninguna. ¿Quién piensa inocentemente? Nadie” (Lefebvre, 1970: 35). Y porque todo conocimiento de la realidad depende de una concepción implícita y explici- ta de lo que se conceptualiza como la realidad (Kosík, 1967). Bajo este orden de ideas, se pue- de decir que la indagación sobre las descripcio- nes y acontecimientos suscitados en un desas- tre, manifiestan su posición y tesis del asunto. Además, dirigen a una vía la explicación y por otro lado oculta al mismo tiempo la compleji- dad del problema. En ese sentido en el mundo social de los ries- gos y los desastres no se encuentra a la sociedad frente a fenómenos naturales o ante cosas, sino ante relaciones sociales, políticas y culturales, en donde las ideas acerca del mundo, de la socie- dad, aspiraciones, ideales, valoraciones, guían el comportamiento y más que explicar el conoci- miento trata de justificarlo. Sin embargo, al mis- mo tiempo se reproduce como objeto pensado de lo real (Sánchez, 2003: 485-509). En consecuencia, las teorías, los conceptos y definiciones en los discursos e investigaciones son sumamente importantes en la explicación y compresión de la realidad social de los riesgos y desastres, también los hechos y relaciones políti- cas concretas que los producen. Más aun esto ac- tualmente resulta sumamente importante tener- lo en cuenta, dado que en las últimas décadas la investigación aplicada, ha estado colmada de un neofuncianalismo (o neoliberalismo epistémico) que concibe a las metodologías científicas y a la investigación en sí mismas como formas neutra- les que explican “apropiadamente” la realidad (Silva, 2014: 21). Sin clarificar y mucho menos cuestionar sus teorías y conceptos, los cuales se asumen de forma instrumental, tanto para justi- ficar programas de gobierno, como de investiga- ción y sostener amplias ideas racistas, colonia- les, centralistas, naturalizadas sobre los pueblos campesinos y originarios, así como del origen y construcción social del riesgo y los desastres. Bajo estas consideraciones, el escrito lo hemos estructurado en dos secciones. En la primera dis- cutimos las concepciones de naturaleza, riesgo y espacio social. En la segunda explicitamos de forma resumida las concepciones que poseen los pueblos originarios, sobre los riesgos y desastres. Por último, nuestras conclusiones. La naturaleza, el riesgo y el espacio social El 13 de septiembre de 2017, se informaba en un periódico mexicano de circulación nacional: El principal peligro para México, en cuanto a de- sastres naturales, es el agua. En el siglo XX, el país tuvo al menos 253 eventos considerados desastres, que requirieron inversiones millona- rias para la reconstrucción. En momentos en que se planea la reconstrucción para las zonas dañadas por el sismo del jueves pasado, grupos civiles y la Secretaría de Gobernación coinciden en destacar la importancia de la prevención y planeación de la reconstrucción, para mitigar los efectos de los siguientes eventos de carác- ter natural. Alrededor de 80 por ciento de los desastres en México se relacionan con tormen- tas e inundaciones y, en esa misma proporción, los efectos relacionados con el agua (exceso o carencia) absorben los gastos para la recons- trucción. No obstante, hoy el país enfrenta de manera simultánea efectos por lluvia, huracán, tormenta y terremoto (Martínez, 2017: 14). Esta nota sirve de bastidor para analizar como en esta definición la naturaleza aparece como ente externo, inmutable y en ocasiones peligrosa: como riesgo latente. Empero esto es una distinción ya clásica de larga data sobre la sociedad y naturaleza. Esta ha sido un argumen- to ontológico de lo natural y lo social que pro- viene al menos de la ilustración europea, ligada con otros dualismos que han organizado nuestro pensamiento, tales como rural-urbano, país-ciu- dad y desierto-civilización, naturaleza-cultu- ra, mente-materia, natural-artificial (Castree, 2001: 6-7). En este sentido, la naturaleza abarca cualquier elemento externo a la acción humana y al mismo tiempo una condición de posibili- dad universal. De la misma forma coexiste una idea de naturaleza como una cualidad inherente e indispensable de algo, vista como algo fijo e invariable y definido por uno u otro atributo o calidad “esencial” (Harvey, 2017: 255). Estas concepciones antiguas, realmente son parte de los argumentos contemporáneos sobre la naturaleza y están unidas a las visiones do- minantes y conservadoras sobre los riesgos y desastres que han jugado un papel relevante en fundamentar su origen y causa. 4 Verbigracia en 4 Actualmente estas ideas sostienen programas, de gobiernos sobre los te- rritorios de desastre, como en los documentos de atención a los desastres. A pesar de la amplia investigación en América Latina y México, sobre la construcción social de los desastres (Calderón 1999, García, 1985; García, 2005; entre otros).
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