Número 65
40 41 así que los o’ob de la sierra de Yécora o los ma- curawe , recién afectados por la imposición de la presa Los Pilares, tuvieran que esperar a que la justicia para los yaquis sea una realidad a la que ellos mismos puedan aspirar. Lo que es evidente hoy en día es que en efec- to hay un gran interés y trabajos diversos en la región yoeme , dentro del proceso de construc- ción de este programa de justicia, que incluye el reconocimiento de sus derechos territoriales, de sus reclamos por el agua del cual han sido y siguen siendo despojados; además de cuestiones de producción, infraestructura, créditos y mu- chos otros temas; se discute ya la creación de un nuevo distrito de riego para la yoemia . En las diversas comunidades yaquis, y en algunas de otros pueblos originarios, saltan a la vista pro- gramas de vivienda, obras de infraestructura, para el caso de los yoeme está en proceso tam- bién la conformación de la Universidad Yaqui, todo como parte de la promesa del presidente de la República de llevar a cabo este acto de pe- tición de perdón entre agosto y septiembre de 2021. Tal vez sea aún un momento muy cerca- no para poder comprender y evaluar en su justa dimensión lo que está sucediendo en estos mo- mentos en cuanto a las políticas indigenistas y la relación de los yoris y sus gobiernos con la yoe- mia y los demás pueblos originarios. Es claro que en cierta manera se está buscan- do replicar el modelo indigenista del período del priísta Luis Echeverría (1970-1976), buscando sentar las bases para el desarrollo de los pueblos indígenas, mediante programas de viviendo, in- fraestructura para la producción, programas de salud y educación, todo lo cual de alguna manera se llevó a cabo en aquella época, sin que se haya logrado cabalmente promover el desarrollo de estos pueblos, es por ello que resulta importante también recuperar la memoria histórica y tratar de comprender en su justa dimensión la compleja y tensa relación entre la forma de ver el mundo y de hacer las cosas, de los distintos pueblos origi- narios de Sonora y de los yoris , chabochis , chúchi- kas , cöcsar o dúkumas , todos aquellos que no son indígenas y que tienen una forma muy distinta de ver el mundo y la naturaleza y de aprovechar y expoliar los bienes que los pueblos han sabido preservar y aprovechar por largo tiempo. En tal sentido, se puede decir que lo más importante de la Comisión o el Programa de Justicia Yaqui, no es sólo el cumplimiento de su objetivo central, en beneficio y justicia de la yoemia , sino de los demás pueblos, si tal fuera el caso. Falta aún medir el impacto de la pandemia por Covid-19 entre los yaquis, en términos del impacto en su salud y programas de apoyo, en- tre el 2020 y el 2021 se ha venido generando una intensa campaña de odio contra la yoemia , bajo el pretexto de los bloqueos en la carretera, los cuales no son reconocidos ni avalados por la gran mayoría de las autoridades y gente de los pueblos. Resulta muy evidente que existen inte- reses económicos muy fuertes en torno a los me- gaproyectos en lo que queda del territorio tradi- cional yaqui y también un cierto rechazo de los grupos de poder e intereses locales en contra de un programa de justicia, que les supone cierta pérdida de privilegios o el control de grandes negocios. En lo que va del presente año y en los últimos meses ha habido enfrentamientos, actos de violencia, asesinatos y secuestros de diversos integrantes de la yoemia , donde hay referencias también a la acción de grupos delictivos relacio- nados con el narcotráfico con presencia entre los pueblos yaquis, donde están también pre- sentes las adicciones al alcohol y el consumo de metanfetaminas, se trata de un territorio más, como en otras partes del país, donde hablar de sicarios y de actos de violencia relacionados con esta actividad son también parte de su vida coti- diana, como en otras regiones del país. A pesar del gran interés y apoyo que están recibiendo en el momento actual, desde la pre- sidencia de la República y a través de distintas secretarías e instituciones, no está del todo cla- ro aún desde nuestro punto de vista el “camino de la justicia para los yaquis”, ya que prevalecen intereses y acuerdos comerciales muy grandes, que harán difícil el desarrollo del programa pro- puesto, ejemplo de lo que representa hoy en día la llamada Cuarta Transformación. Consideraciones finales Desde la perspectiva de los pueblos originarios uno de los grandes problemas que estos enfren- tan es el hecho de que más allá de los diferentes partidos políticos en el poder, el gobierno en sus niveles municipal, estatal y federal es yori ( chúchika , cöcsar , dúkuma , chabochi ) y piensa como tal, pensando en el desarrollo desde una perspectiva yori o no indígena y en la cual se beneficia principalmente a los yoris ricos y yo- ris de las altas esferas del gobierno. Desde esta perspectiva se trata esencialmente de modelos y programas de desarrollo, de concepciones de modernidad y sustentabilidad desde la visión de los yoris , donde la naturaleza es convertida en valor de cambio, susceptibles de ser vendi- dos, licitados y expoliados en aras del progre- so, la modernidad y el desarrollo, y donde los pueblos originarios llevan por lo general la peor parte, siendo así utilizados, divididos y contro- lados además mediante programas asistencia- listas, sin que realmente se les haya permitido participar y actuar decidida y críticamente en el diseño y generación de su propio bienestar. Unos años atrás se hablaba de “desarrollo con identidad”, discurso que se fue vaciando de sen- tido ante la falta de continuidad y consistencia en programas y proyectos, ejemplo de ello es precisamente el desplazamiento de la perspec- tiva antropológica, además de promover la par- ticipación misma de las comunidades, de una manera crítica y transparente y acorde a sus di- ferentes tradiciones. Lo que ha sucedido desde la revolución mexi- cana y en particular desde el inicio de la época neoliberal en México, ha sido un proceso lento y a veces acelerado de despojo, intermediación y contención de los reclamos, derechos y deman- das de los pueblos, mediante programas y políti- cas que no logran dimensionar adecuadamente los retos y compromisos desde el gobierno para generar o devolver a pueblos y comunidades de- rechos y capacidades de gestión y decisión. Des- de la añejada tradición priísta que se comenzó a desvanecer para los sonorenses desde el ase- sinato del candidato presidencial Donaldo Co- losio (1994), última esperanza de mucha gente por recuperar el espíritu sonorense emanado de la revolución; a nivel federal los dos gobiernos panistas consolidaron este proceso de despojo que continuó durante el sexenio de Peña Nieto (2012-2018); a nivel local desde el período de Mario Beltrones (1991-1997) hasta el gobierno de Bours se dio una escalada por el sometimien- to, control y expoliación de los bienes naturales, que llegó a niveles extremos durante el sexenio de Guillermo Padrés y su política del agua. En el momento actual en las postrimerías del gobier- no de Claudia Pavlovich, durante el cual se pro- movió la minería y la construcción de una red de gasoductos, que fue detenida por los yoeme de Loma de Bácum, el gobierno y el partido en el poder recurrieron a los mismos trucos y artima- ñas para dividir o profundizar la división entre la mayoría de los ocho pueblos, desarrollando además políticas preferenciales determinadas por los intereses de uso del agua, explotación comercial del gas y el desarrollo mismo de una gran cantidad de minas, muchas de las cuales impactarán en algún momento a cada uno de es- tos pueblos. Queda pendiente aún ver el impacto y de- sarrollo del Programa de Justicia para la Tribu Yaqui y su eventual implementación entre el resto de los pueblos indígenas, cada uno de los cuales, como hemos visto hasta aquí, enfrenta y sigue su propio camino, pleno de retos y obstá- culos para poder seguir conservando ritos, ce- remonias, sitios sagrados y conocimientos que hoy en día, ante la evidencia del cambio climá- tico, adquieren otro valor e importancia estra- tégica. Si han logrado sobrevivir como pueblos originarios desde la conquista virreinal hasta hoy, es posible que encuentren también hoy en día la mejor manera de preservar su forma de ser y de obtener realmente el reconocimiento y respeto efectivo de instituciones y funciona- rios en la construcción de una sociedad justa e incluyente, donde los pueblos puedan seguir cantando y realizando sus ceremonias tradi- cionales, habitando también el presente de una mejor manera.
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