Número 65
14 15 En este sentido, quizá no habrá futuro pos-pandémico, pues la sindemia pandémica empata y confluye con la crisis multidimensio- nal epocal civilizatoria provocada por el capi- talismo. De esta manera, la permanencia de la sindemia y por ende del estado de excepción mundializado, podría tener perfiles diferen- tes –a veces bajo, a veces medio o alto– según las circunstancias 8 ; con sus respectivos “daños colaterales” prevalentes in crescendo : inequi- dad, tensiones migratorias, pobreza, desnutri- ción, hambrunas, precariedad laboral, deterioro ecológico, contaminación, basura, desempleo, inseguridad, control digital, incertidumbre, injusticias, darwinismo individual y grupal, en- fermedades físicas-emocionales-mentales-so- ciales y decesos. Con ello se instauraría la «nue- va normalidad globalizada» y, por supuesto, aumentaría el poder y las ganancias de: a) las industrias bio-médico-fármaco-sanitarias pro- ductoras de equipos, pruebas, medicamentos, vacunas subvencionadas y de venta garantiza- da y con altas y continuas plusvalías; b) de las industrias ciber-digito-capitalistas de la cuarta revolución tecnoindustrial, especialmente de las plataformas sociodigitales (“redes socia- les”), que subsumen la educación, la diversión, la cultura y el conjunto de las comunicaciones y las informaciones sobre todas las materias y temáticas de “la vida en línea”; c) de las indus- trias biotecnológicas, agropecuarias y extracti- vas que aprovecharían las urgencias de materias primas y productos del medio rural. Paradójicamente la sindemia permanente también empodera a gobiernos e instituciones nacionales que aseguran el autoritarismo reno- vado como eje para el control y para el soste- nimiento de la decadente maquinaria sistémica capitalista, pues éstos a pesar de batallar por dotar de hospitales, equipos, médicos, fármacos y vacunas a los requerimientos del modelo bio- médico-oficial dominante, se fortalecen en sus 8 Casi a diario, los funcionarios de la OMS y de otras agencias internacio- nales y nacionales, nos recuerdan en sus declaraciones que a pesar de las campañas de vacunación vigentes, no se prevé que a mediano plazo exista un “riesgo cero”. mecanismos controladores, represivos y dicta- toriales. Igualmente dicha sindemia emergida con contundencia como era sindémica in perma- nencia es altamente beneficiosa para las élites globales que deciden los destinos del planeta –grupos industriales financieros, filántropos e inversores 9 – mediante las instituciones globales como el FMI, el BM, el Foro de Davos, la ONU, la OMS y otras más. Por el lado del modelo biomédico dominante internacional (nucleado por la OMS) y en sus se- des nacionales, hemos visto que desde la década de 1980 y enfáticamente durante la pandemia actual, ha mantenido a toda costa sus preceptos, sus políticas, sus campañas y sus acciones vin- culadas a la industria fármaco-sanitaria, a pesar de sus contradicciones, tanteos experimentales y confusiones: busca afianzarse y seguir prio- rizando la medicalización (dependencia de los servicios y medicamentos de la biomedicina do- minante 10 ) y la “salvación” 11 mediante la vacu- nación, aunque con desigualdades y polarizacio- nes; el llamado apartheid de vacunas. En efecto, el Oxfam (Oxford Committee for Famine Relief) ha denunciado que “cuanto más tiempo se nie- gue la protección a grandes franjas de la pobla- ción mundial, mayor será la amenaza de que las mutaciones nos alcancen a todos, las naciones poderosas han asegurado suficientes vacunas para que cada uno de sus ciudadanos sean ino- culados tres veces, mientras que en los países pobres aun no reciben la primera dosis” (citado por Ortiz Tejada, 2021:12). Sin embargo, existen grietas abiertas al inte- rior del sistema biomédico hegemónico, por las 9 Como la ha demostrado Cristina Martín (2020), dichos grupos y perso- najes poderosos económicamente son multi-socios en diversas corporacio- nes y oligopolios. 10 Por ejemplo entre el 18 y el 21 de mayo aparecieron en el estado indio de Maharashi casi 2 mil casos de una infección por hongos negros llamada mucormicosis asociada al Covid-19, el gobierno de la India hizo un pedido masivo de más de 200 mil inyecciones del fármaco antimicótico anfoteri- cina a varias farmacéuticas. Por otra parte, la Comisión Europea en estos mismos días firmó un contrato de compra hasta 2023 con farmacéuticas para contar con casi mil millones de vacunas y además de otra cantidad similar de dosis de un fármaco adaptado a variantes del coronavirus SARS- Cov2. Todo esto es sólo un botón de muestra de los gastos de billones de dólares en inmunizantes y bioquímicos que, de esta manera, fortalecen el círculo vicioso de dependencia y supeditación hacia la biomedicina y su modelo mundial y nacional dominante. 11 La vacunación como operación mundial “salvar al mundo” propias ineficacias de sus métodos y recomen- daciones y, sobre todo por los cuestionamien- tos, protestas de médicos y personal de salud que han tenido que enfrentar en primera línea la catástrofe, en buena parte debida a la devas- tación neoliberal de los sistemas de salud ofi- ciales. Al interior del personal médico-sanitario han aparecido por necesidad en la emergencia, otras formas de tratamientos y medicamentos que han probado muchas veces ser eficaces para paliar y superar los múltiples síntomas del Co- vid-19, mientras los sistemas inmunológicos in- dividuales actúan contra los virus y sus cepas (Adame, 2013). Esto mismo ha pasado de mane- ra semejante con aquellos practicantes y profe- sionales médicos provenientes de las medicinas subalternas e incluso tradicionales-populares que han aplicado sus terapias y medicamentos y logrado –en muchos casos– ayudar a fortalecer las defensas y los cuerpos-mentes, superando los síntomas nocivos del síndrome. Ante la envergadura de la crisis multidimen- sional capitalista y lo que la fracción dominante del sistema ofrece como solución superficial y autoritaria a las diversas crisis, especialmente a la crisis ecocorporal del sistema inmunológico integral que se ve manifestada hoy como crisis epidemiológica y pandémica. Vemos que esa ri- gidez del modelo biomédico hegemónico oficial medicalizador tendrá –tarde que temprano– que ser forzado a ceder so pena de seguir palian- do sufrimientos y aceptando mortandades. De lo que se trata -si es que se quieren ir verdade- ramente resolviendo las causas y variables co- adyuvantes de la sindemia instalada y en auge- es, en el aspecto médico-salutífero, de transitar hacia una medicina holística y democrática. Que con apoyos coordinados y colaborativos de to- dos los saberes eco-socio-médicos, justo ahora de manera urgente se encamine a vislumbrar y trabajar científico-críticamente en el fortaleci- miento la ecorporeidad humana total; actuando positivamente con medidas radicales, sobre un conjunto de factores del sistema inmunitario in- tegral, desde los económicos y ecológicos, pa- sando por los nutricio-alimenticios, sanitarios, emocionales, mentales y energéticos, hasta los propiamente médico-curativos del proceso de salud-enfermedad-atención-prevención. Con las medidas implementadas desde la sana distancia, la aplicación de fármacos, la atención hospitalaria de urgencia hasta la aplicación de vacunas masivas que buscan alcanzar el 70% de la población mundial, se ha respondido siguien- do el simplista “plan mundial” orquestado des- de la OMS y sus asesores con dichas medidas de urgencia que –desde nuestra perspectiva– se quedan en la superficie. No van al fondo de las causas y del contexto que alimenta la aparición de microparásitos patógenos, ni tampoco res- ponde a resolver las condiciones que han oca- sionado la salvaje neo-acumulación y la crisis multidimensional/civilizacional capitalistas. En suma, quien está afectado –valga decir vulnera- do, susceptible, debilitado–, es el conjunto de la ecorporeidad, por ende el sistema inmunológico integral es el que tiene que ser fortalecido. La propuesta alternativa Desde mi posicionamiento, para responder alter- nativamente a la grave situación arriba descrita, es necesario construir un verdadero Plan de Re- generación preventivo y anti-epidémico, cuyos ejes, entre otros, deberían ser los siguientes: 1. El sistema alimentario a nivel mundial y en todas y cada una de las naciones debe cambiar, en la producción, en la distribución, el trans- porte, el comercio y el consumo. Comenzando con la producción de carnes y su compra-ven- ta. El encierro, el hacinamiento, el maltrato de animales en granjas insalubres como medios de producción preponderantes a escala industrial, lleva a la potencial y real producción y circula- ción de microparásitos dañinos; justo el 70% de las epidemias humanas y zoonóticas se ha origi- nado en la interacción con esos lugares (existen más de 200 enfermedades que se transmiten de los animales a los humanos). El propio SARS- CoV2 posiblemente se originó y se transmitió en un mercado de animales y comidas de ani- males silvestres en Wuhan. En general, tenemos que sistema alimentario mundial hegemónico y
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