Número 65

120 121 desorientar la voluntad de los pueblos para suje- tarnos a sus caprichos con esa falsa promesa de desarrollo, así como los proyectos de sostenibi- lidad y/o sustentabilidad que pretenden consu- mar el integracionismo propuesto por Alfonso Caso, más los apoyos que traen como canto de sirenas esos entes enviados por delante conoci- dos como fundaciones y organizaciones sociales ajenas a nuestra cultura y coludidas o creadas por el gobierno. Esta pretensión de autoridades coludidas con empresarios de despojarnos de nuestra identi- dad no es nada nuevo pues a la llegada de los invasores también aniquilaron y exterminaron a gran cantidad de hermanos para despojar y apropiarse de la Madre Tierra y sus tesoros, pero lo que sí es nuevo es que los pueblos indígenas nos estamos levantando y organizando para exi- gir nuestros derechos, esos derechos que quie- nes gobiernan y rigen el destino del país nos niegan como sujeto de derecho, mirándonos tan solo como sujetos de atención o públicos según la ignorancia del actual mandatario. En Yucatán hace 3 años inició una avalancha que va creciendo día a día y es la resistencia del pueblo maya frente a los proyectos de despojo. Frente al deseo de los ts’uules de exterminarnos como ayer lo intentaron sus antepasados con nuestros abuelos, nosotros caminamos con nues- tro lema por delante: “La tierra no se vende, ni se renta”. Muuch’ Xiinbal camina a paso firme de la mano de nuestras comunidades presentando la batalla en esta guerra que podría ser la última, si los pueblos indígenas pierden esta batalla frente a las grandes transnacionales y gobiernos, esta- mos destinados a la desaparición total y entonces se colmaran sus ambiciones de vernos solo en museos o realizando cuando mucho representa- ciones folclóricas de nosotros mismos. La lucha de los pueblos originarios es la lucha por la Madre Tierra, la lucha por la vida y es en- tonces la madre de todas las luchas. Por eso, tra- tamos de preservar nuestro territorio tal como decían los abuelos: “Toma solamente lo que ne- cesites, y deja la tierra como la encontraste pues para tocar la tierra; hay que tener armonía con la naturaleza”. Es nuestra filosofía de vida, así vivimos durante miles de años y así deseamos continuar viviendo, siendo lo que somos y como somos: Hijos de la Madre Tierra, los hombres y mujeres del maíz. La lucha por la vida nos llama a todos y todas. Fuente: Eliceo Ek (2018). Si la destrucción y la muerte son el progreso, estamos en contra de eso, necesitamos rebeldía para sanar al país y proteger la tierra que nos cobija cuando morimos María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy

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