Número 65
10 11 de ecosistemas milenarios debido a la expansión de empresas capitalistas textiles, bioprospecti- vas, madereras, mineras, electrónicas, agrope- cuarias, inmobiliarias y de plantaciones; virus provenientes de granjas, mercados y criaderos masivos de animales para engorda y consumo humano y animal. Por sus características propias como entes ge- nómicos mutantes y bajo un escenario en que ya el neoliberalismo había lanzado un fuerte asalto sobre los sistemas sanitarios, médicos, de asis- tencia social y de seguridad, así como de fuertes evidencias de trastornos ecológicos perpetrados por los sistemas comercializadores, las prospec- ciones, las deforestaciones, los extractivismos 3 , los asentamientos urbanos y semiurbanos, que generan degradación ecosistémica y ecorporal. Dichos virus aumentan el riesgo de infección en poblaciones humanas, sobre todo allí donde existe alta densidad demográfica, fuertes cone- xiones y movilidad intensa de sus habitantes. La epidemia internacional del Ébola (enfer- medad asociada a un filovirus altamente letal) que tuvo su centro en países muy pobres de la costa noroccidental de África, pero que se ex- tendió breve y con baja intensidad en algunos países europeos, Estados Unidos y otros más, marcó en 2014 el siguiente ensayo sistémico de las referidas oleadas epidémicas cada vez más peligrosas ya sea por su contagiosidad, su mor- bilidad o su mortalidad. En dicha epidemia de Ébola (segunda oleada de otra anterior a finales del siglo XX) imperó una confusa pero determi- nante actuación dominante y oportunista de las agencias, de las corporaciones, de los organis- mos internacionales, de los Estados nacionales y de las medidas que adoptaron imponiendo sus criterios, sus visiones y, en general, los intereses médico-económicos de la industria bio-farma- 3 El extractivismo lo entendemos como la explotación “salvaje” de gran- des volúmenes de recursos naturales por parte de compañías trasnaciona- les, que se exportan como commodities y generan economías de enclave (localizadas, como pozos petroleros o minas, o espacialmente extendidas, como el monocultivo de soja o palma). Dichas corporaciones se instalan principalmente en países semicoloniales y del tercer mundo mediante arti- lugios y transacciones con gobiernos neoliberales, quedando las poblacio- nes y comunidades donde llegan a merced de dicha explotación y de sus afectaciones medioambientales y socioeconómicas degradadoras. céutica-sanitaria, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la Cruz Roja Internacional, de la ONU, de los Centros de Control y Preven- ción de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y de las Organizaciones No Gubernamentales poderosas e influyentes como la de Bill y Melinda Gates, fueron protagonistas y aliadas en esa imposición (Adame, 2014). Se trata, definitivamente, de ecodemias y so- ciodemias que ya habían prefigurado aspectos sustanciales de la pandemia actual por SARS- Cov2. Siendo así que ésta es la más prevista y pro- nosticada de todos los tiempos por epidemiólo- gos, virólogos, investigadores, asesores, centros médicos, laboratorios, farmacéuticas, empresa- rios, ONG´s, así como por cineastas y literatos. La peculiaridad de la pandemia que padece- mos a partir de 2019 radica, en primer lugar, en que es mucho más globalizada en términos cuantitativos (a finales de mayo de 2021 dan cifras “oficiales” de 16 millones de contagiados y cerca de 3 millones y medio de fallecidos a nivel mundial 4 ) y cualitativos (estrés, desga- no vital, sufrimiento y soledad sociocultural) y con fuertes repercusiones biosociales debido a su contagio comunicacional ( mass media ) y psicoemocional a través del miedo inducido y expandido. En segundo lugar, por las maneras mundiales y mediáticas de contagiosidad que impactan en los diferentes cuerpos individuales y sectoriales –socioeconómicos, etnoculturales, de edad, etcétera–. Así como, en tercer lugar, por su inserción ahora como cofactor en la crisis económica civilizatoria del sistema capitalista; crisis que tiene su contundente manifestación en el lapso de 2008 a 2018 y desde 2019 conver- tida en recesión; y justo es en confluencia cau- sa-efecto en 2020 –con la declaratoria de pan- demia Covid-19 en marzo– que sufre su recaída completa o depresiva. En cuarto lugar, porque 4 La fuente que más se citada respecto a las cifras negras de la Pandemia Covid-19 es la Universidad privada de Baltimore, Maryland (EUA) Johns Hopkins. No obstante la propia OMS ha advertido (22 de mayo de 2021) que la cifra de muertes directas e indirectas está entre 6 y 8 millones; por lo que se deduce que la cifra de infectados también es de 2 a 3 veces mayor a la reconocida por la Johns Hopkinks. entra de lleno como catalizadora y sintetizadora de la época sindémica o pandemia de epidemias en la que se recombinan y retroalimentan múlti- ples epidemias con preponderancias biológicas, biosociales, psicosociales y socioculturales; y donde intervienen co-factores como los siguien- tes: viejos y novedosos microparásitos, ecosis- temas degradados, violencias diversas, sistemas inmunes deprimidos, shocks relacionales y cor- porales, psicoemociones alteradas, etcétera. Así pues, si bien es cierto –como lo he plan- teado en otro texto (Adame, 2000)– que ha ha- bido en la historia epidemias y pandemias de 50, 80 o 100 millones de muertes (que van de los siglos XIV al XVII, del XVIII al XIX o las del siglo XX) no se comparan en términos de crisis epocal (Arizmendi, 2020) con la actual y las que vendrán; y aunque todas ellas pueden estudiar- se causalmente como parte de los Síndromes de Inmuno Deficiencia Impuestos (SIDIS) (Adame, 2020); la fuerza y contundencia crítica del SIDI en curso es, como vemos, avasallador. Los estragos del neoliberalismo y la Covid-19 en México En México el Estado neoliberal y sus políticas, bajo el mando de los partidos revolucionario institucional y de acción nacional (PRI y PAN) despilfarraron la riqueza pública y desmantela- ron el mínimo de bienestar popular con lo cual degradaron los niveles y las expectativas de vida del grueso de la población (Adame, 2011). Se privatizaron los bienes de la Nación; se men- guó significativamente la planta productiva y agrícola nacional; se polarizó abruptamente el acceso a la riqueza social; se subordinaron los Pandemia por Covid-19 (SARS-CoV2). Fuente: https://facultades.usil.edu.pe/
RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=