Número 61

9 A manera de introducción El actual brote de la enfermedad producida por coronavirus, COVID-19, fue notificado por pri- mera vez en la ciudad de Wuhan, China, el día 1 de diciembre de 2019. Al principio, muchos de los enfermos registraban relación con el gran mercado de pescados, mariscos y animales vivos de Huanan, lo que señalaba que el brote podría haber pasado de los animales a los humanos, pues los coronavirus afectan a especies como los camellos, transmisores del MERS-CoV o síndro- me respiratorio del medio oriente; a los gatos, transmisores del SARS-CoV o síndrome respira- toria agudo grave; y murciélagos, a quienes se les relaciona precisamente con la transmisor prima- ria del COVID-19 (CDC,WHO, en internet). El 1ro de enero de 2020 iniciaron las medidas para contrarrestar el brote de dicha enfermedad, la cual, hasta el momento, se había catalogado como un tipo de neumonía viral. Se realizó, ade- más, el cierre del mercado de Wuhan, pues al 3 de enero existían ya 44 pacientes enfermos de gravedad relacionados a dicho lugar; para el día 7 se tenía aislado ya al patógeno y se procedió a secuenciar el genoma, obteniendo los resultados el día 12 del mismo mes. No es sino hasta el día 12 de febrero, que la OMS declara la enfermedad como nuevo pade- cimiento, denominándola como COVID-19 cau- sada por el coronavirus SARS-CoV-2 y el 11 de marzo se le dio el carácter de pandemia. De aquí en adelante hemos visto como el padecimiento ha traído un nuevo comportamiento social, des- de la euforia e incredulidad, el miedo a la enfer- medad, hasta el riesgo desdeñado como medida de insensatez (Shawn, 2020). Así, es el compor- tamiento humano el que dicta, en esta etapa de la vida, cómo y con qué intensidad se propagará la enfermedad. Sin embargo, también estará mode- lado por las estrategias que siguen los gobiernos para subsanar la presente crisis de salud y por los sistemas de salud en sí, los cuales no están pre- parados para atenderla. A decir de Juárez Flores (basado en Martínez Silva en internet), existen cuatro modelos generales que han seguido los gobiernos para contrarrestar la pandemia a nivel mundial: la ortodoxia actualizada, la tecnología poblacional, el seguimiento de historia natural de la enfermedad y el modelo de vigilancia para fenómenos generalizados (modelo centinela); modelos evaluados de la siguiente manera: La ortodoxia actualizada es el modelo aplicado principalmente en China, Rusia y Cuba. Es este un modelo restrictivo en el que las respuestas a la epidemia son: cuarentena obligatoria, cierre de fronteras, análisis a enfermos y cercos sani- tarios, cancelación de eventos y actividades ma- sivas como en escuelas, festivales, congresos, reuniones familiares, etc., en general, impidien- do la movilidad, se detiene la propagación de la enfermedad desde el momento en que se tiene conocimiento de ella. La respuesta poblacional es clara debido al gran control que se tiene sobre la gente y por las fuertes sanciones con las que se castiga a los que rompen las normas sanitarias. Sin embargo, este modelo conlleva detener casi por comple- to la economía de los países, causando fuertes implicaciones sociales. Observando la figura 1, tenemos el claro ejemplo chino, en el cual, a ni- vel de infectados por millón de habitantes, no se han superado los 60 casos/día, contrario a lo que sería un desarrollo lógico de la enfermedad en una exposición sin control en el país más pobla- do del planeta: entre más habitantes mayor sería el índice de contagiados. Esto nos lleva al segundo caso señalado por Juárez Flores (en internet), el modelo de tec- nología poblacional, practicado por países como Corea del Sur, Singapur y Hong Kong. Consiste en realizar la mayor cantidad de pruebas para ir mapeando el desarrollo del contagio en la pobla- ción y ganar la carrera de la distribución de la enfermedad, permitiendo que la gente y gobier- no conozcan y tomen decisiones al ir dándose paulatinamente su expansión. Esto obliga tam- bién al ciudadano a estar íntimamente conecta- do a los sistemas tecnológicos e informar sobre su situación personal a los centros de salud es- tatales. Así mismo, la población debe tener los recursos y la educación suficiente para mantener la retroalimentación, y el gobierno debe poseer

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