Número 61

70 mas décadas, todo porque hemos sido forzados a pausar la maquinaria. Son buenas noticias: he- mos descubierto que la Vida se puede regenerar rápidamente si le damos la oportunidad. Pero sin cambios estructurales este respiro para la Tierra será fugaz. Como señala Kavita Byrd , otra cosa positiva que nos ha enseñado esta crisis es que nuestros gobiernos son capaces de tomar rápidamente medidas radicales aún a costa de hacer grandes sacrificios económicos a corto plazo. No lo han hecho con otros colapsos ecológicos inminentes porque no son tan evidentes ni juegan tanto con nuestra psique colectiva como un virus asesino . Pero ahí están, cobrándose vidas, y el virus nos ha enseñado que los desequilibrios en el Sistema Tierra nos afectan a todos, incluso a los ricos, y llevar a cabo estos cambios es posible y está en beneficio de todos nosotros. Como última señal de oportunidad, la caída en los precios del petróleo probablemente será prolongada y sacará del juego a muchas empre- sas cuyos costos de producción rebasan los pre- cios del mercado. Algunos países como Rusia y Arabia Saudita pueden producir petróleo por menos de 10 dólares el barril, pero otros países y empresas donde el costo de producción es más alto (y México es uno de ellos) probablemente no puedan volver a mirar al petróleo como una fuente confiable de divisas. El petróleo pesado que produce Venezuela y el “shale” que produce Estados Unidos también se han vuelto un terre- no de inversión demasiado riesgoso y con más pérdidas que ingresos. Quizás es una oportuni- dad para que por fin se cancele el ya más que evi- dentemente absurdo proyecto de la refinería en Dos Bocas. Y si bien no está herida de muerte, la industria petrolera sin duda habrá perdido parte de su poder e influencia respecto a la década pa- sada, con pocas compañías compitiendo entre sí, con los precios y las ganancias sostenidamente bajos. Aunque el petróleo barato significa energía barata para una sociedad empobrecida, este mo- mento también es, tanto para las naciones como para la industria, una oportunidad para moverse hacia el mercado de las energías limpias. Cuando el paso de la industria parecía im- parable, se ha abierto una ventana de oportu- nidad. Probablemente es la última. Si en algún momento tendremos la oportunidad de exigir un cambio de rumbo a nuestros gobiernos y de poner en práctica uno en nuestra propia vida cotidiana, es ahora. En medio de toda la pan- demia, este es un momento de esperanza para el mundo. Dentro del corazón de la Humanidad está el potencial para convertirnos en los guardianes de la Tierra, utilizando nuestros conocimientos y tecnología para procurar su bienestar y equili- brio, pero solo podremos asumir ese rol cuando dejemos de ver a los otros seres vivos de este planeta como recursos y los empecemos a apre- ciar como la familia que son. ¿Cómo podemos hacer más grande el círculo que traza la palabra nosotros? ¿Podemos hacerlo lo suficientemente amplio para que vaya más allá de débiles iden- tidades raciales y nacionales y nos incluya a to- dos? No solo a todos los seres humanos: ¿a todos los seres vivos de este planeta? El coronavirus ha sacudido profundamente nuestras creencias en el mundo. Es momento de que la crisis que ha derrumbado viejas certidum- bres se convierta también en impulso para ima- ginar nuevos mundos, nuevas normalidades. Porque hoy queda claro que la nueva normali- dad que necesitamos es una en la que el procurar a todas las formas de vida y al equilibrio natural de nuestro planeta Tierra sea el propósito fun- damental de nuestros sistemas y articulaciones sociales, no el dinero. Esa es hoy la gran y única lucha , y a eso se resume todo. ¿Podemos imaginarnos un mundo así? Si se cumplen los pronósticos del IPCC y en 2030 superamos el umbral de calentamiento de 1.5 °C, estamos iniciando ahora mismo la última década del Holoceno. Que el coronavirus sea una sacudida providencial para que la década de los 2020s sea recordada mejor como la década en la que nos dimos cuenta, y emprendimos el cambio justo a tiempo. Este es el momento para exigir el cambio y para implementarlo en nuestras vidas. Es ahora o nunca.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=