Número 60

85 rias y colegios de ciencias y humanidades ha sido intermitente, pero en ningún caso lleva más de 6 meses. Aun así, ya se consiguió plasmar normati- vamente un cambio estratégico en la lucha contra la impunidad, que no lo es todo, pero es un avan- ce sustantivo en la erradicación de las violencias contra las mujeres universitarias todas. Es decir, el movimiento logró que el Consejo universita- rio, máximo órgano de representación y toma de decisión colegiada de la UNAM, diera respuesta a una parte de las demandas al aprobar que se refor- maran los artículos 95 y 99, no de un reglamen- to, sino del Estatuto General (UNAM, 2020); con estas modificaciones se plantea un total rechazo a la violencia de género, al considerarla una falta “especialmente grave”. La importancia de este logro, no solo radica en que se vuelve una herramienta para atacar la im- punidad, sino porque en la construcción de legali- dades, también se van configurando las subjetivi- dades socialmente potables (López López, 2012). El proceso requiere continuar haciendo modifica- ciones en la institución a todos los niveles (Suárez Zozayar, 2020), nadie espera que al ganar esta ba- talla se pueda descansar, porque lo que se tiene claro es que seguimos en el lugar de la resistencia. ¿Qué aportan los feminismos o cómo analizar desde el feminismo lo que pasa ahora? Para ir cerrando nuestro planteamiento colecti- vo colocamos algunos elementos que nos permi- tieron pensar y trenzar las reflexiones: - Cuidado: los cuidados los entendemos múl- tiples, se han generado de diferentes maneras en todos los escenarios latinoamericanos de luchas, tanto en el Paro, en las marchas y en las asam- bleas, cuando llegaron los indígenas/caminantes/ población participante de las asambleas comuni- tarias; cuidado de nuestros/as heridos/as, de los/ as perseguidos/as; al cuidar la memoria de nues- tros/as muertos/as y con el cuidado del espacio que estamos construyendo. Estas lógicas de cui- dado además de verse en las calles se plantean al elaborar las propuestas económicas sobre Segu- ridad Social/resoluciòn de crisis económica des- de la economía del cuidado declarando la deuda ilegítima así el PIB incluye el trabajo que ponen en el campo los campesinos y campesinas que alimentan las ciudades, o el trabajo reproductivo que sin salario realizan en su mayoría las mujeres. - Acuerpamiento: Gutiérrez lo plantea como “la capacidad de asociarnos para fines específi- cos. Es decir, suspender la diferencia en el mo- mento de reunirse para poder cultivar el vínculo que nos permite crear una acción común. Por eso decimos que cultivamos cercanía y gestionamos distancias. Cultivamos cercanía para pelear y de- nunciar una acción, y gestionamos las distancias para vincularnos con las otras. Eso nos permite reconectar con la fuerza colectiva y a cada quien le permite reconectar con su capacidad de fuer- za. Por eso hablamos de acciones coproducidas” (Barber, 2019) - Feminismo de la práctica cotidiana. Estos se dan dentro y fuera de los espacios de militancia, dentro y fuera de espacios para y con mujeres, a nivel individual y colectivo. Estos feminismos a través de acciones interpersonales presenciales o por las redes sociales, construyen disputas de po- der, así como lazos sororos . A su vez, recrean vín- culos y modos de hacerlos. En esas prácticas se recrean los desafíos frente a lógicas ya instaladas, nuevas problematizaciones frente a lo instituido que dinamizan la fuerza colectiva, nacional, re- gional o mundial (como demostró el Performance de Las Tesis, el #noesno, #yositecreo). - Autonomía simbólica /reflexión trenzada: coincidimos con Gutiérrez en que esta se cons- truye al “Ser capaces de manejar la ambigüedad en la presencia. De este modo, comenzamos a habilitar un espacio de significación que nos está permitiendo construir una autonomía simbólica. No es que esto no haya pasado antes, pero ahora sucede de manera masiva y radical. La lucha es por la vida y contra todas las violencias patriar- cales. En una forma distinta de hacer política, podemos ir tejiéndonos, podemos trenzarnos y prestarnos fuerza entre unas y otras. Es una lucha feminista en marcha y que revitaliza los conteni- dos antipatriarcales de la lucha” (Barber, 2019). A la vez permite ver semejanzas y diferencias entre los procesos, respetándonos, reconociéndolos y

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