Número 60

84 talismo (la megaultra en el Consejo General de Huelga de 1999, los terroristas musulmanes, los neonazis), más que a las causas de feminismo. 7. En varios espacios hay hombres que han pregun- tado cómo se pueden integrar a la lucha y apoyar, de manera honesta, cariñosa y legítima . A ellos les digo que no desesperen, que parte de apoyo que ahora necesitamos las mujeres es el respe- to a los espacios que históricamente se nos han negado , que nos estamos apenas empezando a escuchar y reconocer. Ustedes pueden empezar por cuestionar a sus pares si identifican en ellos actitudes machistas . Justo las mujeres no busca- mos que un hombre nos cuide o nos apoye, sino que queremos no necesitar protección cuando vayamos por las calles. A ustedes les digo que su ayuda valiosa por ahora tal vez consista en tener paciencia y trabajar para que en los espacios en lo que están, platiquen sus posturas y denuncien situaciones de abuso. 8. Ese argumento de que en el capitalismo se mata a todos, y que los hombres también son víctimas de la violencia es un argu- mento que minimiza, en los hechos, que los cuer- pos de las mujeres han sido el espacio último don- de ese capitalismo toma forma . Ese capitalismo no sólo mata mujeres, también les pide, todos los días, que se desvanezcan: tienen que perder ki- los, arrugas, años, llantitas, vello, cejas... Es como si en la lucha por los derechos de los negros, los blancos gritaran que también eran explotados. 9. Solo quien ha sentido rabia e impotencia ante las agresiones (de cualquier tipo) a mujeres, puede entender (aunque no justifique) las formas de lucha que parecen políticamente incorrectas . Esa rabia de ver cómo sale un agresor libre, pasar por la revictimización en las agencias del ministerio público, esperar meses para que un caso de agre- sión tome cauce legal (yo hice una denuncia “por las vías de las buenas formas”, es decir, en las ins- tancias correspondientes desde octubre del año pasado y en dos de tres instancias de denuncia no se ha hecho nada). En síntesis, bienvenida esta visibilización del problema que nos hace hablar de ello en la so- bremesa, que nos hace voltear (a veces en forma suave y cariñosa, a veces como si recibiéramos una cachetada) a las violencias que hemos su- frido como mujeres o que hemos ejercido como hombres (y mujeres). Bienvenida esa lucha que tanta falta nos hacía, como el aire mismo.” 33 Visto desde un análisis menos introspectivo, el reconocimiento al movimiento del feminismo separatista en la UNAM, pasa por comprender la dimensión de los logros que está teniendo, al ha- cer que un aparato extremadamente jerárquico, que históricamente se ha excusado en su buro- cratismo institucional, responda a sus demandas. Se trata de una respuesta tardía e insuficiente y por eso no termina ahí la lucha (Arias, 2020; Suárez Zozayar). Sin embargo, es digno de reconocimiento que el movimiento feminista no solamente es estu- diantil, ni se agota en el feminismo separatista, pero es esta expresión (con la radicalidad de sus demandas y sin dejar de valorar el contexto polí- tico particular del país), la que ha conseguido que se mueva el aparato que, en otras ocasiones con argumentos legaloides, ha evitado dar respuesta satisfactoria a las demandas estudiantiles de las últimas décadas. Es básico notar que lo ha logra- do, a pesar de que esos movimientos fueron cobi- jados por una proporción mucho más amplia de la comunidad universitaria que activamente partici- pó en la lucha por la gratuidad de la educación. Es así que, la huelga de 1987, ni el congreso universitario de 1990 que derivara de ésta, ni la larga huelga de 1999 (Meneses Reyes, 2020) con- siguieron más que acuerdos parciales que, de ma- nera limitada, derogaron artículos dentro de un reglamento general y con ello contuvieron la im- posición neoliberal de políticas financieras para la educación pública en el nivel medio superior y superior que pretendían institucionalizar las vías de la privatización del derecho a la educación. En contraste, este movimiento feminista, como mo- vimiento activo, no ha cerrado más del 20% de las entidades que conforman la UNAM. Por otro lado, el cierre de facultades, escuelas preparato- 33 Se agradece el texto compartido por Luz Arely Carrillo Olivera “Reflexiones personales de la participación en el movimiento del feminis- mo separatista”. Facultad de Ciencias. UNAM.

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