Número 60
83 La conciencia del ser “nosotras” tiene posi- bilidad de emerger en el encuentro plantearía (Bleichmar, 2008); entonces, “el encuentro” es un paso crítico para poder imaginar que se puede transformar el sistema social y derrotar al patriar- cado. Este sistema que, como sabemos es de las fuentes primarias de la violencia estructural, de la que emanan todas las expresiones de violencia hoy existentes. ¿Ingenuidad y torpeza creer que quien busca votos y legitimación, o simplemente golpetear a otro grupo de la elite política, puede alcanzar conciencia de sí? Tal vez, pero tiene un fundamento ontológico: si dejamos de pensar que las y los adversarios son seres humanos, con ca- pacidad de “ser tocados” como iguales, de empati- zar, de acuerpamiento, de solidaridad, de genuina indignación, de compromiso y sororidad, quizás hayamos perdido la oportunidad de replantear el feminismo de izquierda . Esto no significa que el llamado “feminismo radical” que rechaza toda postura distante de la suya, esté siendo cuestionado en este análisis. Al contrario, ir tejiéndonos, trenzándonos y pres- tándonos fuerza entre unas y otras es un princi- pio que parte de reconocer los aportes de todas las luchas. En esa línea, el feminismo separatista , por ejemplo en el movimiento universitario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), debe ser reconocido. Se recupera, en ese sentido, parte de la reflexión de una partici- pante del movimiento: “La discusión de los espacios y actividades se- paratistas obviamente no termina acá, pero les puedo decir que: 1. Durante el paro feminista en Ciencias tuve una vivencia muy diferente, que nadie me pudo haber contado, al estar en un espacio donde las mujeres nos sentíamos seguras y protegidas . Ahí nos escuchamos y nos pudimos abrazar y cobi- jar frente a historias terribles de abuso, acoso y agresiones. Supongo que es una experiencia que los hombres tienen en lo cotidiano, no tienen que estar volteando a todos lados para ver si los si- guen, no piensan todas las mañanas al vestirse si su atuendo les traerá malos momentos. 2 . El separatismo es parte de un proceso de mirarnos y reconocernos en otras , para construir propuestas propias que luego compartiremos con toda la co- munidad. Esta mirada transformadora inicia con el reconocimiento de nuestros iguales plantearía (Bleichmar, 2008). 3. Es obvio que la solución a la violencia de género requiere la participación de todos. Esta exclusión de espacios es parte de un proceso necesario de reconocimiento . Por lo de- más, por siglos ha habido espacios separatistas exclusivos de hombres, que no parecen moles- tar a los que ahora vociferan para ser tomados en cuenta. 4. La violencia de género no es sólo la violación , como pretenden argumentar algu- nos y, tristemente, algunas. La violación es sólo el último paso de una cadena que empieza con pequeñas agresiones verbales, con interrumpir la idea de una mujer, con no escuchar sus argumen- tos, con dejarla esperando sin avisar, con hacerla sentir menos, con humillarla en público o privado con supuestas “bromas”, con sostener que las fe- ministas necesitan “ir a un sicólogo”, con permi- tir, justificar, tolerar y minimizar las expresiones machistas (“te voy a presentar a un cabrón para que te ponga una buena cogida y se te pase el mal humor”), con estar convencido de que una mu- jer sólo está realizada cuando tiene pareja y en caso contrario, está incompleta. 5. El minimizar otros tipos de violencia de género es ser cómplice de las causas que culminan con una violación o un feminicidio. Los agresores no son enfermos o locos, son hijos sanos de un patriarcado que es ejercido no sólo por hombres, sino también por mujeres. 6. Es claro que la reivindicación de las causas feministas no es una declaración en con- tra de los hombres . El esgrimir el argumento de que “el capitalismo busca la división de hombres y mujeres para evitar la lucha conjunta” es una falacia y nos hace parte del problema. Por un lado, esa división debe ser entendida primero como los que ejercen el patriarcado (sean hom- bres o mujeres) vs. los que lo padecen . Segun- do, en lo que podemos estar de acuerdo, es que todo movimiento que se vuelve fundamentalista no construye demasiado, entonces la crítica, en todo caso, puede ser a las formas de fundamen-
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