Número 60
74 En este paro vimos cómo los movimientos de mujeres han aumentado. Todas: abuelas, madres, hijas, estudiantes, trabajadoras, vecinas, amigas, novias, amantes, todas salimos a la calle, de los ba- rrios, las casas, los colegios y los trabajos. No que- damos igual. Sabemos que lo que pasa en nuestras vidas ocurre por un sistema que puede cambiar; nos acuerpamos, hicimos la memoria de las lu- chas sociales, llevando a flor de piel las arengas y caceroleamos las luchas. La cacerola que no falta en ninguna casa, nos trenzo; nos aglutinamos con los demás en las calles, con canciones y críticas al estado, se perdió el miedo a la represión. Las lide- resas muestran su potencia feminista, las colecti- vas enlazan acciones para movilizar. NO cedimos la voz; somos, estamos y vamos haciendo tramas feministas. Los movimientos de mujeres van más allá de una mera reforma a la democracia, como lo plantearon las afrodescendientes y lideresas Francia Márquez y Sirley Vergara 21 . Los movi- mientos de mujeres en Colombia son la esperanza de un futuro sin violencia y de un presente con la contundencia de la memoria. Qué pasa en Brasil: una mirada feminista A lo largo de 2019, nos enfrentamos a un go- bierno cuyas políticas apuntaban a una radica- lización autoritaria de los procesos de concen- tración de la renta y del extractivismo colonial. Al mismo tiempo, la izquierda populista mayo- ritaria apuesta reiteradamente por alianzas con sectores que van desde las grandes oligarquías políticas y económicas hasta la clase obrera or- ganizada, limitándose a la inclusión social a cor- to plazo a través del mercado 22 Estos son sínto- 21 https://www.democracynow.org/es/2018/5/23/la_lucha_ de_la_activista_afrocolombiana 22 https://brasil.elpais.com/opiniao/2020-02-10/como-a-es- Brasil. El derecho a decidir. Foto: Mídia Ninja
RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=